capítulo 03

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Si bien tenía muchas preguntas por delante no lograba articular palabra, apoyó su codo en el mesón seguido de su mejilla que la apoyó en su mano mirando la anatomía del alfa como este se movía al cocinar, vaya que era un espectáculo para sus ojos, no era muy común mirar un alfa que parecía esculpido por los mismos dioses en la cocina, sus manos gruesas y grandes sosteniendo los sartenes, cucharones, la agilidad y firmeza para sostener el cuchillo al cortar las verduras, sus labios al envolverse en la orilla del vaso al beber el whisky.... y, ¡Dios!, su manzana de Adán moviéndose ligeramente al atravesar el líquido su garganta, ese Dios griego le estaba haciendo el desayuno personalmente se sentía muy codicioso en ese momento. 

-¡Lo siento me quedé dormida!-

Mierda, la manzana de la discordia... todo un escenario formado en su cabeza, toda su fantasía de desayunar y luego invitarlo a follar locamente, en la ruina, nunca le molestó tanto mirar una cabeza con cabellos revoltosos y desordenados rosados, hacer su gran entrada por aquellas puertas, si tuviera un sartén a la mano se lo hubiera lanzado en pleno rostro con tanta fuerza para que cayera inconsciente en el suelo quizás aún podría hacerlo los sartenes sólo estaban a algunos pasos. 

 
-Mina llegas justo a tiempo, hice el desayuno para los tres- La sonrisa de la fémina se extendió por completo adentrándose a la cocina, sentándose en otro taburete al otro lado del mesón -Katsuki ¿estás bien? Me tenías muy preocupada ayer, dime que ya te encuentras mejor-

De acuerdo no le lanzaría el sartén, o al menos no todavía, asintió con la cabeza -estoy bien- respondió sin dar más detalle, realmente no había mucho que decir o que quisiera decirle a la rosada tampoco es que quisiera que indaguen más en su vida personal suficiente tenía ya con ambos allí en su casa.

En silencio Eijiro sirvió a cada uno de los presentes el desayuno contando consigo mismo, se quitó el delantal de la cintura dejándolo colgado donde minutos antes lo encontró, caminó de regreso con su amigos para acto seguido sentarse en otro taburete dispuesto a comer, finalmente los tres presentes comenzaron, el único sonido que se escuchaba eran los tenedores chocando contra los platos de porcelana cada quien mantenía su atención en su propia comida o eso intentaban.

-....- el omega alzó su mirada, se cruzó de piernas dejando el tenedor y cuchillo a un lado, limpió con una servilleta su boca seguido tomó algo de jugo, se aclaró la garganta llamando la atención de los otros dos -como mierda cambiaste tanto- apuntó a Kirishima, tenía que obtener respuestas de un modo u otro, primero si bien estaba feliz por que su bebé tendría ojos rojizos, en las características del papel del alfa jamás especificó que el color real del cabello de este fuera negro y no rojo, esperaba que su bebé saliera con un color de cabello naranja tan hermoso como la melena de un león o el atardecer.... pero ahora tendría que esperar y aspirar a que su futuro bebé  no tuviera un color de cabello negro quemado, ese color de cabello y ojos rojos, definitivamente no quedan, parecería un pequeño demonio, de haber sabido ese pequeño detalle habría elegido al rubio de ojos color cielo una heterocromía no le hubiera quedado mal a su bebé.

-bueno...- acarició su nuca riendo dejando a la vista aquellos dientes puntiagudos -mi actual pareja es entrenadora de gym ella me ayudó a superar muchos de mis problemas de inseguridad, actualmente también soy entrenador quiero ayudar a todos aquellos jóvenes con baja autoestima por como se ve su físico-

Si, dejó de escuchar cuando llegó a la parte "actual pareja" quizás fue mucha información con la que lo bombardearon que no logró procesar toda, tal vez ahora él quería darse con la sartén en la cabeza hasta olvidar lo que acababa de escuchar o para comenzar no debió haber hablado; sin embargo, mientras él seguía en sus más remotos pensamientos, la rosada tosía jadeando tratando de que el trozo de carne bajara de su garganta donde se quedó atorado al escuchar la declaración del alfa y es que como no le iba a sorprender tal afirmación al recordar lo que presenció en la noche anterior, alcanzó la jarra de jugo bebiendo directamente logrando su objetivo de no morir ahogada. 

-suficiente- respondió Katsuki levantándose del taburete -ordenen este desastre que hicieron, largo de mi casa- miró los trastes sucios y las manchas de jugo derramadas por la mesa, se limitó a suspirar para calmarse... bajo su mirada, se golpeó mentalmente la frente en cuanto el pelirrojo le sonrió dando a entender un -si- a la orden que dio, se levantó del taburete saliendo de la cocina. 

