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No importa cuántas veces haya pasado por lo mismo, nunca terminaba de acostumbrarse a algo que estaba fuera de su control; la muerte, un destino que todos tienen en común, pero que todos lo obtienen de diferente manera

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No importa cuántas veces haya pasado por lo mismo, nunca terminaba de acostumbrarse a algo que estaba fuera de su control; la muerte, un destino que todos tienen en común, pero que todos lo obtienen de diferente manera.

Lisa apretó con fuerza sus manos cubiertas por unos guantes de tela, mientras veía la caja en dónde estaba la mujer y a su lado, su pequeña, ambas estaban siendo veladas en su casa. Lisa temblaba, no podía dejar de hacerlo, sus ojos estaban irritados e hinchados de tanto llorar, no sabía que hacer, estaba desesperada y sentía la culpa en sus hombros.

—Disculpe — una voz la hizo sobresaltar y al mismo tiempo, girarse a ver a la persona que la había llamado. —¿Usted es familiar? — preguntó una mujer, mirando de reojo ambas cajas, dónde estaban madre e hija. Muertas.

Lisa miró hacía esa dirección, y temblando, negó con la cabeza.

—N-N-No...p-pero, s-soy su vecina — respondió con mucha dificultad, su rostro estaba pálido, como si fuera a desmayarse en cualquier momento.

—¿Quieres un poco de agua o un poco de alcohol? Para que lo pongas cerca de tu nariz, estás muy pálida, muchacha — ofreció con preocupación.

Lisa iba a responder que no, que estaba bien, sin embargo, unos desgarradores gritos se hicieron escuchar de repente, miró rápidamente hacia enfrente, en dónde estaban los ataúdes, ahora había un chico, llorando y gritando sin consuelo, algunas personas se acercaron a tratar de calmar al esposo de la fallecida, pero este no parecía tener conciencia en ese momento. Había perdido a su esposa y a su pequeña y eso, volvía loco a cualquiera.

El temblor en las manos de Lisa se hizo aún más intenso y mordió su labio con fuerza, sintiendo el sabor metálico en su boca.

La primera vez que Lisa había predicho o mejor dicho, visto con sus propios ojos, la muerte de alguien, había sido de su madre, quien murió siendo arrollada por un auto que era manejado por un ebrio sin responsabilidad, su mente se había quedado en estado de shock al ver dos veces, la misma escena, la primera fue en su cabeza y la segunda, fue frente a ella.

Y la segunda vez que había visto la muerte de alguien más, fue de su abuela, la única persona que le quedaba en el mundo después de su madre; había perdido la vida al ser asaltada por un idiota, la apuñaló hasta morir.

Había sido maldecida con el peor de los dones, ya que después de ver y perder a sus dos personas que formaban parte de su pequeña familia; vinieron más muertes, el señor Song, la esposa de Jaebum un amigo que había creado en los edificios que vivía, su esposa también había sido su amiga, la señora y el señor Choi y finalmente, la señora Hye y su pequeña de seis años, las cuales cruzaban la calle, cuando un loco que perdió el control del auto, las atropello.

Su vida giraba entorno a las tragedias y a muertes de personas que conocía y amaba, no sabía que debería de hacer ahora.

Por otro lado, su maldición había venido de generación en generación en su familia, ya que su abuela lo heredó a ella, cosa que pareció muy extraña, ya que la madre de Lisa no tuvo dicha maldición; su abuela le había explicado sobre ese don, como tratar de evitar ver las muertes de otras personas y que era lo que nunca, jamás, debería hacer con ese don.

Lisa al principio creyó que tener ese don sería una bendición, ya que así sabría prevenir a las personas de su muerte o al menos, darles un aviso, sin embargo, su abuela le dijo y se lo repitió mil veces antes de morir...

—Lisa, nunca trates de evitar la muerte de las personas, puedes evitar tocarlas y ver su desafortunada muerte, pero no evites lo que el destino por ley ha escrito, si llegas a hacerlo, alteraras el curso de éste y dónde hay muerte, siempre habrá muerte, no te enfrentes con algo que no puedes manejar.

Sus palabras siempre se repetían una y otra vez en su mente, pero quería odiarlas, quería que aquellas palabras salieran de su cabeza y jamás regresarán, porque debido a esas palabras, no puede hacer nada para salvar a las personas de su alrededor.

Después del funeral, regreso a su departamento, las vecinas de a lado, siempre se la pasaban hablando mal de ella, incluso al llegar a casa, la vieron de pies a cabeza antes de darle una mala mirada y seguir con sus chismes.

Lisa no tenía tiempo ni ganas de pelear con esas señoras y mucho menos porque su turno en la tienda de conveniencia, empezaría pronto y no podía darse el lujo de perder ese trabajo. Le había costado mucho conseguirlo.

—Abuela... — murmuró, mirando el retrato que estaba a un costado del sofá, encima de la mesita en dónde había una lámpara. —Ya no quiero que haya más muertes — mencionó, entre sollozos. —Lamento no obedecerte, lo siento mucho.

Ya no iba a dejar morir a nadie más, ella los salvaría, no importa lo que el destino tuviera de castigo para ella, lo soportaría.

Ya no iba a dejar morir a nadie más, ella los salvaría, no importa lo que el destino tuviera de castigo para ella, lo soportaría

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—LaOmmaChida💜💜✨✨✨

»Destino Incierto 🦋 +18 [ Lizkook ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora