Milk - Amos

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Bebo con avidez hasta que casi no queda nada y me froto los pezones contra la cara. Son pequeños guijarros apretados y, sin embargo, ella es tan suave contra mi áspera piel. 

 —Gracias, corderita. — le digo mientras me limpio la barbilla con el dorso de la mano y vuelvo a sentarme. Sus tetas parecen tan grandes y cremosas como antes, pero quizá no tan hinchadas.

 —Tío Amos, ¿por qué me hormiguea aquí? — Miro hacia abajo y veo que está apretando los muslos mientras se enreda las manos en la parte delantera del vestido. —Nunca lo había hecho antes cuando los bebés bebían. 

 Que Dios me ayude, necesita ser lamida ahora mismo, y estoy deseando hacerlo. ¿Coño virgen endulzado con leche? Es como si estuviera hecha para mí. 

 —Eso es porque no los dejaste beber de ahí. — Le meto la mano por debajo del vestido y le acaricio el coño. Jadea y asiente. —Sí, deberías dejar que lo haga yo. Lo haré mejor. — digo mientras me balanceo en la silla y siento cómo se me endurece la polla. 

 — ¿Es algo que se te permite hacer? 

 —Oh sí, ahora que eres mía, puedo cuidarte.

—De acuerdo, siempre que esté bien. —sonríe.

 —Recuéstate, corderita. —pone su culo en la mesa, y yo subo el vestido. —Sujétame esto. 

 Le cojo las bragas por arriba y se las bajo por los muslos antes de abrirlos. Luego aspiro el aroma de su coño fresco y entierro mi cara en él. 

 — ¡Tío Amos! — grita e intenta alejarse de mí. Pero he montado innumerables broncos, y no voy a dejarme tirar de esta. 

 Le chupo el clítoris como hice con sus tetas de leche y, finalmente, se tranquiliza. —Ya está. Tranquila, chica. — le digo mientras le meto un dedo y noto lo apretada que está.

       Puede que el viejo hermano Simon no haya conseguido su cereza, pero yo voy a probarla el primer día. Ahora que es mía, antes de que acabe la semana la tendré doblada y siendo domada como un novillo de premio. 

 Cuando la agencia me llamó y me dijo que tenía una pupila, nunca pensé en lo que pasaría después. Entonces eché un vistazo a mi corderita, y supe que mis días de correrme en un coño de bolsillo habían terminado. Ella va a ser mi nuevo juguete para follar, y mi polla no me dolerá durante días como antes. Me hundiré en este tarro de miel cada vez que pueda, y como ya está madura para ser ordeñada, voy a engordar su crema.

 —Joder, eres un regalo, corderita. Mi recompensa. 

 —Tío Amos, me hormiguea. — gimotea mientras le lamo el clítoris una y otra vez. 

 —Vamos, dame lo que es mío. — Lo lamo de nuevo, y grita. —Eso es, vamos, chica. Dámelo, así. — Cuando sus ojos se cierran, sé que está cerca. —Tranquila. Tranquila, chica, un poco más. 

 En ese momento su espalda se levanta de la mesa y grita mientras se corre en mi dedo. Estoy ahí para lamerlo y frotar mi cara en él. Nunca he tenido un coño tan bueno ni tan joven, y se me pone dura pensando en todo lo que voy a enseñarle.

 Será como domar a un caballo. La montaré duro y le enseñaré quién manda, pero cuando acabe se alegrará.  

Leche para mi tío de Ar Taboo +18Where stories live. Discover now