Que gran suerte tienen unos más que otros.... entró a la ducha, sé daría un baño rápido en lo que sus dos invasores arreglaban y se largaban de su propiedad, necesitaba con urgencia que el agua tibia se deslizara por su cuerpo, abrió la regadera sintiendo efectivamente como el agua bajaba por cada parte de su ser, dió un suspiro relajado, cerró el grifo... sus manos con shampoo fueron directo a sus cabellos, con las yemas fue dando masajes suaves en toda la extensión de su cuero cabelludo, tomó la  esponja de baño entre sus dedos colocó algo de jabón líquido en esta, ya que salía espuma talló su cuerpo, sin prisa, con suavidad, parte por parte, nuevamente abrió la regadera dejando que todo el jabón se fuese por la pequeña escotilla que dirigía al desagüe. 

Salió cubriendo su cuerpo desnudo con tan sólo una bata beige, abrió su closet para buscar algo cómodo para vestir, luego de mirar detalladamente cada una de sus prendas se decidió por un joger negro holgado, un buso de licra grande blanco, tomó el primer boxer que miró al abrir otro de los cajones, caminó descalzo hasta su cama, dejó la ropa en está, se quitó la bata colgándola en un perchero y secó lo que faltaba de su cuerpo con una toalla la cual colgó de igual manera una vez terminó... 

Ya puesto el boxer caminó hasta su espejo grande, observó detalladamente su cuerpo -está creciendo- susurró mirándose de perfil con sus manos por debajo de su vientre sutilmente abultado, sonrió -hoy has estado muy tranquilo- habló bajando su mirada, acarició con las yemas de sus dedos, jamás se acostumbraría a esos dolores en las madrugadas que lo despertaban de su sueño placentero, punzantes o como si alguien lo pateara en aquella zona, lo hacían sudar, quejarse de dolor, aveces hasta sostenía su estómago llorando girando en su cama de un lado a otro hasta que los medicamentos hicieran su efecto pocas eran las mañanas en las que el dolor no era tan molesto, otros días se quedaba en reposo durante casi todo el día, deprimido, triste, estresado mas sabía que aquello pasaría al ser un omega sin pareja los medicos se lo repitieron tantas veces que en aquellas noche dolorosas sólo escuchaba las palabras del médico una y otra vez resonando en su cabeza mas decidió no rendirse, sin importar cuán difícil fuera; sin embargo, al despertar aquella mañana se sintió tan en calma, como nunca se había sentido desde que comenzó el proceso de embarazo, lo que causó algunas dudas. 

-Mina ya se fue, me pidió despedirme por... ella-

El color rojizo de ambas miradas en contacto parecía eterno, jugando una batalla por quien apartó su vista primero, los orbes rojizos del alfa bajaron lentamente envolviendo con su mirada toda la anatomía del omega semi desnudo, al ver tal acción el cenizo bajó su propia mirada recordando tan sólo en ese momento su propia desnudez.  

Cuál sería la mejor forma de actuar... gritar, correr y colocarse la bata como si lo fuese a llevar el diablo, actuar normal sabiendo que el alfa ya tiene pareja, sacarlo de una patada de la habitación como si fuera un perro... mierda, tantas opciones y su cuerpo se puso a temblar de nervios sin saber que reacción usar al ser observado crudamente por aquellos orbes rojos que parecían juzgar cada centímetro de su esbelto cuerpo. 

En medio de un suspiro Eijiro rodó los ojos girando en su propio eje dando la espalda al cenizo, la expresión del omega fue completamente desordenada, la punzada en su pecho, el leve dolor en su estómago... se sintió rechazado genuinamente por el alfa, bajó la cabeza pareciendo un cachorro regañado.

-perdón, debí tocar la puerta o algo antes de entrar, fue irrespetuoso de mi parte hacerte sentir incómodo con ello-

Su rostro antes inclinado al suelo fue ascendiendo, ahora miraba la espalda de Eijiro. -no tengo problema con eso, ambos somos hombres y tenemos una anatomía algo similar- hizo lo posible para sonar desinteresado.  

-claro que no... jamás me compararía con la belleza de un omega, mi cintura no es delgada, mis pectorales son firmes no suaves, tengo hombros anchos y grandes, no tengo piernas largas esbeltas o muslos blanditos, mis manos son gruesas para nada finas.... mi cuerpo en general- Bakugo tragó grueso sin quitarle la mirada al pelirrojo en cuanto este dio la vuelta desabrochando uno por uno los botones de su camisa y por consiguiente desprendió la prenda de su cuerpo quedando con el torso desnudo.

-es el de un bárbaro salvaje-

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