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Ya era media mañana y por fin estaba llegando a casa, mis movimientos eran mas que silenciosos ya que asumía en segundos llegaría mi madre a regañarme a gritos por desaparecer por mas de 12hs, miraba con detalle el piso y no habia nadie, ni siquiera mi gato se habia despertado en cuanto abrí la puerta; me dirigí mas tranquila a mi cuarto y comencé a preparar todo para ducharme, necesitaba que el agua caliente afloje toda tension en mis musculos, puse musica y pretendía disfrutar este momento para mí  desempleada, una bañera y toda la tarde libre. Apenas me metí suspiré de lo cansada que me sentía y en segundos por mi mente se volvió a cruzar ese albino, era bellisimo el bastardo, mas con su actitud soberbia; mientras lo recordaba sentía mi zona intima palpitar... Estaba sola pero que mejor compañía que mis recuerdos de sus expresiones soberbias y esa sonrisa que me estaba devorando hasta en la situacion más inadecuada... Sus manos con dedos largos...

De mi boca se me escaparon uno que otro suspiro cuando comencé a complacerme con mis manos, caricias suaves al aun no haber comenzado, el ambiente era tan calmado que disfrutaba que sea asi solo para mi; poco lo disfrute cuando escuche como casi derriban la puerta a golpes, era mi madre.

—AHORA APARECES!? SAL DEL BAÑO EN ESTE INSTANTE QUE TENEMOS QUE HABLAR— Odiaba mi vida realmente, decidí salir en toalla y en cuanto salí mi madre ya estaba esperandome sentada en la mesa fumando como chimenea, nuestro departamento era pequeño por lo que no había lugar a donde escapar si no queria encararla.

—Buenos dias— Me senté en la mesa con mi mayor cara de indiferencia sin despegar la mirada fija en ella.

—Buenos dias? Enserio? Buenos dias me dices despues de que me enteré por mis amigos que renunciaste al trabajo por el que tanto rogué que te dieran? Quien te crees que eres?— Apagó la colilla de su cigarrillo para no tardar un segundo en encender otro. —Como pretendes que pagaremos esta casa, dime ya que eres la inteligente que renuncia de un dia a otro— Me dolía que me cuestione como viviriamos y no el por qué renuncie, quizas ya lo sabia y no le interesaba, o peor aun lo intuía y prefería ignorarlo. —Dime! Como pretendes que vivamos!? Pretendes que me prostituya para que tengas todas comodidades!?— Comodidades madre? No hay comida en el refrigerador y con suerte llegamos a fin de mes con el alquiler. —Hablaré con tu padre si nos puede ayudar hasta que consigas trabajo otra vez y espero que hagas todo lo que te pide porque yo no puedo lidiar mucho con él— Primero tu lo elegiste para tener hijos, segundo no se supone que deberían mantenerme hasta las 21 años por el estado? Hace casi 2 años que trabajo y es lo unico que hago desde que termine el instituto.

Asentí a lo que ella decía, otra cosa no podía hacer.

—Terminaste?— Noto como se acerca a mi y me abofetea con el dorso de su mano.

—Usa esa soberbia y viveza para conseguir trabajo rapido, que parasitos yo no mantengo— Estaba mordiendo todo el interior de mi boca para no llorar o explotar en ira. Vi como se fue a su habitacion dando por finalizada la conversacion y decidí ducharme rapido e irme a dormir a mi cuarto, detestaba ultimamente vivir bajo el mismo techo que ella.

Al dedpertar de mi larga siesta noté que ya era casi de noche, el cielo tenue que iba de un cielo celeste a un profundo azul me incentivó a salir de casa ya que no podía dormir todo el dia para ignorar a mi madre; cuando estaba por salir de casa, al ver la hora en mi celular noté que tenía un mensaje de un numero no registrado.

"—Buenas tardes enana—" Vi la foto del numero y era ese albino otra vez, tan solo quizas por un segundo podría despejarme...

No lo dudé por un segundo y lo llamé.

—Hola? Tantas ganas de escucharme tenías enana?—

—No lo se Satoru, solo quería saber quien era el desconocido que tiene mi numero—

Play Along [Jujutsu Kaisen]Where stories live. Discover now