CAPITULO 33

215 33 0
                                    

YoonGi

Una pelea, el cabrón de Rocky quería una nueva pelea. Pero esta vez no quería perderla. No sabía hasta qué punto ese gilipollas creía que podía llegar, pero ni de broma podría superar a JK si se ponía en forma. Ya era una maldita máquina dentro del circuito underground, pero es que el nivel tampoco era muy alto. Dale un par de meses y mi hermano se convertiría en un auténtico aniquilador. Lo sé, porque yo pasé por lo mismo, igual que todos los Min de nuestra familia. Solo necesitamos una pequeña motivación y llegamos donde los demás sueñan. Mira el tío YoonGi. Él luchó por sacar a flote a su familia y lo consiguió a fuerza de golpes. Solo un puñado de balas pudieron frenarlo.

—Jefe, tengo lo que me pidió. —Recogí el pendrive que me tendió Bobby y asentí. Caminé hacia mi despacho y lo conecté a mi portátil. Fichero a fichero, fui desgranado la detallada información que Bobby había conseguido sobre Rocky. El cabrón estaba entrenando en su gimnasio de Miami, aumentando su rendimiento y masa muscular a base de químicos. Se iba a convertir en un puto camión de dieciséis ruedas.

Me recosté en mi sillón y empecé a darle vueltas a la cabeza ¿Qué podía hacer para deshacerme de él? Cogerlo y meterlo de cabeza en el barco. Demasiado fácil, aunque apetecible. Pero ¿qué hacía con Bloom? La desaparición de Rocky sería más munición en su revólver. No, tenía que hacer que los dos cayeran ahorcados con su propia soga. Sí, eso sería estupendo. Si pudiera... ¡Oh! Sí, había una manera. Retorcida, complicada, lenta, pero definitivamente sería perfecta. Sabía que estaba sonriendo, pero qué le iba a hacer, soy un puto genio. Ahora solo tenía que trazar todo el puñetero plan con mis hermanos y Yuri. Cada uno a su manera, íbamos a atar un pequeño nudo en aquella cuerda. Íbamos a ejecutar nuestra propia misión imposible.

JungKook

Si fuera otra persona pensaría que estaba colocado de hierba, marihuana, hasta las cejas, pero era YoonGi y lo imposible, retorcido y brillante, se juntan para hacer estrategias perfectas. ¿Su plan? Una jodida obra de ingeniería. Pieza a pieza, llevaríamos a término una obra maestra de la perdición de esos dos gilipollas. Nadie se mete con un Min y mucho menos con toda la familia, porque Bloom aspiraba a demasiado y ya saben lo que dicen del que quiere dar un mordisco grande: que se puede atragantar. Por mi parte, no iba a tener ningún problema. Delegaría la parte limpia de la contabilidad del negocio en algún subalterno de confianza y de la turbia me encargaría en mi tiempo libre desde casa. Mi prioridad, ponerme en forma para el día del combate. Si todo salía bien, sería en dos meses. Gracias a dios que TaeHyung vivía conmigo, porque no podría encontrar mucho tiempo para él y eso me jodía realmente, porque acabamos de formalizar lo nuestro, o más bien yo lo había hecho, aunque había sido una mierda.

Curioseé en internet sobre esas cosas de cursis, cómo pedirle ser tu novio, ir a vivir juntos, el primer beso y, realmente, me había pasado por el forro de los pantalones todo el protocolo. Así que tenía que compensarlo, pero con todo esto encima... Entonces se me iluminó la azotea. Podía hacer como YoonGi y regalarle algo, una joya que demostrara lo que siento por él, sobre todo al resto del mundo, algo que dijera «Es mío» y todos sabrían lo que ocurriría si le hacían daño, algo que dijera claramente que pertenece a un Min, a éste Min. Algo que lo uniría a mi nombre, más de lo que podría hacerlo una estúpida foto de compromiso. Y lo supe, tenía la imagen en mi cabeza, solo necesitaba hacerla realidad.

Miré el reloj, aún tenía tiempo antes de que TaeHyung terminara su trabajo de la mañana, así que me fui a encargarlo y a comprar todos los suplementos alimenticios que iba a necesitar, ya no era suficiente con cuidar mi alimentación, ahora debía complementarla con todo lo que mi cuerpo iba a necesitar.

A veces pienso que Fredo tiene un sexto sentido para encontrarse conmigo en los lugares más inoportunos, o tal vez... ¿y si era otro de los espías de Bloom? Daba asco no poder confiar en nadie.

—Hola, tío. ¿Comprando suministros?

—Sí. Tenía la despensa vacía.

—Así que tenemos una pelea en el horizonte.

—¿Cuándo no la ha habido?

—Así me gusta, mi chico haciéndome ganar dinero. —No estar seguro de la fidelidad de tus «amigos» era una mierda, porque no sabías hasta donde puedes decir sin perjudicar el plan, pero ¿quién dijo que no podía aprovecharme de él?

—¿Sabes cómo andan los demás luchadores? ¿Qué se cuece?

—Lo de siempre, algunos se retiran, otros se lesionan y muchos aparecen para cubrir los puestos libres.

—¿Alguno que deba preocuparme?

—¿A ti? ¡No jodas! Eres JK el Ruso Negro Vasiliev, son ellos los que deberían estar preocupados.

—Nunca está de más saber a qué me enfrento.

—Ya, si quieres investigaré un poco, pero no creo que tengas problema alguno con los novatos.

—Deja que eso lo decida yo. Es a mí a quien van a golpear, ¿verdad?

—En eso tienes razón. Veré qué averiguo.

—Gracias, Fredo.

—De nada, solo protejo mi inversión.

TaeHyung

No es que fuese infrecuente que Kook me recogiera en el trabajo para ir a almorzar, lo había estado haciendo bastante últimamente. Lo raro es que saliera del despacho de Bobby después de mantener una conversación privada.

Si trabajaba en lo mismo que él, ¿por qué no confiaba en mí de igual manera? Eso me hacía dudar de que realmente me tomara en serio. Sí, bueno para un torneo de póker, bueno para llevarme a su cama, pero ahí terminaba la cosa.

—¿Listo para ir a comer?

—Dame un minuto. —Kook se apartó un poco de mi puesto y pude observarle mejor por unos segundos. Era raro verle vestido tan informal, con unos jeans y una camiseta de The Punisher. Aquellos malditos bíceps destacaban como unos pompones rosas en las orejas de Marilyn Mason. ¿Por qué los chicos con ojos de bambi usaban camisetas negras? Porque les sentaban de muerte y a Kook todavía más. Uno no sabía si apartarse de su camino o tirarse directamente encima de él. Mejor lo segundo, indudablemente, porque aún podía hacerlo. Es que estaría deseable incluso con una de esas chaquetas que usa Elton John.

—Si sigues mirándome así, no vamos a salir del edificio.

—¿Y cómo te estoy mirando?

—Como si quisieras quedarte atascado conmigo en el ascensor.

—Pues sí, así te miro. ¿Vas a hacer algo al respecto? —Su frente se posó sobre la mía, mientras sus manos me aprisionaban contra mi mesa.

—Deja de hacer esas cosas, Sweety. Soy un Min y no rechazo un reto como ese.

—Dejémoslo en que eres un hombre fácil. —Su boca se adueñó de la mía imponiendo su dominio, hasta que la repetida tos de Bobby hizo que Kook se detuviera.

—Busquen una habitación.

Min's Family (KT) 2Where stories live. Discover now