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El jardín se convirtió en el punto de encuentro entre el elfo y gumiho. Los días, luego de que se conocieran, siempre que podían se visitaban en ese lugar, a veces acompañado de sus amigos o como a ellos les gustaba, simplemente ellos dos.

Este día, Seungmin notó que el gumiho parecía algo cabizbajo, no quería indagar, ya que no quería parecer demasiado invasivo; aunque sabía que en unos minutos Jeongin se lo diría, porque así era él y algo que le gustaba mucho a Seungmin.

—Ah...no sé qué hacer, Seungmin-hyung—lloriqueó el menor y el mayor se rió tapando su boca por lo tierno que sonó el contrario—. Sunggie me intentó enseñar a bailar al estilo humano...¡no puedo hacerlo!—se tapó sus orejas zorrunas y Seungmin se lo quedó mirando unos segundos con una pequeña sonrisa.

—¿Tan difícil te resulta?.

—¡Como no tiene idea!—lo miró con angustia—Le piso los pies siempre, voy a humillarme en el baile—se tapó su rostro.

Seungmin negó y se levantó tapándole el sol a Jeongin. El menor se destapó su rostro y lo miró confundido.

—¿Por qué no me dejas intentar enseñarte, Jeo?—hizo una reverencia como lo haría si fuera un baile real y Jeongin sintió sus mejillas levemente sonrojadas—¿Me permite este baile sin música, Yang Jeongin?—el menor no pudo evitar reír, tomó la mano que se le extendía.

—Lo acepto, Rey de Tansy—le sonrió juguetonamente y el mayor llevó la mano del menor a su hombro mientras que la suya la posó en su cintura.

—Solo tienes que seguirme, déjate llevar—y con un suave movimiento comenzó a moverse con elegancia dejando completamente embobado al gumiho.

Seungmin comenzó a tararear una suave melodía que a Jeongin lo relajó bastante.

—Oh, lo siento—soltó cuando casi se tropieza con sus propios pies. Seungmin le sonrió moviendo su cabeza restando importancia—. Soy muy torpe.

Seungmin se rió con suavidad y siguió con su melodía.

Al principio, Jeongin sí lo pisó, pero el mayor no se quejó de nada.

—Deja de disculparte...es normal equivocarse cuando estás aprendiendo—el mayor se detuvo un momento y el menor miraba sus pies, se sentía muy avergonzado al hacer el ridículo en frente de ese hermoso elfo.

—Pero parezco tonto—murmuró con un puchero.

Seungmin sintió como su corazón se volvió cálido y su estómago sintió como si pequeñas mariposas revoloteaban en su interior.

—No es así, además...¿no te diste cuenta?—Seungmin sostuvo el mentón del peliblanco obligándolo a mirarlo, Jeongin lo miró confundido—En esta última melodía, no me has pisado ni te has tropezado en ningún momento.

Enchanted | ˢᵉᵘⁿᵍⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora