Vestíbulo

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[Del Otro Lado]

-Alex, ¿A dónde vas? -preguntó Viviana.

-¡Vuelvo enseguida! -fue lo que alcanzo a responder el ojiazul antes de salir del apartamento.

-¡Ten cuidado que no te vea papá!

Alex avanzó por el pasillo hasta el ascensor y con un poco de suerte abrió de inmediato.

"¿Será que él bajará también? Estoy seguro de que me vió. Pero... ¿Qué le diré? ", pensó.

Ya iba por el piso 15 cuando la cabina se detiene y dos adultos mayores aparecieron, metiendo multiples cajas con un pequeño montacargas.

-Jovencito, ¿me ayudas? -preguntó uno de ellos.

-E-esta bien -respondió Alex dudoso. Temía encontrarse a su papá aún. Víctor es el jefe de la junta del edificio y suele salir encorbatado en las mañanas cobrando impuestos de piso en piso.

La última caja entró y todos con ella, el anciano pidió bajar hasta el piso doce, donde alguien los esperaba. Allí recogieron más cajas, luego bajaron al piso diez y al piso ocho, por aún más cajas, hasta que no cabía nada más en la cabina.

"¡Fuese bajado más rápido por las escaleras!", pensó el Alex, ahora rodeado de cajas sin poder salir.

Los dos señores no se dejaban de preguntar de donde venía ese jovencito. Sus ropas estaban sucias y parecía cansado.

-¿Te pasa algo? -preguntó uno de los ancianos -. ¿Tu vives aquí?

Alex no quitó los ojos del tablero, esperando que el piso primero se iluminara, ni escuchó la pregunta que le hicieron. Mentalmente estaba en otra parte, estaba en aquel momento cuando Matías le tomó de la mano y lo guió debajo de una cascada.

La puesta de sol pintaba de naranja el manto de agua, dibujando en la pequeña oquedad de piedra reflejos cristalinos de figuras extrañas en las paredes y en sus cuerpos mojados.

Sentados en una saliente, con los pies enterrados en el agua, notaron esas formas que revoloteaban en el estómago de ambos, aclimatando un poco el calor que emanaba sus rostros.

-¿Hay algo que me quieras decir? -preguntó Matías.

-N-no nada. ¿Por qué lo dices? -Aseguró Alex.

-Pensé que si. Oye, ¿En serio te la pasas todo el día en tu cuarto? -preguntó cambiando la conversación.

-Pues, me dan escuela desde casa. No es tan malo como muchos creen. Solo que es más difícil si te tocan materias complejas como matemáticas. A veces no explican bien de dónde salen esos números -respondió Alex.

-Que aburrido, yo no lo soportaría. Prefiero salir y descubrir todo por mi mismo que escribirlo en una hoja ¿Desde cuándo estás así?

Alex prefirió no responder.

-Oye, puedes confiar en mi -insistió Matías. Alex dejó salir un suspiro.

-La verdad es que desde que mi madre murió. Fue hace un año y medio, más o menos.

-Oh... Lo siento, no quería... Bueno, no es lo mismo pero mis padres se divorciaron hace un año. Vivo con mi madre en Puerto Colombia pero en vacaciones siempre me vengo aquí a vivir con mi papa y mi hermana. Tu sabes, cosas legales y eso. No es que me lleve tan bien con mi hermana pero nos divertimos juntos. Hey, si quieres, yo podría salir contigo, así no te sientes tan solo.

-No lo se -respondió Alex -. Tal vez.

-¿Tal vez? -replicó Matías -. ¿No te dejan o que?

La mirada de Alex cayó.

El Mismo Piso, Del Otro LadoWhere stories live. Discover now