37|I'm burning, ¿don't you see?

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Estoy ardiendo, ¿No ves?

Sentí como dejaban un suave y tierno beso encima de mí frente. Arrugué levemente mi nariz y lentamente abrí los ojos, logrando ver el rostro de Tom.

El acariciaba dulcemente mi mejilla mientras que sonreía tiernamente, sus ojos inmediatamente se conectaron con los míos y su sonrisa se agrandó más.

—Tom... —Musité mientras que liberaba un leve bostezo. Sonreí mientras que el, con su mano, empezaba a retirar los mechones molestos de mi rostro. —Buenos días, lindo.

Amaba despertar con él cada mañana, se sentía tan tranquilo y mágico.

—Buenos días, muñeca. —Murmuró con la voz ronca mientras que sus dedos seguían acariciando y entrelazandose entre mi cabello. —¿Como has dormido?

—Bien... gracias a ti. —La sonrisa aún seguía en mis labios. —¿Y tú?

—Igual, gracias a ti. —Tom se acercó a mí rostro y dejó un casto beso encima de mis labios, haciendo qué mi sonrisa creciera aún más. —Aunque... necesito organizar algunas cosas para hoy y tengo flojera. —Rió.

Reí también.

—Entonces levantate y arreglate, Tom.

El chistó su lengua.

—Nah, quiero que nos quedemos un rato aquí, juntos y acurrucaditos... —Susurró. —Ven. —Pidió mientras que se giraba lentamente en la cama hasta quedar boca arriba.

Giró su rostro hacia mí y me miró dulcemente mientras que yo me movía de mi lugar, logrando acercarme hacia su pecho hasta terminar descansando mi cabeza encima de este.

Podía sentir y escuchar los fuertes latidos de su corazón mientras que él llevaba su mano hacia mí cabello, volviendo a acariciar dulcemente este. Sus caricias eran tan suaves y tranquilizadoras al igual que su suave respiración.

Suspiré y sonreí levemente mientras que empezaba a dibujar estrellas sobre su desnudo y ejercitado torso. Mis dedos acariciaban suavemente su piel, de manera dulce y lenta. Rodeé algunas cicatrices mientras que empezaba a dibujar sobre sus alrededores.

Me preguntaba el porqué de sus cicatrices, si no me equivoco, hace unos años atrás no las tenía, o al menos no más de dos.

—¿Que haces, bonita? —Preguntó. Podía notar que el cansancio aún seguía en su voz, pues su voz sonaba ronca.

—Dibujo estrellas sobre tus cicatrices... —Susurré.

El no respondió nada, permaneció en silencio y yo seguí dibujando estrellas sobre sus cicatrices. El me curó y me cuidó a mi, ahora yo quería curarlo y cuidarlo a el.

—¿Te acuerdas, Tom? —Pregunté, aún simulando dibujar estrellas sobre sus cicatrices y piel.

El aun acariciaba dulcemente mi cabello, enrredando sus dedos en este.

—¿De que? —Susurró.

Alcé un poco mi rostro y le sonreí, viendo cómo aquella linda sonrisa había permanecido sobre sus finos labios y el como inmediatamente dirigió su mirada hacia la mía.

—Un día me pediste que te amara, aún por encima de tus defectos... —Susurré, viendo cómo el asentía suavemente con su cabeza. Acerqué mi rostro hacia el, haciendo qué su mano abandonara mi cabello y que la mía fuera hacia su mejilla para empezar a acariciarla dulcemente. —¿Y sabes qué, chico misterioso?

El negó levemente con su cabeza, aún con la sonrisa ladina en su rostro. Un brillo comenzaba a aparecer en el color café de sus ojos

Me quedé unos pequeños segundos en silencio mientras que miraba detalladamente su rostro. Podía empezar a escuchar como su respiración se aceleraba con el tiempo, al igual que la mía.

²⌉ 𝐀𝐟𝐭𝐞𝐫 𝟗𝟗 𝐃𝐚𝐲𝐬 ; 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳. ©Where stories live. Discover now