Epilogo

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A la mañana siguiente la luz del sol saliente golpeó los párpados del príncipe haciendo que lentamente se despertara; un dolor punzante recorrió su espalda y cuello, al parecer se había desvanecido y quedó en el suelo.

Observó su mano izquierda, una pequeña joya de oro blanco la adornaba y junto con ella el doloroso recuerdo de la noche anterior, sabía que debía bajar hacia la oficina de su padre para saber que pasaria con Cellbit, aunque ya sabia la respuesta, solamente le costaba asimilar que quizá ya era momento de dejarlo ir.

Las horas pasaron y junto con el la hora de la horca, bajo hasta estar al frente del castillo, vestía de colores oscuros y un velo cubría su rostro, no estaba en las mejores condiciones para presentarse, su nariz roja como granada y ojos hinchados delataban su sentir; había algo que no terminaba de comprender, Lange tenía el rostro destrozado antes de subir a la horca ¿por que? su padre pensó que quizá era una señal de vergüenza o quizá dejes de locura que había tenido por la noche lo habían llevado a desfigurarse el rostro.

La madera cayó y Roier no pudo ver ni siquiera como el cuerpo caía sin vida; ¿que pasaría ahora?..ya no podría estar con el joven de ojos azules como el cielo, sonrisa bonita y carisma.

Sebastian sentía que cellbit se había llevado una parte de su esencia a la tumba y ahí se quedarían, junto al que alguna vez le juro amor bajo las bugambilias.



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