Chapter 21: The Kiss

247 28 8
                                    

Jihyo a lo largo de su vida ha derramado muchas lágrimas, hubieron momentos en los que lloró de tal manera que no podía respirar y sus pulmones ardían, pero jamás soltó un llanto tan desgarrador como cuando tuvo que despedirse de Yuna. 

                    

Lo único que quería era poder tener a su hermana con ella, poder ver su carita todos los días al despertar, verla reír, hacer maldades, quería verla crecer, quería estar ahí en todo momento. Pero no podía y ese era uno de los mayores dolores de la coreana. 

                    

Al abandonar el orfanato, Sana no dijo absolutamente nada, simplemente condujo en silencio oyendo los pequeños sollozos de la menor a su lado. Le partía el alma verla así, no sabia qué hacer, se sentía inútil. Dio un suspiro y chequeó la hora en la radio del auto, eran las 9:00 de la noche.  

                    

– ¿Quieres ir a tu casa? – preguntó Sana sin apartar la vista del camino. 

                    

– ¿Mi casa? – murmuró con la mirada ida – A menos que quieras salir sin auto ni dinero, puedes llevarme. 

                    

– Puedo correr el riesgo – dijo con simpleza – Al menos sabré dónde vives. 

                    

– No creo que sea de tu agrado – comentó con sinceridad – Calle 34. 

                    

– De acuerdo. 

                    

El silencio reinó todo el viaje hasta el hogar de la rubia. Efectivamente el barrio daba miedo, de un momento a otro Sana comenzó a ponerse nerviosa mientras conducía entre las calles. Definitivamente no era un sector muy seguro de Seúl. 

                    

– Es esa casa blanca – apuntó Jihyo. 

                    

Sana asintió y aparcó el auto. Quitó las llaves y ambas se bajaron. Jihyo iba mirando el suelo mientras que la japonesa observaba todo a su alrededor, había mucha gente en la calle, pero no era gente con la que estaba acostumbrada a tratar. Muchos chicos con tatuajes fumando sentados fuera de sus casas, se escuchaban risas, un vocabulario vulgar de aquí a allá, incluso habían chicas bebiendo.  

                    

Jihyo suspiró y tomó la mano de Sana, jalándola hacia la entrada de la casa. Metió la llave a la cerradura y ambas entraron a la pequeña fachada. 

                    

– Perdón por el desorden – murmuró la menor encendiendo las luces. 

                    

Sana sólo asintió y se quedó estática en su lugar. No esperaba para nada ver lo que estaba viendo en ese momento. La sala del lugar no era muy espacioso como el de su departamento, ni tampoco era lujoso, pero sin dudas era mucho más llamativo. Este contaba con un sofá, una mesita de centro con algunas botellas de cerveza vacías encima junto a un cuaderno y un lápiz, también contaba con uno que otro mueble. Las paredes eran blancas y el suelo era de madera, aunque un poco desgastada. No estaba desordenado en sí, pero por el piso habían muchos bollos de papel.  

PROSTITUTE || SAHYOHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin