永遠の悲しみ ☆ | Jeongyeon lo sabía. No había necesidad de volver a confirmarlo porque ella lo vio con sus propios ojos, no había necesidad de preguntar por más pruebas.
Jeongyeon lo sabía.
Jeongyeon sabía que había otra mujer.
Angst, desamor, lenguaje so...
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Jeongyeon lo sabía.
No había necesidad ni de preguntarle porque ella la había visto.
El labial lo paso por donde se supone que debería ir, donde cualquier mujer lo pondría, donde la otra mujer lo pondría para machar los labios con aquel rojo vivo en los labios de su esposa.
Donde la otra mujer.
Su mano tembló mientras la lágrima se deslizó de una forma dolorosa por su mejilla y ahí, se derrumbó. La lágrima que corrió su labial, como los labios de su esposa corrieron el labial de su amante. Jeongyeon sintió su mano temblar mientras dejaba el labial en la mesa, frente al espejo donde siempre se arreglaba, y cerró sus ojos.
Era de esperarse que las lágrimas debían salir. Las lágrimas que la comenzaron a torturar y correr su maquillaje, que la hacían derrumbarse y sostener su rostro, sollozando de una forma silenciosa, temblando de propia impotencia porque ella, no podría ser como la otra mujer.
¿Tendría que ser más joven? ¿Usar ese maquillaje exagerado, esos vestidos tan ajustados que parecían lencería para ir a trabajar?
Pero si ella ni trabajaba, sólo era una 'ama de casa' solitaria que sólo los jueves salía a comer con sus amigas para escuchar de sus maravillosos embarazos y sus esposas.
Ella sentía pena, impotencia. ¿Contar eso? ¿Cómo desahogarse sin que alguien le diga 'le dejaste de hacer la cena como a ella le gusta'? Jeongyeon hizo un movimiento con su mano, tratando de calmarse, de respirar con calma pero ella misma sabía que estaba temblando y tenía esas ganas de llorar.
Pero de todos modos, Jeongyeon se vio en el espejo, y se sonrió a si misma.
Tal vez era cuestión de cambiar, para que Nayeon deje de lado a la amante y vuelva a verla sólo a ella, como antes.
Una sonrisa que de todos modos era un engaño puro, un engaño donde fingía estar bien.
Pasó el agua micelar por sus ojos para volver a delinearlos, a volver a usar la máscara de pestañas, y ese labial.
Sonrió a su imagen en el espejo, tragando saliva, apretando sus propios muslos mientras trataba de volver a meter las lágrimas, que no salieran nunca de nuevo. Una sonrisa que pasó a sólo relamer los labios, y suspiró.
Sólo se levantó para apagar el horno y esperar con una copa de vino a su esposa, mientras trataba de no llorar mientras veía el reloj.
8:30 y Nayeon siempre llegaba a casa, acercándose a abrazarla y besarla como si no la hubiera visto en años.
Ahora la mayor la guio al gran espejo, el que estaba frente a las escaleras, y besó su cuello repetidas veces. Le dijo que cierre los ojos, mientras escucha una envoltura y una caja.
Después, algo frío en su cuello, algo que hace poner su piel de gallina por la repentina sorpresa, y cuando los abre, es un collar de perlas, en su cuello.
La castaña vuelve a besar su cuello junto su hombro, y sonríe ahí, hablando.
-Te amo, Jeong -la mencionada fingió una sonrisa, asintiendo, besándola en los labios después de decir en voz baja que ella la ama más.
Hasta se quedó con las ganas de decirle, frente a frente, ''Y yo amo el perfume de tu secretaria impregnado en tu ropa''.
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