Frutilla

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— ¿Por qué hay un caño en el medio del living?

Felix casi se cae de la silla donde estaba parado. Se sostuvo del respaldo para bajarse.

— ¡Hyunjin!

Una de las esquinas de la cartulina que Felix estaba colgando en la pared se despegó y se dobló sobre sí misma.

Felix quería tirarse por la ventana.

Había pasado todo el día, veinte de diciembre, decorando y redecorando el living para que quedara perfecto. Corrió el sillón, cambió la tele de lugar, pintó a mano las palabras "te quiero" en la cartulina, recortó siete mil corazoncitos de papel que desparramó por el piso, mil de cada color del arcoíris, y...

Sí, instaló un caño.

— ¡Llegaste temprano! —se quejó, parándose frente al caño con los brazos estirados hacia arriba en un intento por cubrirlo para que Hyunjin no lo viera, pero ya era demasiado tarde.

— ¡Te avisé! —Hyunjin rió. Dejó sobre la mesita las cosas que tenía en las manos y se acercó a Felix, con su cabello atado en un rodetito que dejaba a la vista el undercut, y los primeros botones de su camisa blanca desabrochados—. Hoy salí un ratito antes.

—Mentira... —Felix murmuró, tratando de ubicar con la mirada su celular, probablemente enterrado entre trozos de papeles y frascos de témperas sin tapar.

Hyunjin sacó su propio teléfono del bolsillo y lo levantó frente a Felix para mostrarle la conversación:

Estoy llegando a casa<3

Era el mismo mensaje simple que Hyunjin le mandaba todos los días, parte de la rutina, pero para Felix era tan especial como las cartas decoradas con flores de acuarela. Era el mensaje que aceleraba su corazón todas las tardes de la misma manera, y hoy no lo había escuchado llegar.

Dejó caer los brazos al costado del cuerpo. No podía evitar sentir que había fracasado.

— ¿Qué estás haciendo? —Hyunjin sonaba curioso. Miró alrededor—. ¿Qué es todo esto?

—Umm... —Felix agarró un puñado de corazones del piso y los tiró hacia arriba con una sonrisa incómoda—. ¿S-sorpresa?

Hyunjin se largó a reír. Abrazó a Felix contra su pecho, un arcoíris de corazones flotando alrededor de ambos, cayendo lentamente al piso. Felix suspiró; se hundió en los brazos de Hyunjin un poco más.

— ¿Te gusta? —preguntó.

—Me encanta —Hyunjin dijo sinceramente, acariciando los brazos de Felix por debajo de las mangas de su remera.

—No parecés sorprendido... —Felix estaba frustrado—. ¡Aaghhh! —gruñó. Se dejó caer de rodillas sobre el piso y apretó montones de corazoncitos en los puños, la pollera descubriendo la mitad de sus muslos.

Hyunjin se agachó frente a él. Acarició la mejilla de Felix alejando un mechón de pelo celeste de su rostro y dejó un besito en la esquina de su boca, tensada en un pucherito.

—Bonito —susurró, y besó sus labios de nuevo—. Bonita... —Sonrió—. ¿El caño es para mí?

Felix asintió con la cabeza, hombros caídos.

—Debería haber adoptado una cebra... —murmuró— Quería hacerte feliz. —Miró el caño con decepción—. Estuve una hora leyendo las instrucciones y otras dos encajando todas las partes y...

—Me hacés feliz —Hyunjin susurró, rascando con cariño el pelo esponjoso en la nuca de Felix, que seguía hablando.

— ...ni siquiera sé si está bien armado. Se ve bastante firme, pero...

Bubblegum [Hyunlix] 🧁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora