Nueve días fuera y Zefer una vez mas no vio a Suguru en la escuela. Lo que mas temía se había hecho realidad; él se había peleado con un chico de segundo año, y de hecho había dejado al chico con la nariz rota y dos dientes menos en la boca. Debido a esto, fue suspendido por cuatro días consecutivos. A partir de esa información Chō comenzó a sentirse un poco asustada y opresiva ¿Y si esa carta fue realmente una broma y él simplemente estaba esperando que ella diera el primer paso para caer en su trampa?
¿Suguru la humillaría delante de toda la escuela?
¡Por supuesto que no!
¿No?
⠀─⠀¿Por que a mi?⠀─⠀pensó en voz alta mientras garabateaba distraídamente en el tablero en blanco con un pincel mojado en pintura verde.
⠀─⠀¿Por que a ti?⠀─⠀le pregunto una voz que tanto le encantaba escuchar. Zefer miro a su amigo, Kento Nanami, que estaba parado justo detrás de ella, mirando lo que estaba pintando.
⠀─⠀¡Nanami!
⠀─⠀En realidad la pregunta correcta seria: ¿Qué estas pintando?⠀─⠀sonrió y señalo las rayas verdes muy aleatorias que no formaban absolutamente nada.
⠀─⠀Me distraje un poco ¿Sabes?⠀─⠀respondió torpemente, encogiéndose de hombros.
⠀─⠀¿Qué paso?
Nanami era uno de sus mejores amigos. En realidad, él era su segundo y ultimo mejor amigo, la primera fue Shoko, por supuesto, nadie podría discutir eso, pero él también tenia un espacio exclusivo en su corazon. Por eso, Zefer decidió contarle lo que había pasado, su amigo merecía saberlo.
⠀─⠀Whoa.⠀─⠀fue todo lo que dijo Nanami junto con una expresión de sorpresa.⠀─⠀no me lo esperaba.
⠀─⠀Nadie Nanami, nadie...⠀─⠀susurro y se llevo la mano a la cara, ocultándola.⠀─⠀entonces ayer me entere que lo suspendieron ¿Puedes creerlo? ¡Cuando faltan nueve días para graduarnos! ¿Cómo se supone que debo abrirme a alguien asi?
Nanami suspiro. En ese punto de la conversación, el rubio había sacado un taburete de un caballete vacío y ambos hablaban en voz baja para que nadie mas pudiera escucharlos. Quien sabia lo que la gente terminaría entendiendo, los peores chismes se forman a partir del ruido en las comunicaciones y de situaciones incomprendidas.
⠀─⠀Ya sabes, Zef...⠀─⠀comenzó apoyando los codos en sus muslos.⠀─⠀Suguru es un tipo complicado. No es que sea una mala persona, en realidad no. En serio, tiene buen corazon... pero es un tipo muy impulsivo ¿Sabes?⠀─⠀ella negó con la cabeza positivamente, aunque no tenia idea de nada.⠀─⠀no piensa bien en las consecuencias de sus actos. Puede que incluso tenga las mejores intenciones, pero acabara resolviendo las cosas de la peor manera.
⠀─⠀Es una de esas personas ¿Cómo se dice? ¿Incomprendido?⠀─⠀dijo, colocando su dedo índice en su barbilla pensativamente.
⠀─⠀Y por alla.⠀─⠀el niño sonrió. Ver la forma en que Zefer entendía a las personas fue fascinante.⠀─⠀digo eso, Zef, porque Suguru no lo golpeo solo porque quería.⠀─⠀y la expresión pensativa de la Chō se convirtió en confusión.⠀─⠀el tipo estaba intimidando y amenazando a un chico de primer año. Aunque él mereciera esa paliza, las cosas no se resuelven asi ¿Verdad?
En ese momento Zefer tuvo una epifanía. Hablar con Nanami había sido absurdamente esclarecedor. Entonces entendió que Suguru no era el tipo de persona que se burlaría de alguien con una carta de amor, porque si realmente quisiera burlarse de ella, lo habría hecho hace mucho tiempo.
El rubio era realmente muy sabio, anoto mentalmente, viéndolo partir. No era parte de la clase de arte, sino del equipo de atletismo, pero de vez en cuando aparecía alli para compartir una idea, como cuando el entrenamiento era mas rápido de lo normal. Estaba agradecida de que Nanami hubiera aparecido tan oportunamente, ahora ya no necesitaba tenerle miedo a Geto Suguru.
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El día perfecto para que Zefer se quedara en casa sin hacer absolutamente nada era el sábado. Un día para posponer las cosas, como a ella le gustaba llamarlo, y despertarse tarde. De hecho, al mediodía en punto, ella se levanto de la cama, todavía muy perezosa por el sueño, ya que se había acostado tarde solo después de pasar dos horas hablando por teléfono con Shoko, creando mil y una posibilidades para entender a Suguru.
Sus planes para ese sábado incluían acechar a Geto en las redes sociales. Y Zefer sabia que tenia perfiles porque estaba conectado a prácticamente todos ellos: orkut, facebook e incluso su viejo y abandonado twitter. Entonces, después de comer las sobras de la cena del viernes y decirle a su hermana que se ocupara de los platos, rápidamente subió las escaleras y se sentó en la silla frente a la computadora.
⠀─⠀¡Y aquí vamos!
Empezó por twitter, que, en opinión de la chica, seria lo mas fácil. Tenia razón, Suguru no publico casi nadie alli, solo algunas quejas diarias y retuits de memes muy divertidos, tanto que Zefer ya no podía desplazarse hacia abajo en la pagina porque estaba inclinada a reírse mucho. Vale, vale, basta de twitter. Al menos tuvo la información de que él tenia muy buen sentido del humor.
Al migrar a orkut, la red social que estaba casi extinta, Zefer descubrió un total de cero cosas sobre Suguru. Solo había unas fotos antiguas de cuando era preadolescente, fotos familiares y felicitaciones de cumpleaños. De todos modos, era peor que el twitter de Zefer.
Sin esperanza, coloco el codo sobre la mesa y la barbilla en la palma de la mano, dirigiéndose a facebook. Afortunamente esa red social estaba mas ocupada y tenia mas cosas sobre Suguru. Al hacer click en la pestaña acerca de, Zefer encontró las paginas que le gustaban y noto que habían muchas en comun. Con las cejas arqueadas y la boca entreabierta, había descubierto que leía, escuchaba y miraba prácticamente las mismas cosas que ella.
¡Vine aquí buscando defectos, pero solo encuentro casualidades! pensó con ligera excitación ¡Bien hecho, la misión de acecho de Geto Suguru se completo con éxito! Y, como beneficio adicional, tuvo el privilegio de ver algunas fotos suyas sin camiseta...
No esta mal, no estaba nada mal...
Quiero decir ¡Realmente necesitaba contarle todo a Shoko!
Sacudiendo la cabeza de un lado a otro para quitarse de encima la imagen de ella misma acariciando los músculos del hermoso abdomen de Geto, Zefer cogió el teléfono y marco el numero de la casa de la Ieri.
