ℳ│Calista Dione Grindelwald Rosier. Nieta del más temido mago oscuro, de todos los tiempos. Gellert Grindelwald.
Sangre pura, perteneciente a los sagrados 28 debido al complicado linaje familiar de su abuela materna. Con una fortuna que deja mucho...
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𝘾𝘼𝙋𝙄́𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙐𝙉𝙊 ━━━━━━━━━━━━
¡CAMINO A HOGWARTS!
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℘. UN SOMBRÍO ASPECTO MACABRO SE ASOMO por la gruesa capa de neblina, prohibiendo a los azulados ojos de Calista observar con claridad y poder distinguir de quien se trataba aquella presencia. La brisa fría de una repentina corriente de viento acaricio su pálido rostro, consiguiendo despejar con ella el espeso nublar. Su corazón martillo fuertemente amenazando con salir de la caja tóraxica al reconocer la identidad del ente frente a ella.
-Veo que tu conciencia sigue tan hueca como la última vez que entre, Cali.
Tragó gruesamente sintiendo como su cuerpo se paralizaba y los vellos de sus brazos se erizaban con ellos. El parecido a ella era totalmente impactante, se podrían decir que eran exactamente similares. La misma persona frente a la otra, diferenciada solo por lo deteriorada que se veía la recién llegada.
El cuerpo frente a ella era mucho más delgado del que Calista tenía. Los huesos de la infiltrada se encontraban más que tallados en la fina capa de su piel, elemento que parecía ser gris de lo pálida y sin vida que se observaba a la vista. Los ojos de un negro opaco, demostrando ningún sentimieto de por medio reflejados en ellos, Calista podía jurar que al observar veía un agujero negro en ellos, no tenía fin. Los pómulos pronunciados, con unos huecos sorprendentemente hundidos en las mejillas y unas ojeras que demostraban no haber dormido bien por siglos.
Se veía completamente destruida, tan mala era su apariencia que Calista llegó a sentir un poco de lastima por ella, pero lo que la desconcertó sin duda fue la considerable diferencia de edad entre ambas. Si bien no era mucha, se podría diferenciar fácilmente quien era más mayor que la otra.
Una perturbadora sonrisa apareció en sus labios, reliciendo las blancas perlas brillantes que dislumbraban en su boca.
De Calista no salía ni la más mínima palabra de ellos. Acción que no llegó a pasar por alto frente a su copia, quien sólo disfruto y con gracia en sus palabras pronunció.
