Capítulo 2: Verla otra vez.

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Es curioso cómo una vez que algo está en tu cabeza, comienzas a verlo por todas partes. Tres días atrás, Alba no podía nombrar una sola celebridad que estuviese de moda en el último año, menos aún reconocerla en alguna publicidad ni aunque su vida dependiese de ello. Y ahora de pronto se encontraba con que el rostro de Natalia Lacunza estaba en todas partes. En la parada del autobús a unas calles de su casa, en el quiosco de revistas por el que pasaba cada mañana de camino a la librería, y en casi cualquier sitio al que la rubia decidiese mirar. Pero la rubia había descubierto que el lugar más importante en el que aquel rostro había quedado grabado para siempre, era en su mente.

A lo largo del día se encontraba a sí misma soñando despierta con el rostro de aquella mujer que había entrado en su vida hace un par de días, tan fugaz e inesperadamente como salió de ella en cuestión de minutos. Se erguía en la silla de un salto cada vez que el timbre de la puerta de la librería sonaba, esperando encontrarse con esa mirada color chocolate y dejando caer los hombros decepcionada cuando se daba cuenta de que solo se trataba de Marta o de algún cliente esporádico en busca de un título en particular. Se sentía como si hubiese despertado de un sueño maravilloso y ahora por más que intentara volver a dormir, no lo conseguía; o tal vez aún seguía soñando y de alguna manera se rehusaba a despertar...

¡Tata... Me voy! — Avisó a su hermana bajando las escaleras. —¿Tu no rendías hoy?...

"Nop." — Gritó su hermana desde la cocina. —Tenía Taller de Radio de 4 a 5 pero el profesor avisó que se cambia para la próxima semana.

—Vale... "Pues aprovecha para ordenar un poquito, ¿no, amiga?"Caminó hasta la ella para despedirse con un beso y de paso coger un melocotón de la nevera.

¿Perdona?... ¡Pero si ya he ordenado un poco!... "Hasta he sacado la correspondencia del buzón y te la he dejado listica pa' leer en la consola del recibidor, ¿Ah que eso no lo has visto, eh?"

—Bueno, Bueno, ¡No te me pongas chula tampoco! — Fue hasta el recibidor y cogió las cartas para comprobar lo que su hermana había dicho.

Al revisarlas encontró entre ellas un sobre blanco con un simple "Alba" escrito en el frente. —¿Y esto?...

Marina encogió los hombros al mirar aquel sobre en manos de la mayor. —"Estaba en el buzón"... Está sellado así que no lo he abierto. Aunque ganas no me han faltado, déjame te digo... ¿Con quien te mandas cartas tú, eh?

La rubia dejó de prestar atención a su hermana en el momento en que abrió el sobre y se encontró con una hoja, al parecer arrancada del block de notas de un hotel, pues iba membreteada con el logotipo, teléfono y dirección del mismo. Pero lo que atrajo toda su atención fue el mensaje escrito a mano en el centro del aquel papel.

 Pero lo que atrajo toda su atención fue el mensaje escrito a mano en el centro del aquel papel

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"Era una nota de ella"... Diciendo que estaría en la ciudad unos días y pidiéndole que la llamara. De pronto la cabeza de la rubia se llenó de dudas, -¿Cuánto tiempo eran "unos días más"? ¿Y cuándo había enviado esa nota si se estaba disculpando por haberse ido así "hoy", y habían pasado 3 días ya desde su único encuentro?

LOS DÍAS CON ELLAWhere stories live. Discover now