PROLOGO

281 30 0
                                    

No recordaba mucho de su vida anterior ni mucho menos como habia muerto en aquella vida, simplemente cuando abrió de nuevo sus ojos se encontraba en los brazos de una mujer que tenia unos preciosos ojos azules.

Al parecer aquella mujer era su madre.

El hombre de cabello rubio estaba sentado junto al sillón sosteniendo a otro bebé, habia asumido que el era su padre y lo que sostenía su hermano mellizo.

Hanagaki Kaori. Ese era su nuevo nombre y hermano mayor se llamaba Takemichi.

Siento cierto reconocimiento con aquellos nombres.

Al parecer ambos era un poco diferentes o solo ella por ser consiente a todo su alrededor, con el pasar de los años habia descubierto que Takemichi era un niño curioso, travieso y problemática desde la cuna, al contrario de ella que era timida y callada.

Ella rubia como su padre y su hermano tenia el cabello oscuro de su madre, no se parecían en absoluto, pero ambos compartían el mismo azul que su madre.

—No hay nada de que alarmarse— una noche accidentalmente habia escuchado a su padre hablar con su madre. —Sabes que los mellizos suelen tener diferentes personalidades asi que no te preocupes mucho.

Claro que se preocuparían si ella solo lloraba cuando hacia popo y tenia hambre.

Después de pensarlo toda la noche y haciendo todo lo posible por recordar su pasado, no encontraba ningún indicio de nada, por lo que optó por actuar como una niña de su edad lo haria a medida que crecía.

—Te queda horrible— Kaori de cinco años miro a su hermano con su feo peinado hacia arriba.

—Es la nueva moda— se encogió de hombros orgulloso mientras se amarraba con una tela roja en su cuello como una especie de capa. —No sabes nada Rory.

—Mamá se va enojar si sales sin permiso y además no has hecho tu tarea— le recordo mirándolo. —Seremos castigados sin dulces los fines de semana.

Takemichi se detuvo en la entrada de la puerta antes de volverse hacia ella con una sonrisa brillante en su rostro.

—No va a pasar nada no te preocupes— aseguro con tanta confianza que ella le creyó. —Llegare antes de que mamá este en casa asi que ve a tomar tu siesta y de ahí nos ponemos hacer tarea.

Pero yo ya la hice.

Asintió de todas maneras a sus palabras viendolo marcharse, se quedo por un tiempo de pie antes de comenzar a subir las escaleras para ir a su habitación.

—¿No le pasara nada?— murmuro pensativa a su peluche.

Desde que habia renacido descubrió ser fan de los peluches de gatitos y como era la consentida de su padre tenia una gran colección de ellos, su padre siempre le traía algunos en unos de sus viajes de trabajo.

—Señor bigotes hoy te tocar tomar la siesta conmigo y no hay protestas— miro al gatito de peluche con rayitas y se subi en la pequeña escalerita que llevaba hasta su cama ya que esta era alta.

Tenía sueño después de jugar a las atrapadas con su compañeros de parvulario y al ser una pequeña niña se había agotado demasiado, asi que rápidamente se durmió apenas su cabeza había tocado la almohada.

El cielo estaba tornándose naranja cuando unos ligeros toques en su mejilla la habían levantando y restregó su puño en sus ojos confundida, estuvo distraída durante un tiempo apoyándose contra algo y finalmente se dio cuenta de la presencia de su madre.

—Mami— sonrío la pequeña rubia restregando su mejilla contra la palma de su mano.

Ni si quiera se habia dado cuenta que estaba en su regazo.

—¿Por que sigues vestida con tu mandil?— su madre le preguntó a lo que ella la miro confundida. —Ven vamos a cambiarte con ropa más cómoda para bajar y comer un refrigerio.

Lo último la emocionó y espero pacientemente desde su cama esperando a que madre recogiera una muda de ropa de sus cajones.

—Para la otra recuerda quitarte el mandil si vas dormir la siesta cariño— fingió regañarla.

Kaori bajo la cabeza avergonzada notando por primera ves su uniforme de parvulario, alzo sus cortas manos cuando su madre se lo había pedido comenzando a desvestirla y colocarle un vestido verde de tiritas.

—¿Ya llego mi hermano?— pregunto casualmente bajando de un salto de la cama.

—Si ya llego hace unos momentos y esta haciendo abajo haciendo su tarea— respondió y la pequeña rubia se preocupo de que sj hermano viniera a buscarla a pedir su ayuda.

Con toda prisa comenzó a bajar por las escaleras siendo cuidadosa en cada escalon e ignorando los regaños de su madre, cuando terminó de bajar corrió directamente hacia la sala donde se encontraba su padre acomodando las cosas de su Kit de primeros auxilios.

—¡¿Que paso?!— grito cuando vio lleno de curita y raspones.

Por primera vez ambos padres observaron con incredulidad a sus hijos que balbuceaban palabras incoherentes y se respondían de la misma manera entre mocos y lágrimas, horas más tardes un hombre habia llegado hasta su casa para expresar agradecimiento a azabache menor por defender a su pequeña hija.

Cosa que le salvo de un castigo.

—Entonces ya eres un héroe— Kaori brinco saltando en su cama .

—Te lo dije— se mofo con orgullo brincando junto con ella .

—Si, pero resultaste ser un héroe muy llorón— se rió cuando se cayó al suelo después de practicar un par de poses estilo sailor moon.

—Oye tampoco así— se quejó indignado. —Además Kakucho dijo que el me ganará cuando seamos grandes asi que esperare a ese momento.

Kaori se acomodó en su cama y espero a que el también se acostara junto a ella, era una especie de tradición que hacían lo viernes de dormir juntos.

—¿Cuando me llevarás contigo a ver a Kaku?— pregunto abrazándolo cuando se acomodó a su lado. —Se supone que me ayudaría hacer un castillo de arena.

—Ummm— con una expresión pensativa miro a su hermana por unos momentos antes de hablar con una sonrisa. —Vamos a ir a su casa mañana y lo invitaremos a ver películas.

Pero aquello nunca se cumplió, nunca lo volvieron a ver ni mucho menos supieron de el y durante días lo buscaron hasta el cansancio, pero su amigo nunca apareció.

Era como si la tierra se lo hubiera tragado.

Oasis Of Love (Chifuyu M.)Where stories live. Discover now