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Podía sentirlo, había comenzado a hacer más frío los últimos días, lo cual se le hizo más que esperable teniendo en cuenta que la llegada del otoño se había hecho oficial en el transcurso de la semana. Pese al persistente frío que debía estar tomando dominio por las afueras, estar sentada al interior de esa pequeña cafetería estaba brindándole el calor suficiente como para que su cuerpo no comenzase a temblar como un tempano de hielo, le bastaba en lo que esperaba a que su rubio compañero de equipo, Naruto, decidiese hacer acto de presencia ante ella, pues aparentemente estaba tomándose su tiempo para llegar y fue tal falta de puntualidad la que la llevó a entretenerse mirando por la ventana en primer lugar.

Quizás debí sugerir que nos viéramos en su departamento en vez de reunirnos en un lugar público. –Pensó Haruno. Ambos habían estado desempeñando una agenda lo bastante ocupada los últimos días, alrededor de tres semanas aproximadamente, por lo que no habían tenido la oportunidad de poner un freno a sus vidas laborales y reunirse a charlar de meras trivialidades.

De repente, como si lo hubiese invocado por medio de sus pensamientos, avistó a la figura de Naruto Uzumaki cruzar la puerta del apacible recinto, dedicándole una gran sonrisa en el instante en que la vio sentada no muy lejos de él, encaminándose en su dirección para, posteriormente, sentarse en el sitio que frente a ella había.

En lo que una camarera se acercó para tomar el pedido del recién llegado, Haruno tomó la oportunidad y le echó una ojeada rápida a su compañero. Lucía cansado, su pecho subía y bajaba frenéticamente debido al acelerado ritmo de su respiración, haciéndolo jadea ligeramente en busca del aire necesario para reconfortar sus pulmones, además, su rubio cabello estaba algo despeinado, lo cual le permitió suponer que debió de haber corrido hasta aquí y, por consiguiente, se preguntó el motivo de aquello.

Con la ida de la camarera y con ambos a solas, Sakura se cruzó de brazos y enderezándose en su asiento, preguntó. –Por cómo te ves, ¿puedo suponer que algo estuvo reteniéndote en el camino? Estás hecho un desastre.

–S-Sabes bien que no te dejaría esperando aquí sola a propósito, Sakura-chan. –Contestó, alzando la vista para mirar directamente a quien le dirigió la palabra, recuperando, por consiguiente, algo de la compostura que aparentemente había perdido en su camino hasta allí. –¿Te hice esperar demasiado?

–No más de quince minutos. –Comunicó, tomando un sorbo de la taza de té que pidió en el periodo de tiempo que invirtió en esperar la llegada del muchacho frente a ella. –Ahora, ¿vas a decirme qué fue lo que te retuvo tanto o tengo que adivinar?

–Vamos, ambos sabemos que ya tienes la respuesta a esa pregunta. –Comentó el susodicho, procediendo a exhalar un suspiro que dio cuenta del evidente agotamiento que en él estaba manifestándose, dejando caer, además, su cuerpo hacia atrás para establecer contacto directo con el respaldo de su asiento sin mayor cuidado, lo cual pareció causarle gracia a Sakura, quien soltó unas cuantas risitas al verle en ese estado. –No te rías así de mí, Sakura-chan. Es agotador tener que ir de un lado a otro corriendo para perder el rastro de la gente que me ve en la calle, de veras.

–Es una vía pública, Naruto, cualquiera puede verte si pasas por ahí, pero no puedes comparar a la gente en general con un grupo aparte que se toma la molestia de seguirte en cuanto se percata de tu presencia. –Ante la formulación de tales palabras, un nuevo quejido de malestar provino de la boca de Naruto. –Por tu reacción, supongo que aquellos grupos de chicas hormonales estuvieron dándote problemas otra vez.

–¡Por supuesto que así fue! –Exclamó, haciendo uso de la intensidad precisa como para que su conversación continuase manteniéndose entre ellos en lugar de extenderse hasta los oídos de cualquier otro que estuviese cerca de ellos dentro de la cafetería. –El maestro Iruka me advirtió hace un tiempo que esto podría llegar a pasar, pero no pensé que sería tanto.

Sal conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora