CAP 4

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—Vamos por tu equipaje —dijo Max— tenemos un montón de cosas que hacer

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—Vamos por tu equipaje —dijo Max— tenemos un montón de cosas que hacer.

Sergio y Max fueron de la mano hacia la zona de recogida de equipajes. Una vez recuperada la maleta de Carlos se dirigieron al aparcamiento hablando del vuelo, el tiempo y los planes de la boda.

Carlos se las apaño para mantener todo el rato la misma sonrisa sin titubear, Hasta que se encontró en el asiento del Aston Martín Valkerie de Max, devorando la autopista a ciento treinta kilómetros por hora. Max manejaba por las calles como si estuviera en un gran premio. Carlos tenía miedo de que chocaran, mientras Sergio estaba sonriendo en el asiento trasero.

Sergio se reclinó admirando a los alfas que más quería en el mundo. Era magnífico tenerlos juntos en aquel hermoso dia. Se los imagino convertidos en grandes amigos. Aunque no tuvieron la mejor relación en Toro Rosso, estaba seguro de que Carlos llegaría a querer a Max tanto como el, y viceversa.

—Oye, tengo el corazón en la boca —dijo Max, señalandose el cuello— tengo que pedirte un favor, Carlos.

—¿Necesitas dinero? —pregunto Carlos.

—Eres demasiado perspicaz —comento Max— ya me lo había dicho Checo —añadió, apuntandole con el pulgar.

—¿Cómo dices? —Carlos contuvo la respiración.

—Yo soy rápido —explico Max, cambiando de carril dando un volantazo— incluso puedo ser gracioso pero no perspicaz —se quedó mirandolo como si quisiera que le explicará aquella carencia personal.

—¿Por qué no miras la carretera?

—¿Vez como eres perspicaz? —Max se encogío de hombros— supongo que es algo innato. El caso es que yo no soy así —volvio a mirar la autopista— en fin, como te decía, tengo que pedirte un enorme favor.

Carlos observo su perfil. No solo era atractivo físicamente, sino que irradiaba una especie de belleza interior que hacia muy difícil que le cayera mal, aunque Carlos se esforzaba.

—Mi mejor amigo, Martín se ha roto el brazo en uno de sus conciertos. No me preguntes cómo —añadió, sonriendo dulcemente a Carlos— el caso es que me gustaría que fueras mi padrino.

Carlos parpadeó, incapaz de responder. Max solto una risita muy nerviosa.

—No te imaginas lo que costará contratar a alguien.

—¿Y si asciendes de categoría a uno de los caballeros de honor? —sugirio Carlos, para ganar tiempo— o alguna otra persona... Ya sabes, alguien que no te haya roto la nariz —dijo haciendo referencia a la ocasión que pelaron a golpes en Toro Rosso.

LA BODA DE MI MEJOR AMIGO. | CHESTAPPEN• CHARLOS.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن