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sweet nothing - Taylor Swift
Narrador 30 de Septiembre, 2023
La tarde se desplegaba majestuosamente sobre el predio de entrenamiento, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras Pablo y Facundo caminaban con pasos cargados de anticipación hacia el vestuario. Al traspasar la puerta, el murmullo de las conversaciones se extinguía momentáneamente, dejando espacio para la expectativa silenciosa. Los ojos de sus compañeros se volvieron imanes, atrayendo miradas curiosas y expectantes. Un susurro apenas audible flotaba en el aire, alimentando la intriga sobre el dúo que había estado en el centro de la tormenta mediática. Martín, el director técnico, los convocó para una conversación en privado, su mirada severa pero matizada con una chispa de comprensión.
- Chicos, necesitamos aclarar algunas cosas. La situación no solo afecta sus vidas personales sino también el equilibrio del equipo. ¿Quieren comentar algo al respecto?
Pablo, con una mezcla de firmeza y humildad, tomó la palabra.
- Martín, Facu y yo queremos disculparnos por cómo se filtró la información. No era nuestra intención afectar al equipo, y estamos dispuestos a manejar esto de la mejor manera posible.
- Entiendo que la vida personal es asunto de ustedes, pero cuando afecta al equipo, se convierte en un problema que debemos abordar. Necesito que mantengan un enfoque profesional. La unidad del equipo es crucial, y cualquier distracción puede afectar nuestro desempeño en la cancha.
Facundo, con una mezcla de deferencia y resolución, agregó.
- Entendemos la responsabilidad que tenemos con el equipo. Queremos seguir dando lo mejor de nosotros y demostrar que nuestra relación personal no afectará al equipo.
- Bien, espero que lo entiendan. Ahora quiero saber otra cosa, ¿están para jugar mañana?
- Siempre, Martín. Y aún más si es con boca. - respondió Pablo con determinación. Facundo asintió en solidaridad, y añadió. - Estamos aquí para jugar, para ganar como equipo. Nada cambiará eso.
Martín, con una mezcla de seriedad y aceptación, asintió.
- Bien, entonces. Mañana es un día importante para nosotros. Quiero ver ese mismo compromiso en el partido. Este equipo depende de cada uno de ustedes, independientemente de lo que suceda afuera.
Al recibir la aprobación de Martín para retirarse y prepararse para el entrenamiento, Pablo y Facundo salieron de su oficina con un peso aliviado en los hombros. Al salir se encontraron con Esequiel, quien aguardaba en un rincón del pasillo. La expresión de preocupación en su rostro era palpable, y los abrazó con una mezcla de alivio y regaño.
- ¡Hijos de puta, me tenían preocupado! - exclamó Esequiel, apretándolos en un abrazo cargado de complicidad. - Los llamé todo el día, ¿cómo están?
