5. una bala en la cabeza

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Rav se seguía sintiendo mal, como sucia y utilizada. Inútil y estúpida, más pequeña de lo que ya se sentía siempre.

Ese día no se maquilló, como los tres anteriores. No quería. Sabía que iba a ser en vano porque él la había toqueteado y él tenía novia y él no la quería y él de todas formas nunca se fijaría en ella porque él la había toqueteado y era estúpida. Y tenía que aceptarlo de una vez por todas.

Tal vez sus expectativas habían subido a la altura de las nubes porque él la había invitado a comer unas pizzas hace unos días. Y porque le había sonreído y le había dicho que tenía los ojos y el nombre más raro que había visto en su vida. Pero quizás no era nada más que una recompensa por haber sido un idiota el primer día que lo vio.

Rav tenía las conocidas ojeras de cuando no se tienen ánimos, y cuando se cambió con el uniforme del colegio no pudo evitar pensar que sus manos la habían tocado...

Sacudió la cabeza y una vez vestida se puso la mochila a los hombros y comenzó a caminar, esta vez escuchando Nickelback y The Pretty Reckless. Su cabeza otra vez martillaba con violencia y en cuanto llegó a su casillero y sacó sus libros, su vista se desvió hacia el cuarto de limpieza y otra vez sintió náuseas, acompañadas de una extraña sensación en la boca del estómago que le anunciaban que algo no iba a estar bien.

Y lo confirmó cuando vio a un grupo de chicas y chicos llorando y consolándose entre sí. Se acercó y preguntó a una de las chicas qué ocurría, esta le respondió que Daniel había sido encontrado ayer de noche en su casa, con un balazo en la cabeza.

Daniel se había suicidado.

Y ese fue el tema de conversación por el resto del día. Desde la dirección del colegio hasta los profesores, y obviamente los alumnos. Rav no sabía como sentirse, además de sorprendida. Se sentía en un estado de shock continuo, del que no podía salir. Daniel se había suicidado, Daniel se había suicidado.

Rav sabía el motivo por el cual lo había hecho. Y sentía el gigante peso en los hombros por ser la única que lo sabía. Rav no quería que nadie se diera cuenta, y en cuanto se tuvo una reunión con cada clase para ver si alguien sabía o sospechaba de algún motivo por el cual Daniel se había quitado la vida, Rav fue una de las tantas personas que dijeron que no lo conocían lo suficiente como para saberlo o tener sospechas al respecto.

A mitad de la jornada, se encontró sentada sola en las gradas de la cancha de fútbol. Nadie estaba allí, ni él. Y estaba bien por ahora porque quería estar sola. El dolor a su cabeza que se había ido ahora había regresado y parecía que el pulso se le iba a escapar en cualquier momento.

Y no dejaba de decirse a sí misma que el suicidio de Daniel había sido su culpa. También estaba consciente de que él se aprovechó de ella pero no podía dejar de sentirse culpable de igual manera. No por el suicidio en sí, si no por saber que el motivo de éste era ella y lo que había sucedido dos días antes.

Rav sacó un par de hojas en blanco y comenzó a escribir. Como solía hacer. Pero esto no era un ensayo, sino algo para desahogarse de una manera que no fuese llorando. Era para sí misma, y posiblemente lo rompiera luego y si era posible también lo quemaría. Al cabo de unos minutos su muñeca dolía.

Miró atenta a las dos hojas completas de letra descuidada, y las arrugó en una bola para luego meterlas en su mochila en uno de los bolsillos que originalmente habían sido fabricados para sostener una botella de agua. Justo lo que necesitaba ahora y no traía.

Entonces sintió un calor al lado suyo y volteó al lado contrario a donde se encontraba observando. Calum la miraba entre pestañas, como dudando de algo.

rav's theory ✎ calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora