Capítulo 18

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En una mañana bañada por la luz dorada del sol, mi novio y yo compartíamos un desayuno íntimo en un rincón acogedor de mi cocina. La mesa estaba adornada con una delicada mantelería, y los rayos de sol se filtraban a través de las cortinas, pintando sombras danzantes sobre nuestros rostros sonrientes.

El aroma tentador del café recién hecho llenaba la habitación, despertando nuestros sentidos y creando un ambiente de calidez y complicidad. Las risas y los murmullos suaves se entrelazaban en el aire, como una melodía suave y familiar que solo nosotros dos conocíamos.

—Entonces, ¿Tienes planes esta noche?

—Así es cariño, lo siento. Se que te prometí que me quedaría una noche más contigo pero quede en verme con los chicos.

—Apenas nos vemos Ian. Acaso prefieres estar con ellos que conmigo.  —Jugué con las sobras de comida que permanecían en mi plato.

—Ya habíamos hablado de esto. —Su voz sonó firme y tomó mi mano rápidamente cambiando su semblante con sonrisa— Veré si logro terminar lo más rápido posible, ¿De acuerdo?

—Está bien.  —Regresé la sonrisa con mis labios cerrados.

Nuestros ojos se encontraban en un instante. Sin embargo, en ese preciso momento, el sonido inoportuno de un teléfono interrumpió nuestra burbuja. Era mi propio teléfono. Mis ojos se desviaron hacia la pantalla, y mi sonrisa se desvaneció al leer el nombre del contacto que parpadeaba.

Un suspiro escapó de mis labios, y mi pareja, con su delicadeza y comprensión habituales, me sacudió suavemente la mano, instándome a responder.

Con un nudo en la garganta y el corazón lleno de incertidumbre, me alejé de la mesa. Me acerqué al teléfono, cerrando la puerta detrás de mi cuando entré al baño.

—Hola.

—Hola mi princesa, ¿Cómo te está yendo?

Luego de nuestro sorprendente reencuentro y digo sorprendente con el mayor sarcasmo posible, papá estuvo lo que sobró del día intentando contactarme para pedirme disculpas. Claramente nunca le respondí, pasaron varios días cuando tomé el valor para al menos leer uno de sus últimos mensajes y responderle.

Fue sorprendente cuando lo hice y me respondió de vuelta bastante rápido. Era como si hubiera estado sentado esperando por mi respuesta.

—¿Tienes algún problema? ¿Necesitas dinero? Solo dímelo, yo me encargaré de todo.

—Estoy bien. —No pude evitarlo y solté un suspiro apoyándome del lava manos.

—Me alegra oír eso. Estaba preocupado por ti. No sabes lo mal que me puse cuando te fuiste corriendo de ahí. Quise ir tras de ti pero sabía que solo empeoraría las cosas.

—¿A qué se debe tu llamada? Ya escuché tus disculpas.

Me crucé de brazos aún sosteniendo mi teléfono. Quería ir al grano. Hubo un silencio corto hasta que regresé nuevamente a oír su voz al otro lado del teléfono.

—Veras, en la madrugada tendré un viaje de negocios. Se que siempre quisiste ir conmigo, ¿Por qué no me acompañas? Me haría tan feliz, por favor.

—No quiero ir. —escupí a la primera.

—Debí haber aceptado aquellas veces que tanto me lo pediste. Perdóname.

—Ya basta de pedir perdón Jungkook, eso ya no sirve.

—Solo escúchame, esta bien. —Lo oí suspirar con temblor— ¿Podemos salir a cenar en la noche? Te compraré algo delicioso.

papá ausente -jjk Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu