09

330 21 54
                                    


Anya 

Escalofríos...

Eso es lo que sentí al momento en el que giró su rostro hacia mí tan rápida y tétricamente.

Porque sí, me miraba solo a mí. Pero no lo culpo, supuse que él también vivía ahí por la reacción de Damian al verlo, o sea ninguna. Yo también me alarmaría si viese a alguien que no conozco en mi casa.

Pero en lugar de alarmarse parecía estar...

¿Feliz...?

Claro, a lo que ellos entiendan cómo felicidad.

Dejando eso a un lado, al momento de verme lejanamente parecía desconcertado. No le vi el rostro desde la distancia pero sus ojos hablaban por él, y era una mirada indescriptible.

Cuando pude reaccionar me escondí tras la ancha espalda de Damian. Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Su cuerpo comparado con el mío era muy grande y me lograba cubrir completamente.

Fue algo repentino, algo causado por el miedo y la intimidación que sentía. Mis manos se aferraron con fuerza a su camisa, arrugando partes de la tela. Asome la mirada y vi cómo paso por paso él se acercaba a nosotros. Esperaba una reacción por parte de Damian pero no hubo ninguna.

Se veía tan calmado a diferencia de mí. Una vez más mi mirada se fijó en aquel ente, pero antes de que mi mirada lo buscara ya lo tenía en frente, sosteniendo mis hombros y apartándome del lugar que consideraba seguro. Observándome con una sonrisa tétrica mientras que su mano se paseaba por mi mejilla, causándome un escalofrío por todo el cuerpo.

Mis piernas estaban flaqueando al momento de tenerlo así de cerca, y no era por emoción o entusiasmo de tener a un hombre cerca. En cuanto lo vi no pude evitar pensar en Damian. Eran idénticos, claro, hablando físicamente. Mismo cabello castaño verdoso, mismos iris miel, que mostraban la misma indiferencia hacia cualquier cosa. Misma altura intimidante que me hacía sentir inferior a ellos.

Pero a la vez eran muy diferentes. Ese chico tenía más actitud que Damian, era más expresable. Sus atuendos eran más elegantes y su cabello estaba perfectamente peinado. Todo lo contrario a Damian.

¿Se puede tener un parecido en las diferencias?

Un estremecimiento me estaba consumiendo. Recordé que Damian en el auto mencionó emergencias y refugio. ¿A esto se refería? Probablemente no. Pero no me sentía muy segura con aquellos ojos y aquella expresión tan sombría me abrasaba desde adentro.

Fue ahí cuando sentí que una mano demasiado fría tiró de mi brazo con mucha fuerza. Mi dorso chocó con el pecho de la persona que me había jalado hacia ella. Había chocado con el pecho de Damian. Como si fuera poco, me rodeo completamente con su brazo, juntando más nuestros cuerpos.

Era rara aquella sensación. Podía sentir su fría piel a través de la fina tela de sus vestiduras. Me abrazaba con mucha fuerza y por alguna razón que desconozco me hacía sentir... segura. Era muy extraño considerando que no conocía nada de él más allá de que es un vampiro. Sé que enamorarme de él es un error muy grande. Porque sentía que estaba traicionando a mis antepasados.

 Pero sentía que estaba segura con él. Sentía algo indescriptible, algo que me decía que debía sí o sí estar a su lado. Como una conexión. Pero por otro lado me decía que no debía involucrarme con él porque cuando me viera vulnerable me mataría. No tenía idea a cuál hacer caso, pues a Damian no lo conocía tanto, ni para decir que era un asesino pero tampoco como para decir que era un santo.

—Querida Anna...

Musitó con una expresión sombría aquel hombre.

Cuando lo vi y escuche sentí un horrible estremecimiento. Su voz concordaba muy bien con su apariencia tan siniestra. Fue algo que me obligó a sujetar con más fuerza la camiseta de aquel hombre que me hacía dudar de la vida misma. Haciéndome hundir mi cabeza en su pecho mientras sentía su mano sobre mi cabello, como si me intentara calmar.

Alexitimia | Anya x DamianWhere stories live. Discover now