Capítulo Uno: Caí bajo el encanto del desencanto

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Capítulo Uno: Caí bajo el encanto del desencanto

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Capítulo Uno: Caí bajo el encanto del desencanto

Perdí mi virginidad el año pasado.

Y es una de las cosas que más arrepiento de mi vida y adicional a eso, también de haber conocido a Kai. Y no es que perdí mi virginidad con Kai, ¡claro que no! ¡Eso nunca sucederá! Sino que, son dos sucesos diferentes: primero, perdí mi «florcita» con mi exnovio Declan y segundo, conocí a Kai desde que éramos niños en la escuela primaria. Durante muchos años hemos estudiado en las misma escuela y ahora, nos ha tocado tomar un curso universitario. Las vueltas que trae la vida...

Es difícil salir de una situación y meterme en otra así de rápido. Porque lo único que hace Kai en esta vida es respirar, comer y joderme la existencia. ¿Qué se cree él?

—¿Sabes que Kai anda mirando hacia acá?—me preguntó Isla, mi mejor amiga, casi gritando.

Ambas andábamos sentadas en un sillón. Había muchísima gente para estar en una casa de dos pisos. La música se escuchaba amplificada, retumbaba las paredes y los muebles. Todos se movían de lado a lado, sosteniendo vasos de distintos colores y cigarillos. La gente hablaba, bailaba, se reía y se manoseaba como si no hubiese fin. Y claramente, Isla y yo andábamos ahí por estar, sentadas en medio del sillón, mirando nuestras escenas tomar rumbo y sin freno.

Isla vestía un crop top mahón, un short de cuero y unos tacones. Llevaba trenzas francesas y su piel era de un color caramelo. Mientras que yo vestía un poco más tipo «monja», un mahón largo y una camiseta que decía «Perdón por llegar tarde, no quería venir.»

¿Qué hago aquí?

Después de haber escuchado a Isla suplicarme para acompañarla a la fiesta, accedí a hacerlo. Y también para así ampliar mi círculo social, que literalmente se compone entre: mi madre, Isla y yo.

Sentí un codazo, que me hizo volver a la realidad. Isla asintió e hizo un gesto con la cabeza en dirección a una figura familiar: Kai. Él se pasó la mano por el cabello, como para recuperar la postura y sobretodo, mostrando sus tatuajes. Apoyó sus brazos en contra suya y esbozó una sonrisa maliciosa. Sus ojos color miel aún seguían fijados en mí. Lucía con un pantalón negro de cuero, una camiseta blanca y unos tenis negros.

—¡Ey, Isla!—escuché una voz varonil interrumpir mis pensamientos. Desvíe mi mirada de Kai a la nueva figura que se encontraba enfrente a nosotras: era un chico que reconocía. Lucía un ligero bronceado y, aún así, se le veían las pecas. Llevaba puesta una chaqueta azul con toques dorados, una camiseta gris y un mahón azul oscuro. Además de eso, lo que me llamó la atención fueron sus ojos azules y su cabello color azabache. —Me alegro verte por aquí.

Enamórame Si PuedesWhere stories live. Discover now