04. La hija de Valentine

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-Oigan, ¿alguien más cree que esto está demorando demasiado? -pregunta Simon mientras calentaba sus manos en el fuego- Tal vez debamos tu debas ir a ver.

-Jace lo tiene cubierto -responde Alec, quién estaba recostado sobre un muro-.

-Si.. Los Hermanos Silenciosos son algo desagradables -murmura Morgana avivando el fuego con su magia-.

-Eso no ayuda, en absoluto -habló Simon nuevamente- ¿Que pasa si Clary no puede manejar a los Hermanos Silenciosos? ¿Que..?.

-Literalmente no paras de hablar -lo interrumpe Alec-.

-¿Siempre es tan encantador? -les pregunta Simon a las chicas-.

-Te sorprenderías -dice Morgana divertida y Alec rueda los ojos-.

-Primogénito -le responde Izzy- Pesada es la cabeza que lleva la corona.

-Lo entiendo, hijo único -comenta- Mi madre quiere que sea un contador.

-¿Y tú? -inquiere Isabelle coqueta- ¿Qué es lo que quieres?.

-¿Yo?.. Bueno, estoy en una banda -confiesa-.

-¿Si? ¿Qué tipo de música?.. Dejame adivinar, ¿indie rock? -le preguntaba y Morgana solo los miraba divertida-.

-Si -asiente-.

-¿Tienes algo en tu teléfono?.

-Claro, grabamos el último concierto, fue un éxito -cuenta emocionado- Dejé mi teléfono en la camioneta.

-Vamos a buscarlo -dice-.

-¿A donde van? -cuestiona Alec serio al ver que su hermana y el mundano se estaban alejando-.

-Déjalos Gideon -interfiere Morgana ganándose una sonrisa por parte de su parabatai y una mala mirada del azabache al escuchar su segundo nombre-.

Isabelle se fue junto al mundano a la camioneta dejándolos solos.

-No deberías hacer eso -escucha la voz de Alec atrás suyo-.

-¿Hacer qué? -pregunta sin mirarlo-.

-Jugar con fuego -Morgana lo mira por sobre su hombro unos segundos y luego la lleva al fuego nuevamente. Desde que habían hecho esa fogata improvisada por el frío no había parado de alterarla con su magia- La última vez terminaste con tus manos quemadas.

-Sabes Alec -se voltea para encararlo, para descubrir que el azabache se había movido y ahora estaban a escasos centímetros- Tal vez me gusta quemarme.

Alec traga grueso al escucharla y un hormigueo se instala en la boca de su estómago. Los dos tenían la vista puesta en los ojos del otro, creando una pequeña guerra de miradas.

-Pues no debería gustarte -susurra descendiendo su mirada a sus labios por un microsegundo, acto que no pasó desapercibido por Morgana- Es peligroso.

Lo peligroso es que los dos entendían que no se referían al fuego.

-Bueno.. -se acerca acabando con el espacio que los separaba cada vez más- ¿Para qué venimos al mundo si no vamos a correr riesgos?.

|𝐂𝐀𝐙𝐀𝐃𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐒𝐎𝐌𝐁𝐑𝐀𝐒| Alec Lightwood ¹Where stories live. Discover now