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(no queda nada)


El agarre de Draco sobre Ava no se aflojó ni una sola vez. No cuando los mortífagos se rieron y elogiaron al Señor Oscuro por matar a Hermione.

No cuando las lágrimas de Ava mojaron la mano de Draco.

No cuando el Señor Oscuro pasó junto a ellos, sus mortífagos siguiéndolo, dejando que el cuerpo de Hermione se pudriera bajo la luz de la luna.

Sólo Draco la soltó, después de cinco minutos. Minutos que no parecieron nada. El tiempo había desaparecido en la mente de Ava.

El mundo se había detenido.

La culpa en su estómago hizo que todo su cuerpo se quedara quieto. Pero su pecho se volvió pesado y su respiración se volvió inestable.

Draco soltó suavemente a Ava pero su cuerpo permaneció quieto. Le dolía la cabeza por lo mucho que lloraba.

Su visión era un desastre y sus manos temblaban. Draco caminó hasta quedar frente a ella. Los ojos de Ava no se encontraron con los de él, pero su mirada helada se fijó profundamente en sus tonos marrones.

—Ava.—su voz era seca.—tienes que escucharme con mucha atención.

Aún así, sus ojos permanecieron en el suelo.

—Ey.—Draco la agarró del brazo y su toque duro pero gentil hizo que ella lo mirara a los ojos.

No había señales de la Ava que él conocía.

Y él la había visto en su peor momento.

La había visto sin vida, fría y solitaria pero nunca la había visto tan destrozada.

—Ella está muerta.—le dijo Ava.

De repente, todo, toda esa planificación y ejecución, toda esa lucha y esfuerzo que Ava puso para sacar a Hermione, pareció suceder tan rápido que se volvió inútil.

Una pérdida de tiempo.

—Lo siento.—una disculpa genuina de Draco.—pero a menos que tú también quieras terminar muerta, tengo que sacarte de aquí.

Habló rápido mientras miraba fuera del nicho. Como para comprobar si alguien lo vio venir.

—Saben que Hermione no estaba sola.—continuó.—saben que la ayudaste y que el señor oscuro te matará por lo que has hecho.

A Ava podría importarle. Ni siquiera si ella quisiera. Sus lágrimas habían dejado de caer. Su ritmo cardíaco se había desacelerado, su cerebro no sentía una sola emoción. Sabía que debería haber estado asustada pero no lo estaba.

No había nada allí.

Nada en absoluto.

—Déjalos.

—No te atrevas a hablar así, Ava.—Draco la agarró con más fuerza, con la preocupación llenando sus ojos.—¿no entiendes que el señor oscuro dejará que sus hombres te torturen de maneras que no creerías posibles?.

Ava lo miró a los ojos.—Los mataría antes de que tuvieran la oportunidad.

—No tengo ninguna duda de que lo intentarías.—respondió Draco.—pero de ninguna manera voy a dejar que te pongan las manos encima.

—¿Por qué?.—Ava espetó, con una tormenta de rabia en sus ojos.—¿por qué diablos te importa?.

Draco pareció desconcertado y sorprendido por su pregunta.

Había una razón.

Una buena razón por la que a Draco le importaba, pero ahora no era el momento para esa explicación.

ASSASSINS | DRACO MALFOY ✓Where stories live. Discover now