CAPÍTULO 6 (PARTE 2)

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Una vez salieron al exterior, lo hizo ponerse al sol y lo miró con ojos pensativos.

—Creo que no ha sido una buena idea entrar —le dijo en un tono refunfuñón—. ¿Ya has recuperado calor?

—Un... un poco —logró decir él.

—¿Quieres que te caliente un poco?

—N... no. Ya estoy bien.

—¿Entonces me devuelves la chaqueta?

—Aún no, dame unos minutos más —contestó y metió las manos en las mangas—. Ejercicio —dijo—. Necesito un poco de ejercicio para calentar mi cuerpo. Vamos a ver las viñas.

—¿Quieres ir corriendo o caminando? —le preguntó Harry, esbozando una sonrisa traviesa.

De niños, los cuatro corrían por los campos de la Casa Styles, Gemma, Liam, Harry y Louis. Como Liam era dos años mayor que ellos, siempre les daba unos metros de ventaja. El que primero salía corriendo era Louis, por ser el más pequeño de estatura, luego los mellizos y al último él, pero siempre los alcanzaban un segundo antes de llegar a la meta.

—Prefiero caminar —le contestó y echó a andar.

Harry hizo lo propio, manteniéndose a su lado sin invadir su espacio.

—¿Estás intentando mantener las manos lejos de mí, Harry?

—No lo estoy intentando. Estoy manteniendo las manos lejos de ti —Harry miró al cielo como si buscara ayuda celestial—. No me puedo creer que no te hayas dado cuenta.

Louis sonrió y entonces se detuvo de golpe.

Habían llegado a la primera hilera de viñedos. Las vides, sin podar y enfermas, estaban destrozadas. Las ramas de espinas que estaban al final de cada hilera de vides le resultaban vagamente familiares, pero no tenían aspecto de uvas.

—¿Son... rosas?

—Parece que sí —Contestó Harry en un tono seco.

Louis examinó los alambres que sujetaban las vides. En ese momento solo le servían de ayuda a los rosales.

—Pero, ¿quién en su sano juicio plantaría rosales entre las vides?

—Quién sabe —dijo Harry con cara de estupefacción.

—Tremendo. — agregó Louis. Luego, como si fueran dos desconocidos le preguntó —¿Qué harías con estas vides?

—Las arrancaría todas y volvería a plantar.

—¿Y el enrejado? La estructura de madera y alambre debe de tener más de cien años por lo menos.

—Eso también lo quitaría.

—Saldría muy caro —dijo Louis.

—Mucho.

—Lástima, pudo haber sido un sitio genial.

—Aún lo puede ser —apuntó Harry con una sonrisa maliciosa—. Ya lo pensaremos durante la comida.

—Comer, ¿dónde?

—Conozco un sitio que te encantará. Está en las colinas.

Él vaciló un poco.

—Solo es una comida, Louis. Ahórrate los nervios para luego.

Louis rodó los ojos.

*

Estaban sentados en la terraza de la cafetería de un elegante hotel, ubicado en las colinas. Unos minutos más tarde les sirvieron un té a Harry y un tarro de cerveza negra a Louis. La cafetería tenía fama de tener los mejores pasteles de pan de millo y quesos de toda la zona. Además, desde su terraza se podía disfrutar del mejor paisaje campestre.

UN SUEÑO PROHIBIDO (LS AP)Where stories live. Discover now