Odio el rosa

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Aquel día la reunión con la princesa y su hermano termino bien, todo parecía estar excelente. Los dos reinos que habían estado constantemente en guerra se habían planteado el firmar un tratado de paz.

Había escuchado por parte de Kamek que si esto seguía de esta manera el poder abrir un libre comercio con el reino champiñón se veía posible.

Todos parecían felices, unos más que otros

Pensó al acostarse en la cama vacía que compartía con Bowser, él rey koopa se encontraba en su oficina, desde el día en que vio a Peach su actitud cambio un poco, seguía siendo un "caballero" en toda extensión de la palabra, amable y respetuoso la mayoría del tiempo, pero la forma en que lo veía, la desilusión que reflejaba su vista al tener que convivir con él, le dolía. Nunca había visto a Bowser ilusionarse tanto como lo había hecho con la monarca rosada.

Luigi sabía que había un "compromiso" oculto detrás de su unión, uno que se había forjado por razones que no tenían nada que ver con el amor. El que estuvieran casados no era fruto de sentimentalismos, amor ni aprecio, sino todo lo contrario. Las razones de su compromiso que se había gestado meses atrás estaban más allá de lo común y eso era un poco triste y desilusionante.

- ¿Enserió Bowser? - Pregunto una ingenua rubia. Entre sus manos se encontraba un ramo de flores ofrecidas por el Koopa

-Sí claro, no hay problema- Contesto con entusiasmo

La princesa estaba un poco sorprendida, pero eso no fue impedimento para tomar gustosa aquel detalle. Anteriormente había rechazado innumerables ramos de flores que venían de parte del rey koopa, aunque, esta vez la razón para aceptar aquel obsequio era que se trataba de un hermoso arreglo floral de narcisos. Una flor proveniente de clima frio lo cual contrastaba mucho con el clima de las tierras obscuras y también que era la causa de su asombro. Bowser había afirmado que aquellas flores habían sido plantadas en sus tierras, lo que significa que debió de tomar mucho tiempo y esfuerzo para que florecieran de aquella manera. Realmente debió de tener un buen ingenio para conseguirlo.

Peach seguía contemplando el presente, definitivamente Bowser la había impresionado por primera vez.

Por su parte Luigi se sentía inquieto en su lugar, no podía evitar mirar con disgusto lo que sucedía frente sus narices. En respuesta su corazón comenzó a arder una chispa incómoda. La jardinería nunca fue un pasatiempo que le llamara la atención, pero a falta de amigos y de actividades a realizar le dio una oportunidad a dicho hobby. Le gustaba la flora que existía en las tierras oscuras, pero extrañaba ver más variedades de plantas, así que, con meta en mente realizo lo imposible para que esto fuera posible. Tan enserio iba que se tomó el tiempo de realizar un lugar realmente vigilado y aislado, que estaba regido por condiciones específicas que realizaba al pie de la letra.

Todos sus horas invertidas y sus esfuerzos echados a la basura y ¿solo para qué?

¿Para terminar, siendo un ramo que se secaría en menos de una semana?

En ese momento no tuvo duda, Bowser era un idiota en toda palabra. Con que derecho ultrajo su invernadero y más importante ni permiso le había pedido.

Se guardo sus palabras y simplemente sonrió en lo que restaba de la reunión, eso sí, a medida que observaba a Bowser y Peach conversar animadamente, un nudo se formaba en su estómago. Los pensamientos irracionales se apoderaron de él: ¿No se supone que Peach odiaba a Bowser? ¿Qué tenían en común Bowser y Peach? ¿Por qué él se reía tanto con ella?

- ¡No puede ser! - Grito de rabia al recordar aquel momento.

En aquel entonces lo había negado, pero no tenía sentido seguir negando lo inevitable. Desde que los vio juntos ese extraño e incómodo pesar se estaba formando, no sabía que le pasaba, pero ahora sabia el nombre de aquel sentimiento; celos.

Los celos eran un sentimiento extraño y amargo que se apoderaba de su interior. Se dio cuenta de que quería ser él único en la vida del rey koopa. Poder ser su confidente exclusivo, y verlo compartir su tiempo y atención con otra persona le resultaba insoportable. Realmente se sintió confundido por esta emoción, una que nunca había experimentado antes.

Recordó como en el momento que Peach iba a bajar las escaleras y Bowser le iba a extender su mano para ayudarla. Se adelanto y en un movimiento casi instintivo la tomo él. Seguía caminando junto a "su esposo" e intentó ignorar los celos que le hacían sentirse inseguro. Pero cuanto más tiempo pasaba, más fuerte se volvían sus emociones. Sus manos se aferraban con fuerza a las de Bowser, como si temiera que Peach fuera a arrebatárselo.

El día continuó, pero la semilla de los celos ya estaba plantada en el corazón de Luigi. A medida que se acercaba la noche, sus pensamientos la atormentaban. Se preguntaba si el koopa seguía pensando en la princesa, si prefería la compañía de ella a la suya, si acaso Peach era una amenaza para su relación.

Él ya sabía la respuesta, lo supo desde el momento que había recibido la noticia de la visita de la princesa, aun así, no quería aceptar la realidad y se refugiaba en el hecho de que ellos estaban casados y no podía pasar nada de sus locas fantasías.

Dando vueltas por horas y maldiciendo en voz baja, por fin, pudo reconciliar el sueño. Agradecía que su tormento había terminado y por fin podía descansar como su cuerpo se lo exigía.

...... ........ ......... .........

A la mañana siguiente se llevó una sorpresa inesperada que arruino su rutina diaria. Solo tres días habían transcurrido y nuevamente el reino champiñón hacia una visita a las tierras oscuras. Se alegraba de poder convivir con Mario, pero no le hacía gracia el tener que volver a la rubia.

Faltaba todavía para el encuentro, pero a medida que pasaban los días, los celos se apoderaban cada vez más de Luigi. Comenzó a sentir una incomodidad constante cuando Bowser mencionaba a la princesa en sus conversaciones. Sentía un nudo en la garganta cada vez que oía salir el nombre de la rubia de sus labios. Los celos lo atormentaban y lo mantenían despierta por las noches.

Aun no perdonaba del todo a Bowser por matar a sus narcisos, pero se tragó su orgullo y lo dejo pasar. Buscaba cualquier excusa para estar al lado de él, intentar ser su centro de atención. Luigi quería que el mayor solo se fijara en él. Estaba a ferrado a tener una relación de pareja perfecta, una que nunca tuvo pero que siempre anhelo.

En ese momento Luigi definitivamente no estaba a favor del tratado de paz; odiaba las visitas, odiaba fingir estar bien, odiaba tener que sentirse tan mal consigo mismo y sobre todo odiaba el rosa. 

Bowser no era ignorante del comportamiento del verdecito, pero se lo atribuía a que Luigi quería aparentar ser un matrimonio funcional y saludable a los ojos de Mario. Nunca se imagino que verdaderamente Luigi podía sentirse celoso, le había rondado la idea, pero para él eso le era imposible. ¿Luigi celoso?

Claro que no, incluso era tonto pensar en ell.

Yo soy tu esposo, ella es la otra.Where stories live. Discover now