Día 2: Posesivo

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El viento en el Caribe es cálido y agradable, sopla a menudo, hace bailar las hojas de las palmeras, cuyo color verde contrastan con las aguas cristalinas que puede ver desde la ventana de su habitación.

Escucha el chapuceo de las olas al levantarse y caer nuevamente, salpicando y retomando su acto una y otra vez.

Incluso puede ver a algunos surfistas montando las olas con una sonrisa en sus rostros mientras el sol los baña enteramente.

Le dio un sorbo largo a la refrescante agua de coco que tenía en su mano y no demoró en sentir unos brazos largos enrollarse en su cuerpo.

Un beso se apoderó de su hombro, otro en su cuello, y uno más en su mejilla.

—¿Qué miras, amor? — le preguntó con una sonrisa mientras miraba en la dirección que su amado.

—Nada en realidad — aseguró — No pensé que algún día me despertaría y tuviera estas vistas.

—¿Te gustan mucho? — preguntó nuevamente — Si quieres, compraré una casa aquí para ti.

—No me importa donde sea — aseguró Sasuke — mientras esté contigo, cualquier lugar es perfecto.

El cuerpo de Sasuke fue dado la vuelta de inmediato y luego de unos segundos sintió los labios de Naruto atrapar los suyos violentamente.

Después de que Naruto y él se conocieron en la oficina, la vida de Sasuke cambio totalmente, su pasado yo era prácticamente una sombra que pareciera nunca haber existido, ahora la luz no desaparece de sus ojos y sonreír para él es trabajo sencillo.

Despues de aquella vez, Naruto lo sacó de la oficina sin soltarlo de sus brazos, lo llevó cargado a un taxi y después que los dejara en un hotel, Naruto recorrió su cuerpo como Sasuke siempre soñó, lo tocó de tantas maneras que se sentía como si viviera en otro mundo o hubiese renacido.

Lo amó tanto de una manera tan inmediata que si alguien le hubiese dicho a Sasuke que se podía amar de esa forma, él posiblemente no le hubiera creído.

Luego de amarse se dieron tiempo para conocerse, saber cosas del otro, Sasuke descubrió entonces que Naruto es alemán y justo ahora está intentado aprender el idioma por él, al igual que Naruto se esfuerza en el inglés.

Luego de un mes, Naruto lo llevó consigo a esas vacaciones en las cuales estaban actualmente.

—Salgamos a comer algo — le dijo Naruto con una sonrisa — quiero comer cangrejo.

—Claro — aceptó Sasuke antes de robarle un último beso.

Ambos salieron y tomados de la mano empezaron a pasear por la playa, Naruto exponía su enorme pecho musculoso ante el sol, sus ojos azules parecían resplandecer y su sonrisa brillaba más que el sol.

O al menos así era para Sasuke.

Sin embargo, a ojos de Naruto solo había personas observando la belleza inmensurable de su amado, con esos shorts azules que le llegaban hasta la rodilla, con su camisa blanca que estaba abierta y se sacudía con el aire dejando expuesto su abdomen, su lindo ombligo, su ancho pecho y sus rosados pezones.

Él podía ser el amor de su vida, pero no podía evitar sentir celos, después de todo, es un ser humano.

Desde el primer día de su llegada, Naruto notó que llamaban la atención, pero especialmente su amado, con esa piel porcelana y sus facciones tan hermosas ¿Cómo no enamorarse de él?

Pero él en realidad nunca soportaría la idea de que alguien más se enamore de él.

Sasuke le pertenece, así lo decidió el destino, y aún cuando muera, Sasuke le seguirá perteneciendo, cada parte de su ser, cada milímetro de su piel, le pertenece solamente a él.


Naruto sacudió la cabeza ante él pensamiento y mientras mantenía apretada la mano del Uchiha se acercaron a un lugar en donde parecían estar vendiendo algunas bebidas y mariscos en vara.

Naruto ordenó seis porciones, de las cuales Sasuke se comió dos y Naruto cuatro, a pesar de que este último insistió en que él debía comer aún más.

Pero Sasuke descubrió que no tiene un apetito tan voraz como el de su pareja.

Después de unos minutos comiendo y bebiendo, Naruto se disculpó y luego de darle un beso en la frente se fue al baño.

Sasuke lo vio irse y terminó por tomarse el resto de su cerveza la cual ya estaba empezando a calentarse.

Alzó la mano y pidió una lata de cerveza nueva, la cual le fue entregada minuto después, alguien se sentó a su lado también y pidió una cerveza al igual que él.

Aunque en el proceso chocó su codo con el hombro de Sasuke.


—Lo siento mucho — se disculpó, tendría unos veintitrés, se veía realmente joven y atractivo.


Tenía el cabello en tonos rojizos hasta los hombros y sus ojos eran verdes y bonitos.

Sasuke asintió y luego le sonrió cortésmente al joven el cual le mostró una sonrisa de igual manera.


—Tienes una piel muy blanca — le dijo el hombre con una sonrisa — ¿No te preocupa quemarte?

—Uso protector, además no salgo mucho al sol — le contó Sasuke con tranquilidad destapando su cerveza.

—Es muy bonita, tu piel — dijo el chico con un tono rosa adornando sus mejillas.

—Gracias — respondió meramente el pelinegro.

—Y… ¿Estás aquí solo? — le preguntó y movió su mano intentando rozar los dedos de la mano derecha de Sasuke.

—No.


Sasuke se sobresaltó al escuchar la voz de Naruto a su espalda, sintió las manos de Naruto deslizarse por su cuello y luego observó como miraba al chico frente a él.

Sasuke apretó los labios y aguantó la risa.

El joven tragó saliva y tomó su cerveza antes de irse del lugar.

Cualquiera se iría si lo viesen como si le fueran a arrancar la cabeza.

Sasuke sonrió y se despidió del joven con un movimiento de mano.

—¿Vas a ser así con todo el que se acerque a mi? — preguntó Sasuke observando sus ojos azules.

—Pasaron treinta años sin tenerte conmigo, no quiero que nadie pueda llamar tu atención.

—Sabes que eso no pasará — comentó Sasuke dándole un último sorbo a su lata de cerveza.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo. —Le confesó Naruto dejando caer su cabeza sobre el hombro ajeno — Si fuera por mí, te llenaría de marcas para que todos sepan que eres mío o te encadenaría para restringirte del mundo y dejarte solo para mí.

—¿Qué te detiene de marcarme?


No tuvo que decir más nada, lo observó poner dinero en la mesa de madera y acto seguido lo tomó del brazo y lo cargó como si fuera un costal de papas.

Dos minutos de caminata y ya estaban en el interior de aquella habitación en la que hospedaban, Naruto lo dejó caer de lleno en la cama y tiró de su camisa haciendo que los botones salieran disparados.

Su boca fue directo a su cuello en dónde empezó a succionar con la misión preconcebida de dejar marcas de propiedad.

Porque en este tiempo junto a él, Sasuke descubrió que a Naruto le gusta dejar marcas de propiedad, marcas en su pecho, en su cuello, en sus piernas, en sus nalgas.

Sasuke sabe que Naruto no tiene remedio cuando se trata de eso, pero realmente Sasuke no tiene problema alguno con eso, porque en el interior, él sabe que es mucho más posesivo con Naruto, de lo que el rubio es con él.

Observó el ceño fruncido de su pareja, y como miraba su cuello, se mordía el labio y buscaba otro lugar que marcar.

El azabache simplemente movió su cabeza y dejó que plasmara nuevas marcas en el otro lado de su cuello.

Le gustaba que Naruto fuera posesivo, porque él también lo era, le gustaba en exceso, tanto, que podría provocar sus berrinches solo para poder ver esa mirada hambrienta en sus ojos.

Las marcas en su piel, le gustaría poder mostrarlas al mundo entero, porque nunca fue tan amado como ahora.

—Sasuke, no mires a otros — le rogó con la cabeza pegada a su pecho —No dejes que te toquen, no dejes que te hablen. Yo no quiero que respiren el mismo aire que tú, no quiero que existan cerca de ti. ¿Que hago, Sasuke? Yo no quiero ser una mala persona.

—No eres malo — le aseguró Sasuke hundiendo sus dedos en su espesa melena rubia —Tú tienes el derecho a sentir todo eso. Yo soy tuyo después de todo.

El rubio alzó la cabeza y una sonrisa adornó sus labios.

—Entonces ¿Te puedo amarrar esta noche?

—Puedes hacer todo lo que quieras conmigo, ya te dije; soy tuyo, amado mío.

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