14: Firmamento

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Capitulo 14.


A Margarita se le había metido algo en la cabeza y era difícil disuadirla de lo contrario ¡Tenía que hacer algo que demostrara lo feliz que estaba de la llegada de Julio y ese algo era una cena, sí o sí!

La cena estaba servida y la familia reunida en la mesa. Margarita puso platos rebosantes frente cada uno de los comensales y se sentó a la mesa con una gran sonrisa complacida. Estaban comiendo en familia, inauditamente, sentados todos juntos en un mismo lugar, al pie de una conversación.

Ly comió y observó. Era una persona bastante decidida a dar su opinión fuera de su casa, pero puertas adentro, frente a sus padres, frente a su padre, prefería decir poco y escuchar más. No era que le desagradara aquel asunto, todo lo contrario. Cuando estaban juntos, algo pequeño y esperanzado se asomaba en su corazón. No duraba mucho, claro. Julio sí no tenía temor de compartir lo que pensaba, al contrario, estaba bastante decidido en hacerlo, allí más de lo que lo estaría en cualquier otro lugar. Su madre hablo de política, él criticó el partido que ella apoyaba y hablo mal del alcalde de la ciudad. Su padre hablo de economía, él le dijo que nunca había sabido llevar bien las cuentas de la tienda y que no entendía como aún no habían quebrado. Hablaron sobre salir en las vacaciones a tal parte, él les recordó que estaría en la universidad para esa temporada. Quisieron hablar de su carrera entonces, pero él les contradijo en todo. Su padre finalmente cansado resongo algo como "Llegó la paz de esta casa" y Julio le dijo que no tenía de que preocuparse, no estaría mucho tiempo allí. Les recordó que se iría pronto porque la tía Claudia le ayudaría a conseguir un mejor empleo. Sin pensar realmente en lo que estaba diciendo su padre le pregunto si entonces tendría que dejar de enviarle dinero para mantenerlo, y Julio le respondió que podía, no lo necesitaba. Según él, había estado cuidando de si mismo solo toda su vida. Termino rápidamente su comida, halago la cocina de su madre con sequedad, se levantó y se fue.

¿Cómo se únia a una familia? Se preguntó una vez más nuestra protagonista con un suspiro pesado y la vista desganada sobre lo que quedaba en su plato ¿Había alguna forma? Un momento después se encontraba subiendo las escaleras. Se encaminó hacia el cuarto de su hermano, se asomo por la puerta entreabierta pero no había nadie en la habitación. Por la ventana entraban el viento nocturno que refrescaban el espacio. Tuvo una idea repentina y suspiro resignada. Apresurada bajo a la primera planta y se dirigió al jardín inferior, busco la escalera plegable –esa alta que casi llegaba hasta el techo– y asegurándose de que estuviera firme en tierra más de una vez, se aventuro en subir. Cuando asomo la cabeza por la platabanda, vio un cuerpo echado despreocupadamente sobre la superficie. Se distinguía claramente, por qué esa noche la luna alumbraba como un faro.

—Detesto que me obliges a subir a este lugar.

Cuando Julio la escuchó, se levantó de un  tirón y la ayudo a terminar de subir. Era propensa a sentir vértigo, y pocas veces en su vida lo había acompañado en sus visitas al techo. Le iba mejor ver el cielo desde la ventana.

—¿No puedes por una vez en tu vida intentar tener una conversación normal con nuestros padres? –Le reprochó cuando sus pies estuvieron firmes sobre la superficie.

—¿No puedes por una vez en tu vida dejar de criticarme y ponerte de mi lado? –Hizo como que se lamentaba.

—¿No puedes por una vez en tu vida hacer algo bien? –Esto último fue una broma y Julio reacciono como tal.

El joven se tendió sobre el suelo de nuevo.

—En este momento estoy en mi lugar feliz, y si no vas a contribuir con mi felicidad entonces te puedo ayudar a bajar de vuelta.

GraciaWhere stories live. Discover now