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Al día siguiente, Lucía se despertó con una sonrisa que no podía ocultar. Recordó cada momento del día anterior, desde el partido hasta la despedida en la puerta de su casa. La imagen de Alexia besándola suavemente aún flotaba en su mente, llenándola de un cálido resplandor.

Se levantó con cuidado para no despertar a la pequeña que dormía plácidamente en su cuna. Mientras preparaba el desayuno, su teléfono sonó con un mensaje de Alexia.

"¡Buenos días, Lucía! ¿Qué tal? ¿Listas para el partido?"

La emoción volvió a invadir a Lucía. Respondió rápidamente, expresando su entusiasmo por pasar más tiempo con Alexia.

Subió a preparar a su hija Alessia, que abrió sus ojitos curiosos, le sonrió y la levantó suavemente, cubriendo su carita de pequeños besos que provocaron risitas en la pequeña.

Después de un cambio de pañal y un rápido vestir, Lucía se aseguró de que Alessia estuviera cómoda y lista para la jornada. Noa, que ya estaba lista, esperaba en la puerta.

—Vamos, chicas, ¡hoy es un día especial! —anunció Lucía, sintiendo la emoción vibrar en su voz.

Caminaron hacia el estadio con Alessia en el carrito, la atmósfera estaba cargada de anticipación mientras se dirigían hacia las gradas destinadas a familia y amigos.

El pitido inicial marcó el comienzo del partido, y los ojos de Lucía se iluminaron al ver a Alexia en acción. La destreza y pasión que tenía en el campo la dejaron admirada.

El estadio resonaba con los gritos de los aficionados, y Noa no dejaba de animar. Alessia, por su parte, dormía en su carrito, ajena al partido.

Cuando el partido llegó a su fin, Lucía y Noa se dirigieron hacia el vestuario. La tensión en el aire era palpable, pero también la emoción de la victoria. Al abrir la puerta, se encontraron con un grupo de jugadoras felices y agotadas.

—¡Alexia! ¡Buen partido! —exclamó Noa, contagiando su entusiasmo.

Alexia, con una sonrisa radiante, se acercó a ellas.

—Gracias, Noa. Me alegra que estés aquí.

Lucía asintió, orgullosa de la actuación de Alexia y del equipo.

—Has estado genial, reina.

Alexia le dedicó una mirada llena de complicidad. Mientras las jugadoras compartían abrazos y risas, Alexia cogió a la pequeña, que ya se había despertado.

—Sois muy bonitas - Lucía se acercó a Alexia con una sonrisa, la capitana se envalentonó y le dio un beso a la joven madre.

—Gracias por venir, de verdad.

Lucía sonrió, sintiendo el amor y la gratitud en cada palabra y gesto. En ese momento, mientras compartían la felicidad del momento, Lucía supo que estos días especiales seguirían siendo tesoros en su memoria, llenos de amor, risas y la magia del fútbol.

Con Alessia en brazos, Lucía observó con cariño cómo Alexia se acercaba a sus compañeras, ansiosa por presentar a la pequeña.

—Chicas, quiero que conozcáis a alguien muy especial. Esta es Alessia, la hija de Lucía — anunció Alexia con orgullo, sosteniendo a Alessia para que todos pudieran verla.

Las jugadoras se acercaron con sonrisas y expresiones de ternura, admirando a la pequeña que llevaba consigo la magia de la inocencia.

—¡Hola, Alessia! —exclamó Patri, extendiendo sus brazos para acariciar suavemente la cabecita de la bebé.

Un dia de partit ~ Alexia PutellasWhere stories live. Discover now