Axerys jamás se había sentido un joven caprichoso,pero,lo sería simplemente para tener el privilegio de estar con su hermana visenya sin importar su reputación.
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Después de esa terrible pelea,Axerys no le hablaba a nadie,ni a su madre,ni a rhaenys,ni a su padre,ni a visenya por apoyar a aegon.
Estaba en su habitación,aplicando la ley del hielo con todos. Hasta qué tocaron su puerta,bufó y caminó a pasos lentos para finalmente abrirla. Al hacerlo,se encontró con su querido Orys.
-¿sigues molesto? -preguntó,con nerviosismo.
-con esos idiotas sí,pero no contigo. -le sonrió dulce.
El pelinegro tragó duro y suspiró hondo. -bueno..,tu madre dice qué bajes,tu padre y ella te tienen una sorpresa.
Lo miró confundido y sonrió un poco,seguro se disculparían y comerían galletas.
Bajó rápidamente con orys siguiéndolo,al llegar vió a varios pelirojos sentados y diciendo cosas relacionadas a la fé de los siete.
-buenos días. -sonrió.
-hijo,buenos días. ¿Ya conoces maelys hightower?
-eh,no,¿por qué la pregunta,madre?
Su madre pasó su brazo por los hombros de la pelirroja y sonrió. - tú padre quisó hacer una unión,para qué los futuros hijos de aegon tuvieran con quién jugar.
Okay,esto iba mal.
-es tú prometida. -sonrió con dulzura,viendo cómo la sonrisa en el rostro de su hijo desaparecía.
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Maelys era una niña de catorce onómasticos,baja,pelirroja,de ojos verdes claros,tez pálida y cara perfecta. Creía en los siete y en todas esas porquerías.
Todo su día lo tuvó qué pasar con esa mocosa torre alta. Maelys era insoportable,era demasiado inocente,demasiado buena,demasiado parlanchina y demasiado sensible. No era cómo visenya.
No era su Visenya.
La escuchaba hablar de los bebés qué tendrían,de su boda y más. Claro,no le interesaban esas cosas. Le dijó una excusa rápida y se fue corriendo a buscar a visenya.
