Capítulo 3. Simples sueños. Parte 3.

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En otro sueño, aquella misma madrugada. Cuando el click, clock de las manecillas de un pequeño reloj viejo y despintado resuenan sin llamar la atención de la víctima, el cual permanece dormido sin ser perturbado por el sonido, se aprecia rápidamente como su rostro se torna extraño y el color rojizo emerge como si fuera agua, bañándolo en una fina capa de luz incandescente, que por una extraña razón la luz no es proyectada de forma externa sino que de manera interna su cuerpo es quien destella esta misteriosa luz que ilumina todo en un mismo momento para luego sumergirlo otra vez en una oscuridad que solo toma forma de helechos e imágenes distorsionadas que lentamente adoptan formas.

La oscuridad en esa tarde era cada vez más notoria en ese momento, la orden del rey tenia que cumplirse y ante el fracaso de la misión sus compañeros pagarían con su vida aquella derrota.
Las suplicas no alcanzaban, irremediablemente tenían que ser arrojados a un gran acantilado sentencio el despiadado rey mientras que alguien más continuaba suplicando benevolencia.

Sora al ver la desesperación de los que alguna vez llamo amigos se dio la vuela para enfrentar al hombre que se atrevería a ejecutar tal injusticia.

Era cierto que fallaron, como tambien fue cierto que la culpa solo era suya y aunque la muerte para él no era su castigo, cargar con la culpa del error y la muerte de sus compañeros era parte de su verdadero escarmiento en futuras misiones.

Aquella mision que nunca cumplieron fue por la orden de Sora, no atacar; el objetivo era acabar con una aldea donde solo vivian mujeres y niños, quienes habían causado algunos disturbios ante la noticia de que sus esposos, familiares y amigos fueron erradicados por los nonhuman en el campo de batalla.

La orden sobrepasaba el limite. La justicia no tenia porque ser desproporcionada, ellas perdieron a sus maridos, a sus padres, hermanos o hijos en una guerra en la que el mismo rey los envio como carnada.

Aunque tenía sus sospechas nunca alzo la voz en protesta, sin embargo, ellas se atrevieron a confrontar al rey por este acto y por decir lo que pensaban su sentencia era la erradicación, un castigo tan cruel que no estaba dispuesto a cumplir y al ordenar la retirada ni siquiera imagino lo que a su regreso le esperaba.

El hombre al que le servia ciegamente le estaba demostrado con hechos no ser digno de su lealtad, al dictar la sentencia más cruel e injusta sobre los compañeros de Sora, por una decisión que fue ordenada por él y al sus compañeros obedecieron.

Era su rey, su señor. ¿Como era capaz de ello? Sora esta vez no se quedaría callado y aunque fuera el temido y fiero Casameo se atrevería una y mil veces a cuestionar las arbitrarias decisiones del monarca aunque estas terminaran por costarle la vida.

-Es injusto, suelta a mis compañeros- exigió Sora mientras con su mano hizo un gesto de mando.

Un hombre cerca de él parecía entenderlo y se movió de lugar, mientras la sonrisa de Sora por haber sido escuchado apareció y tan pronto como la curvatura de sus labios se formo, sus ojos se hicieron grandes por el asombro.

Aquel solado que pareció haberlo escuchado solo se había cambiado de lugar para ser capaz de ver mejor la escena.

La extraña rigidez en su cuerpo lo estremeció de inmediato.

En su interior sabia la respuesta, pero por extraño que pareciera, tenia que confirmar su sospecha.

Extendió con apuro sus manos y al mirarlas el suelo que en ese momento creía que pisaba no era más que la sensación que le daba pensar que caminaba. En efecto sus manos eran transparentes, su cuerpo ligero y sus presencia seguía oculta de este mundo.

"¿Sueño astral?" se pregunto a si mismo en voz baja.

Hace mucho tiempo cuando fue ascendido a la gran mesa del reino Caladio, en uno de los tantos banquetes a los que fue invitado escucho hablar de la existencia de una técnica que le permitía al alma viajar entre mundos.

Como claro eso era solo una leyenda y no existían registros que afirmaran lo contrario, luego de bromear con que seguramente algún día se atrevería a ir a escondidas a otro reino, sus compañeros le siguieron el juego y sin decir más el baile y la música al compas del ambiente se mezclo en una buen festín que ya no recordaba.

En aquel entonces, Caladio representaba la grandeza del cielo siendo el segundo reino más poderosos entre los siete por su letal veneno a base de la hierba Caladio que solo era posible fabricar en estas zonas húmedas donde las nubes grises siempre están presentes y sus guerreros casi siempre formaban parte de la Gran Corte de Ejecución de los siete reinos el conocido Juicio Celeste.

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⏰ Last updated: Oct 07, 2023 ⏰

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Sora no quiere volver al cielo.Where stories live. Discover now