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- Lucerys ha vuelto! El rey está de vuelta!- gritaba sonriente una joven, su cabello era castaño y su tez morena.

Toda la taberna se quedó en completo silencio, la niña había avisado que su señor había vuelto, ¿eso era cierto?

Lucerys Velaryon era el señor de Driftmark y este llevaba varios días desaparecido en el gran y espeso mar (negocios)

- No digas tonterías muchacha!- gritó un hombre de mediana edad con la bebida en la mano.

Pero todo el lugar se encontró en completo silencio, pues la puerta se había abierto y apareció el mismísimo Lucerys.

Todo el bar estalló en aplausos, varios hombres se levantaron y la muchacha sonrió satisfecha por la entrada triunfal de este.

[...]

- Luke!- gritó con alegría Rhaena, la esposa de Lucerys. Ella corrió a los brazos de su amado y el la abrazó gentilmente.

- Como has estado?- preguntó sonriente, Lucerys echaba de menos a su mejor amiga, pues, todo su matrimonio era una pantomima, ninguno de ellos se sentía mínimamente atraído por el otro.

- Me ha sido algo complicado mantener a la tripulación sin ti, no cumplo con tus dotes, pero quitando eso, bien.- sonrió verdaderamente, ya el agarré había finalizado y Lucerys se tiró rendido a la gran cama de ambos.

- Tienes alguna noticia de Kingslanding?- musitó con seriedad el castaño.

- Tu madre sigue siendo la reina, no ha empezado una guerra y Jacaerys va a tener un hijo con Baela...- el ambiente se volvió tenso en la habitación, Lucerys carraspeó.

- Luke... Tenemos que hablar sobre eso...- Rhaena caminó lentamente y se paró cara a cara del castaño.

- Ya hemos hablado.- espetó.

- Sí? Entonces crees que es sensato no tener hijos y dejar que descubran la verdad...- el semblante de la mujer se puso arrugado de preocupación.

- No se darán cuenta, me creen su rey!- a medida que hablaba empezaba a gesticular con las manos.

- Por dios Lucerys! Tú principalmente sabes cómo funciona la mentalidad del pueblo!- el hombre se levantó de la cama y la mujer le siguió por toda la habitación.

- ¿Te crees que se van a seguir tragando que no hayas podido embarazarme?- una risa irónica salió de Rhaena.

- No voy a tener hijos...- su tono era leve y apagado, a Rhaena le dolía hablar sobre ello, ninguno de los dos quería tener hijos. Pero era su deber.

- Esta bien, tu mismo, pero si se vuelve a iniciar una disputa no digas que no te avisé...- se fue dando un  portazo tras ella.

Lucerys escuchó el golpe de la puerta al cerrar y volvió a sentirse solo... Él amaba con locura a Rhaena, pero nunca lo haría como la gente deseaba que fuera, el necesitaba a un hombre para ser feliz y aquello era algo impensable.

La noche cayó más rápido de lo previsto y Lucerys decidió salir a los burdeles que frecuentaba, evidentemente lo hizo con una capucha para tapar su cara.

El edificio era rojo y desgastado, estaba en un oscuro callejón donde el viento soplaba fuertemente, el lugar estaba tan alejado pues no era un burdel común, era un burdel exclusivamente para hombres homosexuales.

Nada más entrar varios jóvenes se le acercaron, uno de ellos era con el que más solía estar, era un pelo rubio y piel pálida y limpia.

- Ha pasado bastante tiempo, pensé que habías muerto...- el muchacho sonreía pícaramente y su pelo rubio se movía.

- Si hubiese muerto lo sabrías, mi mujer sabe que vengo a este lugar.- la mirada era sostenida por el Velaryon, las velas los iluminaba tenuemente a ambos creando una especia de burbuja sensual entre ellos.

Lucerys lo folló lentamente, fue un orgasmo placentero, aunque a él no le contentaba de todo ese sexo. El prefería ser el sumiso, pero pocos hombres de los que residían en el lugar eran dominantes en la cama.

Nada más pagar desapareció del establecimiento.

- ¿Ya te vas?- musitó tristemente el rubio tirado en la cama.

- Siempre es así.

Y se marchó, Lucerys nunca tenía algo más que sexo con los hombres a los que se follaba, ninguno era de su agrado, solo tenían un bonito cuerpo. Pero no era absolutamente nada más, solo placer y no deseo.

[...]

- Crees que deba mandarle un cuervo a mi hermano?- Jace estaba sentado en la cama junto a su esposa Baela, ellos de cierta manera se amaban.

- Yo se lo comuniqué a Rhaena, tú deberías de hacer lo mismo.- la felicidad era notoria en ella, Baela deseó ser madre cuando conoció a Jace.

- Entonces lo haré.

Jace colocó la pluma sobre el pergamino para empezar a escribir, cuando la puerta se abrió de par en par y la tinta chorreó contra el papel.

- ¡Shireen y los Lannister han vuelto!- se trataba de Rhaenyra.

Jacaerys no fue capaz de pronunciar palabra alguna, si esto era cierto, si realmente habían vuelto Aemond volvía con ello y hacía años se juró que ese Targaryen no volvería a pisar esa tierra.

Según cuentan, cada Targaryen debía tener un huevo de dragón en la cuna cuando estén en cinta y Shireen estaba en cinta, había quedado preñada de Aemond.

Skyfall | LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora