Capitulo 2: Salvadora

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El camino estaba en un estado horrible, piedra por doquier, desviaciones, ramas caídas y varios lycans persiguiendote para destrozarte vivo sin siquiera pensarlo, dudar de ti en este instante era una sentencia de muerte.

Faltaba una distancia considerable para llegar a la entrada del pueblo, los 4 lycans detrás, solo esperaban que me cansará, si sigo corriendo viviré un poco más, si me detengo la muerte de mi familia habrá Sido en vano, el irregular suelo por el cual corría, era cada vez más estrecho, al menos unos 400 metros me separaban de la desviación al pueblo, si llegara ahí, estos 3 idiotas no se atreverían a pasar...

3... 3.. ¡3!

Dónde está el cuarto, de los 4 lycans que me perseguían 1 no estaba, se habra quedado atrás, regreso o tal vez se ocult....

De entre los arbustos del costado, el lycan faltante emergió en un salto, impactando de lleno con mi cuerpo, el fuerte impacto llevo a ambos caer y rodar por una pequeña colina antes de llegar a la desviacion del pueblo...

Estos malditos se la ingeniaron para evitar mi huida...

El mundo Hiba en cámara lenta, frente a mi el lycan que me golpeó va rodando hacia abajo, 3 lycans más vienen en camino a devorarme, el arma que se supone traía quedó en el camino, no es tiempo de descansar o dudar, necesito correr....

Una roca freno con un golpe mi rodada, el Lycan por su parte se empalo la pierna con una rama astillada, un poco más y hubiera sido yo el que estuviera empalado, el aturdimiento por el golpe era evidente, pero debía correr si no sería carne machada para los lycans que bajaban por el camino...

Si más camino lo único que quedaba sería correr por el bosque, hasta llegar al pueblo o algún lugar para esconderme, el dolor en mis piernas era horrible, saltar, caer, rodar, correr, arrastrarse era suficiente para hacerlas estallar en un dolor infernal, árboles secos y otros caídos saludaban mi vista, un bosque de los mil demonios lleno de alimañas y fenómenos era lo único que veía.

Mis pasos resonaban en las hojas secas dejadas por lo árboles, y detrás mío más pisadas sonaban, esos cabrones al parecer no se cansaban, mis piernas estaban a estallar no faltaría poco para caer, un poco más solo un poco más, esas alentadoras palabras resonaban en mi cabeza, solo debo alargar mi vida un poco más.

Las ramas secas arañaban mi rostro, el frío de invierno debería de sentirse por esta época, pero en mi circunstancias el frío no era nada, los 3 lycans restantes no frenaban el paso ni por un momento, mis pulmones quemaban e imploraban un descanso, las ramas caídas obstruyen el camino, por un descuido el freno en seco por el obstáculo hizo que la distancia fuera más corta entre mis perseguidores y yo.

Sin más que esperar corría, escasos metros me separaban de la muerte, esta parte del bosque la conozco, mi padre me trajo aquí...
"La zona muerta" como la llamaba el...

Está zona era por mucho de las ñ más peligrosas a decir por mis padres, leves susurros inundan el bosque en esa zona, murmullos, gritos, teníamos advertido en no ir para allá, los que ingresaban terminaban locos...

Mis pensamientos obstruyeron mi mente, pensar solo me distrajo, una raíz saludaba mis pies, el golpe fue duro no pude ni meter las manos, el tropiezo por la rama, me dejó a merced de los lycans, no debería morir aqui, si no puedo correr me arrastrare, el primer lycan llegó, no dudo en abalanzarse sobre mi, una feroz mordida clavo en mi hombro, parte de la camisa y carne se quedó en su boca, el dolor era indescriptible, la sangre salía rápida y velozmente, co carne ardía y quemaba al mismo tiempo, mi fin había llegado, si algo caracterizaba a los lycans era su nula capacidad para compartir botín, el segundo queriendo algo de mi carne, no dudo el golpear al que aún masticaba mi hombro, ambos peleaban cobre mi, querían comerme solo uno, el tercero aprovecho mientras yo me retorcia del dolor para propinar una mordida a mi brazo, arrastrandome me llevo unos metros más lejos de los otros 2, al ver esto los otros arremetieron con el 3ro, 3 zarpazo fueron dado a mi espalda, sangre voló junto con pedazos de carne al abrir una herida grande por toda mi espalda, mi brazo sangraba y el hombro también lo hacia....

Haber corrido hasta acá ni siquiera valió la pena, pensó el niño, sus 3 verdugos, y uno más que se quedo empalado habían logrado su objetivo, el pobre joven en sus últimos intentos de sobrevivir, se arrastraba mientras sus verdugos peleaban para ver quién lo devoraría primero, unos metros el joven solo se arrastro para observar que unos árboles más adelante, lo que parecía ser una caza se alzaba construida, con un pasto verde que la rodeaba, son las alucinaciones de perder sangre o solo estaba delirando por la zona negra, no lo supo con certeza ya que cayó inconsciente al momento...

Los 3 hombre perro, dejaron de pelear y se centraron en ver quién se comía primero al humano, el cual se había desplazado unos cuantos metros de dónde se disputaban la pelea, acercándose al que parecía un muerto joven, sintieron una pesada presencia frente a ellos, fuerte, tétrica, aterradora, oscura, una gran sombra levantaba frente a ellos, uno a uno fueron cayendo a causa del miedo, cada uno experimento el infierno en vida, el terror de lo que vieron los mato...

Unas frenéticas pisadas resonaron en las hojas caídas, lo que parecía ser una muñeca examinaba al niño con curiosidad, jamás algún niño o joven se había acercado tanto a la propiedad por voluntad, pero este al parecer lo hizo sin querer....

Angie: DonDon tengo un mocoso por aquí....

PEQUEÑA OBSESIÓN Where stories live. Discover now