Fin

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Hace tres meses atrás Jimin había acabado su folla-relación con el joven mafioso multimillonario Jeon Jungkook. Antes de salir por las puertas de aquella mansión, el castaño lo tomó por el cuello y lo obligó a mirarlo.

- Tú vas a ser mío para siempre, yo te condené. -lo besó con fuerza- Recuerda eso, gatito.

Fue lo último que oyó del mayor.

En su momento había intuido que lo mejor era acabar con aquella relación lo antes posible. Aquellos costosos regalos Gucci y Prada estaban haciendo que cayese aún más por él y Jimin no iba a quedarse sabiendo que sólo era un touch and go.

Pero joder, lo extrañaba.

Extrañaba aquellas grandes manos sobre su cuerpo y aquella gruesa voz que le susurraba al oído lo bien que se movía. Sus suaves y esponjosos labios paseándose por su cuello y haciendo marcas a su antojo.

Mierda, había intentado tener relaciones después de él pero simplemente... No. No era lo mismo, los demás no se igualaban ni un poco a su mafioso de preciosa sonrisa y a su escultural cuerpo lleno de tatuajes.

Parecía una puta necesitada.

En realidad era una puta necesitada, únicamente de Jeon Jungkook.

Suspirando, se contuvo para no mandar aquel estúpido mensaje.

"Te extraño y te necesito."

Estaba sólo en la comodidad de su apartamento, por lo que sin dudarlo pudo haber enviado aquel mensaje. Pero aún quería conservar un poco de dignidad, si es que le quedaba.

Él sabía que Jungkook era un hombre once años mayor, que era un mafioso millonario, que era peligroso involucrarse con él. Pero cuando se conocieron en aquel club y terminaron entre las sábanas de la lujosa mansión del castaño, simplemente no había nada que hacer. Quizá era tarde desde el momento en el que cruzaron palabras.

- Mierda... No puedo llamarlo... No... -mordió sus labios, que estaban temblando- Ugh... -se rindió.

Con el pulso acelerado, presionó el botón de llamada.

- Gatito. -se escuchó la voz ronca del mayor del otro lado de la línea.

- J-Jungkook... -maldijo hacia sus adentros, el maldito sabía que lo tenía atado alrededor de su dedo.

- ¿Qué sucede, pequeño? -no estaba viéndolo, pero sabía que en su rostro había una sonrisa autosuficiente.

- Y-Yo... Uhm...

- ¿Llamas para nada?

- N-No, sólo que... -mordió su labio.

- Anda, dime que me extrañas. -no iba a negarlo- Que te mueres por tenerme dentro de tu apretado trasero, follándote con fuerza. -sin poder evitarlo, un agudo gemido se escapó de sus labios, él sabía justo lo que quería.

- P-Por favor... Te necesito~ -jadeó- Ven por mi, Kookie...

Era un imbécil, estaba haciendo mal las cosas. Se prometió a sí mismo no volver a llamarle y ahí está, casi rogando para que Jungkook vaya a su departamento en ese preciso instante.

- Mi dulce gatito, espérame sobre tu cama. -Jimin asintió, aún sabiendo que Jungkook no le veía- Cuando llegue te quiero con tres dedos dentro. -la llamada se cortó.

Se apresuró a quitarse la camisa y también aquellos shorts junto a su ropa interior. El calor subió a sus mejillas debido a la vergüenza que le había invadido repentinamente. Hace rato que él no hacía el trabajo de prepararse porque, su chico mafioso, siempre hacía eso por él.

*-No te hagas-*OS kookminWhere stories live. Discover now