Donde Narumi quiere cumplir el sueño de su padre y abrir su propio bar luego de conocer todas las frutas del mundo. Para buena suerte, en su camino se cruza un capitán un poco fuera de lo común y tiene un amor inesperado.
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La pelirroja llevaba evitando todas las preguntas de Luffy desde que zarparon, pero era prácticamente imposible, llevaba media hora preguntando lo mismo de cien formas diferentes y Zoro no se quedaba atrás, él estaba atento esperando la respuesta de la chica. Pero Nami pedía constantemente silencio para lograr abrir la caja.
-Bueno qué tal si cambiamos el tema de cómo se curó mi herida y mejor me cuentas porque eres tan elástico ¿Naciste así? - se apegó al borde de la cubierta y vio el mar.
- Comí una fruta del diablo, específicamente la fruta Goma Goma así que si, ahora soy de goma- la confesión te dejo sin palabras, tenían algo en común al parecer- ¿Qué hay de ti? ¿Como es que ni siquiera te dejo cicatriz? ¿Y cómo es que tienes una espada?
-bueno...
-Lo voy a repetir una vez más, necesito absoluto silencio.
-no se diga más Nami, lo siento- y la pelirroja hizo un gesto de cerrar su boca y colocar un candado
-Podrían callarse, intento dormir.
-Oh ¿Te despertamos bello durmiente? - la pelirroja no pudo evitar soltar una pequeña risa.
- ¿No te gusta lo que vez? Voltéate
-A mi si me gusta- la de ojos amarillos al ver que Zoro volteaba a verla le guiño un ojo y Zoro no pudo evitar pensar "¿Por qué me hace sentir así?".
De repente un sonido los sobresalto, o más bien los emocionó. Lograron abrir la caja fuerte al fin, luego Nami explico a todos sobre la gran ruta, pero por supuesto antes Luffy volvió a sugerirle ser la navegante de su tripulación.
Algo sonó muy fuerte y salieron a ver que era, pero solo lograron ver un humo rojo, pero casi inmediatamente Nami y Zoro perdieron la conciencia, volvieron a entrar mientras Luffy agarraba el mapa, al ver que el chico se lo tragaba ella se sorprendió, pero tenía que confesarle algo.
-Soy prácticamente inmortal, si en algún punto llegan a intentar dañarme no te preocupes y no digas donde está el mapa- el asintió y al acercarse ambos a la ventana vieron una bandera pirata.
Su aventura sin duda había comenzado.
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