III

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*

No había otra cosa que estresara más a Denki que hacer tarea.

Cuanta más información recibía y debía retener, más sentía que su cerebro se fundía y derretía. Sin embargo, obtener una calificación decente era más que satisfactorio, y últimamente estaban siendo cada vez más seguidas. Y no era para menos si Bakugo lo había estado ayudando desde que comenzó el segundo año, así como al resto del grupo.

Lo que antes era solo una tarde de estudio con Kiri, se convirtió en reuniones entre los cinco. Y a pesar de las quejas de Bakugo, Denki sabía que él los echaría de su cuarto si es que de verdad odiara la idea de estar con ellos. Por el contrario, se había dado cuenta que Bakugo podía ser sumamente paciente con ellos y buscaba formas de simplificar la explicación de los profesores.

Denki se alegraba de tenerlo como amigo, a pesar de que Bakugo se negara a admitirlo.

Aún así, Denki siempre señalaría el obvio favoritismo de Bakugo a Kiri. ¡Vamos, podía ser más sutil! A veces llegaba a sentirse fuera del lugar cuando estaba solo con los dos; era una atmósfera peculiar y de la que Denki se sentía mal cuando la interrumpía de casualidad.

Como en ese momento.

Tras cinco horribles horas de terminar el terrible ensayo que Aizawa les había mandado a hacer, Denki iba de camino al gimnasio a despejarse un poco entrenando. Había estado mejorando la puntería de su peculiaridad en los últimos meses y quería mantener esa racha.

Sin embargo, cuando se estaba por llegar a la entrada, pudo percibir los murmullos de dos voces.

Se asomó un poco para confirmar si era quiénes creía, y sonrió al ver los mechones rubios y rojizos que tanto conocía.

—Te dije que me avisaras cuando era demasiado, maldición. —El siseo de Bakugo fue suficiente para que Denki dudara en entrar.

No podía ver del todo bien, pero parecía que el brazo de Kiri estaba extendido hacia Bakugo, quien envolvía una especie de cinta alrededor. No, espera, eran vendajes.

—Estoy bien —dijo Kirishima—. No es para tanto.

—Estabas sangrando, idiota. Sí es para tanto —gruñó Bakugo. A pesar de la aspereza de su voz, sus manos enrollaban con delicadeza las telas sobre la piel del pelirrojo.

—No pongas esa cara —dijo Kirishima. Denki frunció el ceño tratando de ver bien qué estaban haciendo—. Katsuki, está bien. Mi Unbreakable tiene que durar más; eso es todo.

¿Katsuki?

—No seas idiota. Todavía tienes un límite, imprudente. Joder, voy a tener que poner un cronómetro para saber cuándo detenerme y no lastimarte.

Eso hizo reír a Eijiro.

—Aw, si los demás vieran lo cuidadoso que eres.

—Cállate, Eijiro.

¿Eijiro?

Denki parpadeó sorprendido.

¿Qué demonios? ¿Desde cuándo se llamaban por sus nombres de pila?

De Kirishima lo esperaba, incluso había veces en las que Denki y él se llamaban por sus nombres. Pero Bakugo... que te llamara por tu apellido ya era un milagro, y aún así era algo que normalmente lo tenía guardado solo para Kirishima.

—Cállame —dijo el pelirrojo para sorpresa de Denki.

Oh.

Oh.

Denki pestañeó varias veces. Por un momento, sintió que el cerebro acababa de tener un corto circuito. No porque estuvieran juntos; sería estúpido pensar eso —a él también le gustaban los chicos—, sino porque Denki no se había dado cuenta de absolutamente nada.

Claro, Bakugo siempre había tenido un trato especial con Kirishima, pero había una línea muy grande entre ser amigos y ser pareja.

Habían sido sutiles, notó Denki. Los gestos de Bakugo hacia Kiri no habían cambiado y viceversa. Acaso Kirishima lo abrazaba o se apoyaba en el hombro del rubio, pero eso no era algo de lo que se abstuviera antes. De hecho, su amigo siempre se había caracterizado por tener sus manos encima de cualquiera de ellos, así que no era ninguna novedad.

Se preguntó por qué no habían dicho nada. Realmente no creía que era por una cuestión de homofobia. ¡Vamos, Aizawa sensei jamás lo permitiría! Además, varios de sus amigos en el aula habían salido del armario, incluido él mismo y Kirishima como bisexuales. Tal vez era por Bakugo... O tal vez porque no querían ser la pareja sensación del aula y víctimas de la avalancha de preguntas de todos...

Cualquiera de las dos opciones válidas tenían sentido.

De repente, vio las siluetas de los rostros de sus amigos acercarse. Sudando de los nervios por su nuevo descubrimiento, Denki no quería ser testigo de la respuesta física de Bakugo, así que caminó de espaldas antes de salir corriendo hacia Heights Alliance. Probablemente Hanta aceptaría jugar una partida de videojuegos con él. No tenía apuro de entrenar. Todavía podría hacerlo al día siguiente.

*

*

*

Vamos progresando en su relación. ¡Vivan los novios!

El próximo capítulo es de mis favoritos, así que atentos la otra semana.

¡Nos leemos!

Especial para Katsuki | KiribakuWhere stories live. Discover now