Capítulo III.

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La sangre manchaba las escaleras casi cubriendo todos los escalones que se encontraban debajo de él. Aunque, si te fijabas bien, podías observar rastros de sangre en los escalones de arriba. No se había dado cuenta hasta el último segundo. Las luces habían vuelto, pero él ya se encontraba en el suelo desangrado. Esa foto era perfecta. El cadáver colocado en las escalares, la sangre tan brillante que parece que la puedes ver resbalar por las baldosas, y su rostro... Aquel rostro era el de un hombre que no entendía lo que lo estaba sucediendo. Se había muerto sin saber cómo. No pudo verlo a tiempo. Del mismo modo, que nadie pudo verla a ella.


Sus ojos revisaban la foto con admiración. Era la primera vez que utilizaba esa técnica y había sido una ejecución tan perfecta, tan impecable... Estaba orgullosa de su trabajo, siempre lo estaba, pero esa vez era diferente, realmente se había superado a sí misma.


Cogió una chincheta de su cajón y, alineándola con cuidado, colgó la foto con las demás en su corcho. Observaba su trabajo con admiración. Había mejorado mucho desde que empezó en ese nuevo refugio. Los cadáveres se postraban todos ante ella. Podía ver trabajos sencillos, trabajos que le habían costado, algunos de los cuales había salido perjudicada y trabajos peor ejecutados. Pero estaba orgullosa. Todo le había servido para mejorar, para superar a todos en su ámbito. Nadie podía compararse a ella y delante de ella estaba la prueba.


Los pasos dentro de su despacho, hizo que desviara su mirada de tablero. El cuerpo de Cherry avanzó hasta a su lado y, juntas, ambas miradas volvieron a las imágenes. Los ojos recorrían las fotos con rapidez. Windy mantenía una ligera sonrisa presuntuosa en su cara, mientras que Cherry tan sólo las observaba seria.


— Sigo sin entender cómo puedes tener una colección de esto. - habló Cherry.

— ¿Y qué otra forma tendría para recordarlos? - preguntó Windy sin retirar su vista de la última foto incluida.

— ¿Por qué querría recordar todo esto? - la miró desconcertada.

— Oh, vamos, no me mires así. - le dijo observándola. - Que no quieras observar tu trabajo no tiene nada que ver conmigo...

— Perdona por no tener el tiempo suficiente para sacarme una foto con las personas que secuestro... - Windy soltó un suspiro mientras se sentaba en la silla de su escritorio.

— Sabes de sobra que yo no saco las fotos... - soltó mientras su mirada seguía a su compañera que se sentaba enfrente de ella. Conectó su mirada con la suya. - Lo hago para recordar a las personas que me hicieron llegar a donde estoy ahora.

— Lo dices como si les agradecieras su muerte, como si se sacrificaran por ti...

— De alguna manera lo han hecho... - dijo bajando su mirada hacia la mesa que las separaba.

— Aún así... tener todos estos hombres muertos en tu despacho... No sé.

— También les recuerda a los demás quién soy.


Los ojos de Windy se cerraron después de pronunciar esa frase. Supo desde muy pequeña que no podía confiar en nadie. Todo el mundo le había fallado. Tan sólo una persona había permanecido con ella durante los suficientes años como para considerarla confiable y era la que la acompañaba en esa habitación. Cherry había permanecido a su lado tanto tiempo... y, aún así no era capaz de abrirse del todo con ella. Después de todo lo que habían compartido y... Pero no podía, no podía abrirse porque...


Abrió sus párpados de forma tan brusca, que en su visión apareció un flash. Aquellos pequeños ojos marrones bañados en sangre que se cerraban lentamente cruzaron por su mente en un violento pensamiento. Windy se sobresaltó pegándose al respaldo de su silla.

Bloody Jewels [Yuyeon]Where stories live. Discover now