CAPÍTULO 10

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En la mañana de la subasta, Harry se despertó con los nervios tensos como cuerdas y el mal humor en pleno apogeo.

No sabía muy bien qué había salido mal con Louis la noche anterior, pero había terminado acusándole de no darle suficiente, él le había reprochado lo mismo, y había salido por la puerta sin más.

Gemma no se veía por la casa. Harry fue por un café a la mesa de té, en donde los empleados le dejaban la cafetera ya preparada todas las mañanas.

Pronto tendría que poner un anuncio para buscar una nueva ama o amo de llaves, necesitaba alguien de carácter que lograra mantener en orden la casa como siempre lo había hecho Josephine.

Gemma solía quejarse de lo difícil que era dirigir el castillo. Había que mantenerlo caliente en invierno, airearlo en el verano, darle constate mantenimiento para evitar humedades... A pesar de su elegancia y majestuosidad, el Castillo Styles necesitaba mucho personal, gente que hiciera su trabajo con esmero.

Harry lo sabía muy bien. ¿Quién vivía en un castillo en el siglo XXI? Si Louis aceptara su proposición, podrían convertir el castillo en su centro de operaciones, centralizar la gestión de Casa Styles, abrir una parte al público y dejar solo un ala completa para la familia, e irse a vivir a otra parte.

Un lugar donde ese bagaje ancestral de opulencia y abolengo no pesara sobre sus cabezas como un lastre, un lugar donde Louis se sintiera cómodo.

Harry sonrió con tristeza. Por fin tenía una buena razón para comprar la finca de los Hammerschmidt, pero no estaba seguro de lograrlo.

Louis y él podrían hacer de la finca un hogar maravilloso. Tendrían suficiente privacidad, pues seguía siendo una propiedad bastante grande... Requeriría mucho mantenimiento, pero fácilmente podía llegar a ser un refugio confortable. Podría ser algo de los dos, no de él solamente. Podrían crear su propio hogar.

Pero estaba seguro que esa idea no le gustaría mucho a Louis.

Era el día de la subasta. Le había enviado un mensaje que lo vería allí. Pese a que ahora era el último sitio en el que quería estar. Ya había lanzado su puja la noche anterior. Y había perdido.

*

Louis llegaba tarde.

Había regresado a su departamento alquilado antes de dirigirse a la subasta y se había entretenido demasiado. Se había puesto a ordenar documentos "importantes", se había cambiado de ropa innecesariamente... Cualquier excusa era buena para evitar el problema fundamental: ver a Harry.

Louis creía en lo que le había dicho a su madre. A Harry no le importaba en absoluto su posición social. Harry lo respetaba y se preocupaba por él de verdad; lo bastante como para ofrecerle todo lo que tenía y así ayudarlo a establecerse en la zona, lo bastante como para convertirlo en su amante, lo bastante como para querer casarse con él.

Bastante.

Cuando llegó, no había lugar de aparcamiento delante del elegante hotel Du Belle donde se iba a celebrar la subasta. Por fin encontró un lugar a dos calles del lugar, y de repente se dio cuenta de que llegaba tarde, muy tarde.

Un asistente de la casa subastadora lo recibió en la puerta. Rápidamente lo registró y le asignó un número. Le informó acerca del depósito obligatorio, en caso de que su puja resultara ser la ganadora. Louis asintió y miró a su alrededor, buscando el rostro que deseaba ver por encima de todos los demás.

Pero no le veía.

Había ido directamente al Castillo Styles después de visitar a su madre. Harry tampoco estaba allí... aunque tampoco sabía qué iba a decirle si le encontraba... Todo dependería de lo que viera en sus ojos...Todo dependería de lo que viera en su mirada... Miró hacia la multitud de nuevo. Vio a Gemma y se dirigió hacia ella.

UN SUEÑO PROHIBIDO (LS AP)Where stories live. Discover now