• ° So this is love ° •

57 6 0
                                    

Armin Arlert no era alguien particularmente especial.

Huérfano desde la corta edad de 7 años, su abuelo se encargó de su crianza tanto como le fue posible y hasta la edad de 11 años. Y fue cuando finalmente llegó al orfanato del pueblo.

Puede admitir que fue suerte, incluso si otros dicen que no fue así, que haya logrado salir del orfanato sólo un año después de entrar al mismo gracias a un hombre llamado Erwin Smith.

Erwin era un profesor que solía pasar las tardes instruyendo en el orfanato incluso si no obtenía paga de ello. Ahí conoció a Armin, y por mera suerte termino encariñado con el pequeño lo suficiente para sacarlo del orfanato bajo la excusa de que sea su aprendiz.

A Armin no le molestó en absoluto aprender más, y leer todos los libros que Erwin poseía iba a ser una aventura que no planeaba perderse, aún si su sueño de explorar el mundo fuera imposible ahora.

Lo que el pequeño Armin no sabía, era que Erwin era profesor privado, y no de una escuela, sino de la realeza. Y cuando el niño rubio lo acompañó al enorme palacio del rey, quedó anonadado con todo lo que estaba a su alrededor, era como en sus libros de historias, con las enormes columnas, las paredes cubiertas de elegante tapiz y cuadros de personas importantes, las estatuas de cuarzo en la entrada, y hasta el hermoso jardín.

Y aún si su estancia estaba restringida a sólo la biblioteca donde Erwin enseñaba al joven príncipe, Armin parecía satisfecho con ver los paisajes del castillo sólo cuando entraban y salían.

Los días en los que Erwin enseñaba al príncipe, Armin se mantenía en otra ala de la biblioteca, leyendo los libros que Erwin le dejaba o algunos que llamaron su atención. Nunca había visto al príncipe y dudaba que un día lo hiciera.

Pero entonces, ese día llegó.

El día en que el príncipe se escondió en la biblioteca poco antes de que su clase iniciara, escondido de la ira de su madre por una probable travesura.

Armin lo encontró inclinado bajo una mesa de estudio, y al no reconocerlo, no dudo en hablarle.

- ¿Qué haces aquí? La sala es únicamente para estudiar.

El joven escondido se sorprendio ante la presencia de Armin, lo miró con ojos grandes y verdes antes de soltar un bufido y cruzarse de brazos.

- ¡Mira quien lo dice! Tú no deberías estar aquí tampoco.

Armin frunció el ceño ligeramente, este niño era un poco grosero, pese a parecer mayor que el rubio.

- Yo estoy estudiando, ayudó a mi maestro para prepararse para la siguiente lección.

Respondió Armin al grosero castaño, quien lo miró un momento y finalmente salió de debajo de la mesa.

- ¿Tú lo ayudas? Pero si te ves muy... Pequeño...

El rostro del rubio se sonrojo, él sabía que era pequeño, pero que este desconocido se lo remarcara sólo lo hizo sentir vergüenza.

- ¡Tengo 13 años!

Exclamó Armin con el rostro completamente rojo, su reacción cautivo al castaño que sonrió brillantemente.

- Pues yo tengo 14, así que si eres pequeño para mí.

Concluyó el de ojos verdes levantándose del suelo y mirando al rubio frente a él, su brillante sonrisa sólo se agrandó más. Armin sintió su corazón latir con fuerza, la sonrisa del castaño hacía que su vientre se sintiera gracioso.

- Mi nombre es Eren, por cierto.

Se presentó el castaño de manera elegante, tomando la mano de Armin y besandola como lo haría un príncipe.

Un minuto.

- ¿¡Eres el príncipe Eren!?

Preguntó Armin con sorpresa, su rostro aún más rojo que antes, con vergüenza goteando de sus ojos. Si alguien descubriera que no sólo regaño al príncipe, sino que le habló como a cualquiera, podrían enviarlo al calabozo o...

Eren se rió con fuerza.

- No pongas esa cara, aunque igual es linda, me gustaba más la otra.

Armin se sonrojo mientras maldecia la sonrisa brillante de Eren.

Aunque, fue lindo conocerlo.

Our Dreams... • Eremin • A Flufftober SpecialWhere stories live. Discover now