Capítulo 11 Epílogo

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Owen despertó. La luz a su alrededor era suave y verdosa. Por un momento no supo en dónde estaba y se preguntó por qué su cama era tan dura.

Se sentó. Recordaba haberse quedado dormido sentado, pero en algún momento había caído de lado, desplomándose sobre el costado de Blue. Su dura almohada en realidad era la ancha y musculosa cadera de Blue...

«Blue no —se recordó él—; sino Lado Raya

Ella tenía un nombre propio, y era Lado Raya. A él le tomará un tiempo acostumbrarse a llamarla de otra forma. Nunca se había cuestionado su derecho a nombrar a lo que había considerado como sus raptoras; él era un hombre, después de todo, y el Hombre tenía la tarea de nombrar a los animales con los que se encontrara. Pero los velociraptores no eran animales (al menos no en el sentido coloquial): eran seres inteligentes, tan o incluso más que el humano promedio; se ponían nombres ellos mismo, y ésa se llamó por sus marcas. Ella era Lado Raya...

O "Raya-en-el-lado", o "Flanco-rayado" o "Raya-en-el-flanco". La traducción no era muy precisa, como le había explicado María. Y el verdadero nombre de Delta en realidad era "Quien-mira-a-las-aves-volar", el cual Lowery había optado en abreviar como "Mira Aves"...

«¡Lado Raya!»

La raptora estaba acostada de lado, profundamente dormida, con su larga cabeza acurrucada sobre la hojarasca; su flanco grisáceo subía y bajaba conforme respiraba. Mientras la veía, tentativamente extendió una mano para tocar su espalda, todavía asombrado, encantado y enorgullecido por ella. Su piel era cálida y dura, con sus escamas raspando las yemas de los dedos.

Parecía perfectamente tranquila, como un pinzón dormido, al estilo Dalí.

Owen bostezó, exhausto.

La noche anterior había sido muy larga y Camina-sobre-el-agua mantuvo un ritmo rápido. Unas horas después de que se encontraran con La Patasola y de que empezaran a seguirla, se detuvieron para que las raptoras les regurgitaran un poco de carne licuada a las crías. Al principio hubo cierta confusión acerca de que estas fueran blancas, pero nadie protestó. O los velociraptores estuvieron de acuerdo con que se quedaran con las crías de la Indominus, o Blue (o Lado Raya) no les contó toda la historia.

Finalmente, al medio día, Camina-sobre-el-agua ordenó que se detuvieran. Los raptores debían dormir una horas, mientras que los humanos se mantenían vigilantes. Mientras los humanos dormían de noche, como explicó María, era el turno de los raptores para vigilar.

Simbiosis.

En ése momento había tanta paz que Owen fácilmente podría volver a quedarse dormido. Los árboles altos tenían amplias copas, proporcionando una fresca sombra a su alrededor. Mientras los ráptores estaban acostados, como en un diorama de un campo de batalla, y con las crías acurrucadas entre Lado Raya y Mira Aves, María, Jorge y otras tres personas estaban sentados y hablando alrededor de una cafetera colocada sobre un triplete; por otro lado, Lowery y Barry estaban practicando temprano sus primeras "señas raptor", como se les decía a tal lenguaje.

Y Owen se dio cuenta de que ése era el nuevo ritmo de su nueva vida. Árboles, pájaros y dinosaurios.

—Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio —Lowery había canturreado, citando a Hamlet y balanceándose sobre sus pies ante la maravilla de todo—, de las que Henry soñaba con su filosofía.

Y junto a él, Owen se había maravillado de la compañía que tenían. Podía ver con sólo observar qué raptor estaba asociado con qué humano, tal como él mismo estaba asociado con Lado Raya.

71 millones de años, era un tiempo inimaginablemente largo; los humanos y los raptores deberían ser inescrutablemente ajenos entre sí y, sin embargo, él podía ver los lazos de afecto que tenían.

Un raptor brillanteWhere stories live. Discover now