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―¡cariño! ―mi madre se abalanza sobre mí una vez que me abre la puerta de casa. ―dios mío, ¡qué guapo estás! ¿has crecido? ―inquiere, alejándose lo justo para mirarme con ojo crítico. ―¡junmyeon, jaemin ya ha llegado!

―hola, mamá ―la saludo, besando su mejilla sonoramente y adentrándome en mi antiguo hogar.

es inmediato, al poner un pie en mi casa una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro. el ambiente huele a familia, a cariño, a amor. mire donde mire miles de recuerdos vienen a mí y me puedo ver a mí mismo correteando por el salón, persiguiendo a mi hermana para molestarla o simplemente jugando con mis primos cuando, una vez al mes, nos juntábamos todos aquí.

―hola ―saluda el marido de mi madre al llegar, abrazándome con fuerza y palmeando mi espalda en el típico gesto varonil. ―mírate, estás hecho todo un hombre.

―de eso nada, sigue siendo mi bebé ―le rebate ella, colándose bajo mi brazo y mirándome alzando la cabeza, pues mi barbilla queda a la altura de su frente.

―pues tu bebé a este paso chocará con el marco de las puertas ―la voz de mi hermana desde las escaleras hace que me gire hacia ella. ―hola, enano ―saluda con burla, abriendo sus brazos para recibirme.

―hola, jimin, feliz cumpleaños ―felicito, alzándola por la cintura y dando una vuelta con ella en el aire.

―gracias, hermanito ―responde, peinando varios rizos que he dejado crecer en este tiempo.

después del recibimiento y una pequeña charla para ponernos al día sobre nuestras vidas, ayudamos a mi madre a terminar de preparar todo para la comida familiar. junmyeon y jimin montan la mesa auxiliar junto a la del comedor y se encargan de colocar los platos y cubiertos necesarios mientras mi madre y yo acabamos de preparar la comida.

vienen todos mis abuelos, tíos y primos a celebrar el cumpleaños de mi hermana, por lo que jinah lleva cocinando desde ayer para tener alimento suficiente para todos. los primeros en llegar son, como siempre, mis abuelos, aunque no pasa mucho tiempo antes de que el resto se sume a nuestra pequeña ―gran― reunión.

la casa no tarda en llenarse de gente de todas las edades y de abrazos, reencuentros y risas. adoro las reuniones familiares como esta donde nos juntamos todos, recordamos viejos tiempos e incluso jugamos a algún juego o nos inventamos una competición para la sobremesa.

le cantamos a mi hermana cuando mi madre saca la tarta y luego nos la repartimos entre todos. la hora de los regalos llega y juraría que jimin se convierte en una niña de nuevo mientras desenvuelve los paquetes que se le entregan.

su mirada brilla con emoción ante cada prenda de ropa, set de maquillaje y libros que descubre bajo el papel, aunque, sin duda alguna, lo que más le gusta es el viaje de una semana que le compramos entre mi madre, junmyeon y yo para ella y su novio.

―jaeminnie, échame una mano con esto, por favor ―me pide cargando los platos y llevándolos a la cocina.

tomo los restantes y la acompaño, comenzando a llenar el lavavajillas. noto su mirada clavada en mí y una para nada sutil sonrisa dibujada en su rostro, así que frunzo el ceño, esperando a que diga lo que sea que quiere decir.

―¿quién es él? ―pregunta sin borrar esa mueca pícara.

―¿quién es quién? ―replico sin saber a qué se refiere, quizás ya ha perdido la cabeza por completo.

―el tipo con el que estás saliendo ―responde como si nada, logrando que me atragante con mi propia saliva y tosa varias veces con nerviosismo.

―no estoy... ¿cómo te has dado cuenta? ―inquiero anonadado y sospechando.

make u mineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora