I. Serendipia II

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La mañana siguiente, posterior a la llegada de Black, todos y cada uno de los estudiantes, exceptuando a algunos Slytherin, se encontraban llenos de miedo e incertidumbre, se suponía que el castillo era el lugar más seguro en el planeta para todos los jóvenes brujos y ahora dudaban de ello, aún con el cuidado de los dementores asechando todo el castillo, el prófugo Black había podido entrar al castillo sin problema alguno y quizá con ayuda de alguien, o es lo que pensaban algunos, puesto que ¿no era mucha coincidencia que, posterior a la llegada de cierta persona, el caso se desatara?

Esto era, a ciencia cierta, una posibilidad tan grande y certera para Ron y Harry, quienes culpaban a Larisa Grindelwald-Black, mientras que Severus Snape tendría a alguien más en la mira, un fantasma de su pasado que lleno de ira y rencor su ya marchitado corazón y que ahora parecía renacer de las cenizas.

Pero, siendo jóvenes y ajenos a las realidades crueles que los rodeaban, el pánico que sentían fue aplazado por la llegada de las festividades de Hallowen y el primer viaje a Hogsmeade. En su mayoría, los alumnos del tercer año se encontraban entusiasmados por conocer el único pueblo totalmente mágico en la Gran Bretaña. Muchos alumnos de años superiores les habían relatado todos los lugares que podrían visitar en el pueblo, maravillando los oídos de los más jóvenes loas cuales estaban maravillados con probar las cervezas de mantequilla, los dulces de Honeydukes, las bromas de Zonko's y la terrorífica y lúgubre casa de los gritos, la casa más embrujada de todo el país.

Claramente, para personas como Hermione Granger, Hogmeade era más que tiendas de bromas y dulces, era un pueblo sin muggles, lleno de magia e historia, con muchas cosas más interesante e importantes que ver, como la oficina de correos y la tienda de plumas. Ella no entendí porque sus amigos se desviaban a temas tan banales cuando tenían frente a ellos tanta historia mágica en un solo sitio. 

-¡Es tan injusto que no pueda ir a Hogsmeade con ustedes!- se quejó Astoria caminando entre Delia y Larisa hacía el gran comedor.

-¡Lo es!- respondió Delia del mismo modo.

A pesar de la pequeña diferencia de edad que había entre ellas y la pequeña Greengrass, la amistad que habían formado era bastante fuerte y especial, quizá más que la que habían formado con sus amigos de su mismo año. Astoria era muy similar a Delia, compartían la misma energía jovial y brillante. Larisa le había tomado un cariño bastante especial, no había nada que la pequeña Greengrass no pidiera y esta no le diera, no se podía negar a esos ojos verdes que brillaban cada vez que la veían.

La pelinegra solía siempre ayudar a la menor con sus tareas, y aunque al principio se negó a recibir su ayuda, termino aceptando solo porque disfrutaba su compañía. Ambas pasaban mucho tiempo juntas en la biblioteca, donde las charlas sobre sus vidas, para conocerse más, no cedían aún cuando Larisa se centraba completamente en sus deberes.

-Son menores- respondió Larisa ganando se una mala mirada por parte de las castañas- Es peligroso y más con un asesino suelto por ahí.

-Miren a la pequeña Grindelwald- Delia pasó uno de sus brazos por encima de sus hombros dejando a Astoria apretada entre ambas- Se preocupa tanto por nuestra pequeña Greengrass- Larisa rodó los ojos quitando el brazo de Delia de sus hombros- Mira el lado bueno, Tori- sonrió hacía la meno pasando su brazo por sus hombros, aprovechando la diferencia de alturas que había entre ambas.

-¿Hay algo bueno de esto?- se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

-Lo hay, lo juro- su sonrisa se ensancho, la menor la miró expectante - Tienes dos amigas extraordinarias que te traerán todo lo que quieras- susurro cerca de su oído con complicidad.

-¿¡En serio!?- exclamó emocionada.

-Es una promesa, pequeña Greengrass ¿no es así, Lari?

-Claro- asintió con el rostro serio viendo con ojos brillantes a la menor quién la miraba de la misma manera.

Oodal (Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora