Capítulo 9

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Sanji se remueve en su sueño, un brazo larguirucho colgando del borde del sofá hace que sus nudillos rocen la botella de vino vacía tirada en el suelo. Parece temprano, pero no esta seguro de cuando se ha dormido, así que podría ser cualquier hora. Gime en voz baja, se pone de lado y acurruca la cara en el cojín. No tenía la intención de quedarse dormido aquí, pero después de su tercera copa de vino las cosas se volvieron un poco confusas. Se despierta lentamente y siente que se le eriza el vello de la nuca cuando la niebla del sueño se disipa y se da cuenta de que no está solo. Despierto de golpe, se sienta y mira alrededor de la habitación sólo para cruzar los ojos con Robin.

"Buenos días", sonríe ella sobre su taza de café, delicadamente sentada en el sillón con un libro en el regazo.

"Buenos días", responde Sanji tímidamente, restregándose el sueño de los ojos. Entorna los ojos hacia el reloj de pared y enarca las cejas al ver la hora.

"He entrado con la llave de repuesto y me he hecho un café. Espero que no te importe".

Sanji sacudió la cabeza, avergonzado de que Robin tuviera que tomarse la molestia de entrar y esperarlo. Demasiado vino y la televisión hasta altas horas de la noche le habían afectado. Se gira para sentarse en el borde del sofá y se pasa una mano por el pelo. Está grasiento y sucio, necesita una ducha. Lo que significa que Robin tiene que esperarle aún más.

Casi como si oyera sus pensamientos, Robin habla suavemente sin apartar los ojos del libro: "Estoy en una parte interesante de mi novela. Por favor, tómate el tiempo que necesites para prepararte".

Aliviado, Sanji le da las gracias antes de levantarse del sofá y dirigirse al baño. Cierra la puerta y enciende las luces, parpadeando ante el brillo de las bombillas fluorescentes antes de abrir el grifo para lavarse los dientes. Mientras se cepilla los dientes, le vienen a la memoria los sucesos de anoche y recuerda su promesa de seguir adelante hoy y olvidarse de Zoro. Debería ser fácil: tiene todo el día planeado para ir de compras y cocinar con Robin, seguido de la fiesta. Escupiendo en el lavabo, enjuaga la pasta de dientes por el desagüe y deja que todos los pensamientos sobre Zoro se vayan con ella.

Gira la boquilla de la ducha a la temperatura perfecta, Sanji se desnuda mientras el agua se calienta antes de meterse. Sigue el proceso de enjabonarse, aclararse y repetirse con el piloto automático, repasando su rolodex mental de recetas en busca de ideas sobre lo que deberían comprar en la tienda. Decide que lo mejor es hacer un recuento de los invitados antes de comprometerse en firme, termina la ducha sin pensar y sale para secarse. Se envuelve la cintura con la toalla, sale del baño lleno de vapor y recorre los pocos escalones del pasillo hasta la puerta de su habitación, pero antes se asoma al salón para ver cómo está Robin. Fiel a su palabra, sigue acurrucada en el sillón, concentrada en su libro.

En el dormitorio, Sanji abre varios cajones de la cómoda para sacar calzoncillos, vaqueros y calcetines antes de sacar distraídamente una camisa naranja abotonada del armario. Vistiéndose rápidamente, no queriendo hacer esperar mucho mas a Robin, hace una breve pausa para buscar en su armario y sacar también su chaleco negro. Mirando su reflejo en el espejo, asiente aprobando su aspecto antes de volver al salón.

Sanji encuentra sus cigarrillos en la mesita, saca uno y se lo guarda en el bolsillo. Encendiéndolo y deleitándose con la primera fumada del día, espera pacientemente a que Robin marque su pagina y le mire antes de preguntarle: "¿Cuanta gente esperas en esta fiesta?".

Tarareando pensativamente mientras se levanta y va a guardar su libro en el bolso, Robin se encoge de hombros y se vuelve hacia Sanji con una sonrisa en los labios: "Franky invitó a todo el astillero y le dije a Luffy que podía invitar a quien quisiera, así que estoy segura de que habrá bastantes".

Camino A Ti - ZosanDove le storie prendono vita. Scoprilo ora