Capítulo trece

44 6 0
                                    

Cobrando conciencia de mi cuerpo me despierto y me desperezo cuando noto que a un lado tengo a Zeus, intento zafarme de su agarre, pero su agarre es muy fuerte, una vez liberada, me levanto y veo a Kade, acostado en el sofá que se encuentra en fre...

Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.


Cobrando conciencia de mi cuerpo me despierto y me desperezo cuando noto que a un lado tengo a Zeus, intento zafarme de su agarre, pero su agarre es muy fuerte, una vez liberada, me levanto y veo a Kade, acostado en el sofá que se encuentra en frente a mi cama, durmiendo plácidamente.

Probablemente, una vez llegamos aquí se adormecieron al instante debido a la falta de energía por la competencia y también por las cantidades abismales de alcohol que habíamos ingerido.

Dejó lentamente mi habitación con miedo de despertarlos y voy camino a la cocina para prepararme mi tan amado café, es mi pan de todos los días, mientras se calienta me dirijo hacia la alacena donde almaceno los medicamentos, siento mi cabeza palpitar, y sigo viendo borroso, ¿es posible estar de resaca y a la vez borracha? Parece que sí.

Estoy sentada en la mesa redonda de la cocina cuando siento pasos, ya sé identificar que son los pasos de Zeus, camina como si estuviera marchando, determinado y a un ritmo en particular.

—Buenos días— dice mientras apoya sus manos en mis hombros haciéndome masajes.

—Buenos días— suelto un gemido de placer cuándo sus manos hacen contacto en una zona donde tengo un nudo y me lo deshace —por favor continúa lo que sea que estés haciendo.— le digo mientras cierro los ojos.

Es muy bueno dando masajes, sus fuertes manos saben tocar con exactitud los puntos que me incomodan.

—A sus órdenes diosa del corazón— me dice juguetonamente.

Me hace recordar la primera vez que nos encontramos, donde reconoció los orígenes de mi nombre, le sonrío, aunque estando de espaldas no puede verme.

—Si pudieras hacerme siempre sería la hostia, dios supremo— le digo repitiendo las palabras que utilizó hace lo que me parece a mí ahora una eternidad, cuándo le hice las trenzas por primera vez.

—¿A que lo sería no? — dice riendo repitiendo mi respuesta de hace un tiempo y luego añade inmediatamente—solo tienes que pedirme, sabes que haría lo que sea que me pidas. — dice en tono bajo pero firme.

Me quedo en silencio por sus palabras, reflexionando, no se sí se refiere a masajes o si va más allá de eso, tampoco pregunto.

Está alrededor de diez minutos más haciéndome masajes, casi al punto de dormirme, porque sus manos parecen ser mágicas me encuentro divagando en cómo se sentirá al tener sus manos tocándome, más allá de los hombros, pero descarto esos pensamientos de inmediato, porque Kade irrumpe en la cocina.

—Buenos días estimada— dice dirigiéndose a mí mientras se sienta enfrente a mi en la mesa redonda de la cocina—buenos días Z—añade dirigiéndole una mirada a Zeus.

Me levanto dispuesta a servirles café, tomó las tazas, es algo alto, por lo cuál me dispongo a agarrar una silla para agarrarlo, cómo hago siempre pero Zeus me frena y me dice
—deja lo hago yo.



Diosa del RingOù les histoires vivent. Découvrez maintenant