24. El día ha llegado

43 21 17
                                    

Emma

Me miro fijamente en el espejo de los camerinos.

Las ondas de mi cabello castaño caen suavemente sobre mis hombros, mientras mi brillante vestido verde resalta hasta llegar a mis tacones plateados.

También acompaño mi vestido de gala con un par de aretes con piedras de esmeralda, que eran de mi mamá. A ella le gustaban mucho las joyas y los accesorios, aunque lamentablemente había podido recuperar muy pocas de sus cosas, ya que la mayoría fueron tomadas por mi tía hace varios años.

Trato de alejar esos dolorosos recuerdos que llegan a mi como una ráfaga y me sigo concentrando en mi aspecto.

Como recuerdo de mis padres también llevo sobre mi cuello una delgada cadena plateada, de donde cuelgan un par de anillos, las joyas con las que ellos se juraron amor eterno. Es de lo poco que había logrado recuperar junto con el fideicomiso, y aunque no es mucho, es suficiente para poder sentirlos cerca de mi, así que desde entonces siempre los llevo conmigo, solo que en esta ocasión, son claramente visibles debido al escote del vestido.

Mi maquillaje hace juego con mi vestimenta, resaltando brillos plateados como sombras de ojos y un tono rojo en los labios.

—Estoy lista —digo para mi misma.

Este concierto significa que mi graduación ha llegado, el momento en el que puedo demostrar que soy una música, el instante en el que voy expresar lo que siento mediante el sonido de las teclas.

Pero aún así, siento que me falta algo. Por supuesto que hubiera deseado que mis padres estuvieran conmigo, mirándome desde la primera fila, pero sé que eso no es posible, así que, con ese anhelo en mente, solo puedo sonreir amargamente.

—Hoy te ves muy hermosa —dice Elías, acercándose a mi por la espalda y abrazándome cálidamente.

No puedo evitar sonreir alegremente mientras correspondo el abrazo de Elías. Toda la amargura que estaba sintiendo hace apenas unos instantes se está disipando rápidamente.

Aunque hay personas que ya no pueden estar mi lado, llegaron otras más que permanecen conmigo.

—Tu también te ves muy guapo hoy —digo, alisando su traje.

Elías, contrario a su desarreglado estilo de vestir habitual ahora luce un fino traje negro, zapatos perfectamente lustrados y una corbata verde, que se asemeja al color de mi vestido.

—¿Solo hoy? —bromea Elías.

—Un poco más hoy que otros días, si —respondo, acercando mis labios a los de él para besarlo.

—Tengo algo para ti —susurra Elías, poniendo en mi muñeca un pequeño ramillete con lindas flores de tono blanquecino—. Trate de hacerlo con pequeños adornos para que no te moleste cuando estés tocando el piano.

—Gracias —contesto con una sonrisa. Con esto, sé que ya estoy preparada.

—¡Oigan, ya va empezar! —grita Tessa, asomándose por la puesta del camerino. La ropa que lleva puesta también es diferente de lo habitual, ya que está luciendo un vestido corto de lentejuelas rojas y un chongo alto, pero siendo fiel a ella misma, conserva las botas negras que siempre lleva puestas.

—¡Un momento! —exclama Elías en contestación, mientras extiende su brazo hacia mi—. ¿Vamos?

Entrelazo mi brazo en el de él y ambos comenzamos a avanzar fuera del camerino.

Todos los estudiantes de esta generación están sentados en las primeras butacas del auditorio, afortunadamente, es lo suficientemente grande como para albergar al gran número de personas que vienen a vernos, no solo los familiares y amigos de los estudiantes, sino también cazatalentos, reclutadores y otras personalidades de la música que vienen aquí en busca de nuevos jóvenes habilidosos para sus proyectos o disqueras, lo cual solo hace que aumente el nerviosismo de todos.

Con la emoción corriendo por nuestras venas nos sentamos en las butacas que nos corresponden y esperamos a que de inicio la presentación final.

El evento comienza con un discurso expresado por una de las maestras de la escuela que fue elegida por los alumnos  y que obviamente, es Abigail. Ella vistiendo elegantemente se acerca al micrófono y comienza a hablar. 

—Queridos alumnos y público que nos acompaña está noche, este es el día en el que los chicos que entraron a esta institución hace algunos años y que desarrollaron todo su potencial hasta llegar a ser la mejor versión de ellos mismos nos mostrarán su brillo, su toque, su música. Yo personalmente, fui testigo de como iban a evolucionando, ahora sé que el día de mañana van a poder salir al mundo para enseñarle a los demás la belleza de expresarse con la música.

Tras una gran ronda de aplausos, cada uno de los alumnos va pasando para realizar sus presentaciones. El grupo de Elías es el penúltimo en presentarse y a mi se me ha confiado realizar el cierre del evento.

Y así es como todos los alumnos muestran lo que han aprendido durante toda la carrera. Melodías originales, sentimientos demostrados y aplausos emocionantes llenan la sala.

Todo el ambiente se siente radiante.

A mis ojos, es como un sueño vívido que desaparecerá en cuanto lo toque. Mis emociones se desbordan mientras empiezo a juguetear con mis dedos, como si lo que tocara fuera el piano que usaré en apenas unos minutos.

Otro fuerte aplauso me saca de mis pensamientos.

—Es hora —dice Elías, apretando mi mano—. Volveremos pronto.

La banda se levanta de sus asientos y se dirige al escenario, justo como la primera vez que los ví en aquella clase de práctica. Tessa se coloca frente al micrófono, con Matías y Nolan a sus lados, Elías se sienta detrás de la batería, está vez sin tirar nada a su alrededor, todos se ven elegantes y listos par dar lo mejor de ellos mismos.

Sonrío orgullosa mientras los veo prepararse, ahora es su momento de brillar y estoy segura que lo harán como ninguna estrella jamás lo ha hecho.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Notas Para ElíasWhere stories live. Discover now