Único

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— Oh, vamos, amigo... Juro que fue sin querer... —le respondió el rubio a los reclamos de su mejor amigo, y jefe.

— ¿Amigo? —su mirada era tenebrosa— Primero, no me llames así en este momento, y segundo, ¡soy tu jefe, maldita sea!

— Oye... En serio, entiendo que estés enojado, yo también lo estaría, pero no es nada que no pueda arreglar-

— Jimin, confundiste los malditos papeles de las propuestas y estrategias, con los de un jodido libro erótico, que en primer lugar ni sé por qué leías aquí en la oficina. —frunció el ceño— Si no te apreciara aunque sea un poco, te habría arrojado por la puta ventana.

— Pero no lo harás porque además de amarme, estamos en el piso número treinta. —rió nervioso— Y además, yo no leía eso, sólo lo estaba imprimiendo para mi abuelo Namu. Él adora escribir esas cosas.

— ¿¡Y ESO A MI QUÉ!? —golpeó el escritorio— Eres un imbécil. —se tomó el puente de la nariz mientras su pie golpeaba el piso.

Eran algo así como las diez de la noche y sólo quedaban ellos dos en el edificio.

— Lo siento, de verdad...

Aquellos ojos azules volvían a debilitarlo, y se odiaba por dejarse afectar, pero es que simplemente... Si hacían contacto visual, estaba seguro de que iba a ceder.

¿O no? Justamente no ese día, tenía planes mejores que estaba seguro, se llevarían todo el estrés.

— ¿Qué planeas hacer para resolver tu desastre?

— Lo que tú me pidas y consideres necesario. —contestó inmediatamente.

— ¿Estás seguro de lo que acabas de decir? —relamió sus labios.

— Por supuesto que sí... —asintió rápidamente, sin notar que su amigo se iba acercando cada vez más.

— Entonces no quiero una puta queja de tu parte, ¿te queda claro?

Y cuando Jimin asintió nuevamente, se abalanzó sobre sus labios, tomándole con fuerza por la cintura y el cuello, mientras introducía su lengua segundos después.

— ¿Q-Qué..? —jadeó cuando se separaron, completamente sonrojado y apoyando sus manos en el pecho ajeno.

— Si oigo una queja será peor y lo sabes, me conoces. —advirtió.

Antes de poder siquiera responderle, fue besado nuevamente y a diferencia de la primera vez, terminó sentado en el sillón de la oficina sin camisa, con las manos atadas por detrás, con lo que supuso era el cinturón de su amigo. Siquiera se había percatado del momento en el que se lo quitó.

— ¿P-Puedo... Al menos preguntar... Qué es lo que suc-cede? —su respiración agitada se dejaba ver en lo rápido que su pecho subía y bajaba.

— Sucede que si cometes un error, vas a obtener un castigo por ello. —sonrió.

— ¿Y qué tien-ne eso que ver con es-to?

— Todo el estrés que me generaste estas dos últimas semanas, voy a dejarlo ir... En cambio a ti, no.

Lo siguiente que Park supo, fue que su rostro tocó el sillón y sus pantalones de vestir, junto a su ropa interior, se fueron.

— Jungkook... Oye... No-

Un azote resonó en toda la oficina. Un jadeo se escuchó luego.

— Ni una sola queja, Jimin. —volvió a repetir antes de volver a azotar su trasero.

Ligeramente temblando, el rubio solo pudo asentir mientras más azotes comenzaban a llegar, uno detrás de otro. Aquello fue un problema porque con cada palmada, sentía su miembro comenzar a endurecerse y demonios, Jungkook estaba detrás de él.

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2023 ⏰

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¿Amigo O Jefe? Os kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora