LINAJES | Tanjiro x Inosuke

Una sensibilidad genuina

Su partida de la casa del blasón de glicinias había llegado para emprender su nueva misión en el monte Natagumo, que en palabras distorsionadas del cuervo de Nezuko, era de vital importancia contar con su presencia a la brevedad.

Mientras tanto, Nezuko y Zenitsu terminaban de apuntar como locos todo lo que les había dicho el doctor sobre la condición de Inosuke en un papel pergamino para saber cómo tratarlo si volviera a suceder. Pues fue bastante incisivo al pedirles que cuidaran sus palabras y acciones con él, ya que al no saber exactamente qué cosa era lo que desataba sus ataques de pánico, Inosuke corría el riesgo de volatilidad emocional en espacios poco oportunos debido a su profesión como cazador de demonios.

Sin embargo el cabeza de jabalí rechazó rotundamente padecer de cualquier cosa que no fuera emoción por el combate y placer por sentirse el líder innato de los tres aprendices.

—¡TCH! ¿¡YA NOS VAMOS O QUÉ?! —farfulló Inosuke cruzado de brazos repiqueteando el suelo con cara de pocos amigos—. ¡ODIO VER CÓMO MUEVEN SUS MANOS SOBRE ESE PAPEL TAN EXTRAÑO QUE NO SÉ QUÉ SEA! ¡DÉJENLO YA Y VAMOS A PELEAR!

Su mirada asesina divisaba al doctor con sus compañeros destilando reproche, exigiéndole entre el silencio de la noche liberarlos de una buena vez.

—Ya vamos, cerdo inculto. Literalmente lo estamos haciendo por ti. —masculló Zenitsu en voz grave ganándose una mirada escrutadora de Nezuko.

—¡¿CÓMO ME LLAMASTE?! —rugió Inosuke pegando un brinco irritado para después sacar humo por las fosas nasales de la cabeza de jabalí—. ¡TE JURO QUE TE VOY A-

—¡WAHH-RAHH! ¡ESTA ES LA ÚLTIMA LLAMADA DE ATENCIÓN PARA IRNOS A LA PRÓXIMA MISIÓN! —graznó el cuervo de Nezuko sobrevolando el blasón por tercera ocasión, espabilando a los tres.

—¡Listo! —anunció Nezuko guardando el pergamino en las bolsas de su uniforme cedido por Mitsuri—. Es hora de irnos. —volteó a ver al par dándoles la señal para retirarse y finalizó volviendo la vista al doctor junto a la viejecilla—. Muchas gracias por todo, estamos muy agradecidos de haber recibido tan buen trato, ¡Que la vida se los multiplique con creces! —dicho esto se despidió con una reverencia profunda y salió corriendo a toda velocidad seguida de los otros dos.

—¡¿POR QUÉ CREES QUE PUEDES TOMAR LA DELANTERA, MOCOSA?! —se quejó Inosuke apretando el paso para alcanzarla—. ¡VE DETRÁS Y RESPETA MI PODER COMO ÚNICO LÍDER DE LA MANADA!

—Si realmente fueras el líder ya habríamos muerto por todo el tiempo que pasas inconsciente. —mencionó Zenitsu permaneciendo al último para cuidar a Nezuko desde su punto ciego.

—¡¿CÓMO DICES?! ¡¿QUÉ NO VEZ QUE EL DORMIDO AQUÍ ERES TÚ?! ¿¡CÓMO ES POSIBLE QUE ESTÉS CORRIENDO CON LOS OJOS CERRADOS?! —apabulló Inosuke tensando el agarre en sus katanas—. ¿¡QUIERES PRESUMIR O QUÉ?!

De pronto la caja colgando en la espalda de Nezuko fue abierta revelando a Tanjiro que salió de ella para correr por su cuenta en medio de ambos chicos.

—Zenitsu es un asombroso espadachín que resplandece con los ojos cerrados al igual que tú con la cabeza de jabalí cubriéndote el rostro. No es cuestión de presumir, es cuestión de mostrarte tal cual eres.

—¡¡¡TÚ!!! —vociferó Inosuke apuntándole con el filo de una de sus katanas de forma incriminada sin dejar de correr—. ¿¡CUÁL ES TU RANGO PARA HACERME CAER CADA QUE TE ENFRENTO?! ¡TÚ APARIENCIA ES IGUAL DE ESCUÁLIDA QUE LA DE MONITSU! ¡NO PUEDO PERMITIRME QUE LA ESCORIA DE UN DEMONIO COMO TU ME DERRIBE EN CADA COMBATE! ¡PELEA CONMIGO AHORA PARA MATARTE DE UNA VEZ POR TODAS!

—No lo haré. —replicó Tanjiro llevando la mirada al frente para no perder de vista a su hermana—. Ya te dije que no te dañaré ni a ti ni nadie a menos que lastimes a Nezuko.