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Hola! Para cuando publique esto ya podréis leer el primer capitulo de mi nueva historia, espero que os guste!

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Al despertar, Lucía sintió la calidez de los primeros rayos de sol filtrándose por las cortinas. Alessia aún dormía plácidamente, y Alexia, que ya estaba despierta, le dedicó una sonrisa al verla despertar.

—Buenos días, guapa —saludó Alexia con suavidad.

Lucía le devolvió la sonrisa, agradeciendo por un momento tan tranquilo y lleno de afecto.

—Buenos días. ¿Cómo has dormido?

—Mejor imposible. Tu hija es un angelito dormilón.

Ambas rieron, disfrutando de la atmósfera relajada de la mañana. Decidieron preparar el desayuno juntas, compartiendo la tarea de hacer café y preparar algo ligero para comer.

Mientras desayunaban, la conversación fluyó naturalmente. Alexia compartió anécdotas de su infancia, y Lucía habló sobre las pequeñas alegrías y desafíos de ser madre soltera.

—Me encanta escucharte hablar de Alessia. Se nota cuánto la quieres.

—Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Aunque no siempre es fácil.

Alexia asintió, admirando la dedicación de Lucía como madre.

—Me gustaría conocerte más, Lucía. No solo como la increíble madre que eres, sino como la mujer que hay detrás de todo eso.

Lucía sonrió, sintiendo una conexión más profunda con Alexia.

—Me encantaría compartir más contigo. No siempre es fácil abrirse, pero contigo todo fluye de manera natural.

Después de desayunar, decidieron dar un paseo por el vecindario. Alessia disfrutaba del paseo en su carrito, observando a las dos mayores, que le sonreían.

Caminaron juntas, compartiendo risas y confidencias. Lucía aprendió más sobre la vida de Alexia, sus sueños, sus pasiones fuera del fútbol. La conexión entre ellas crecía, alimentada por la autenticidad y la complicidad.

Al llegar a un parque cercano, decidieron sentarse en el césped con Alessia en una manta extendida en el suelo. El día transcurría tranquilo, lleno de risas y momentos especiales.

—Lucía, hay algo que quiero decirte —comenzó Alexia con cierta seriedad.

Lucía la miró con atención, anticipando sus palabras.

—Ayer fue un día increíble, y no puedo dejar de pensar en lo afortunada que me siento de tenerte en mi vida. Quiero que sepas que no solo te veo como la madre increíble que eres, sino como alguien muy especial para mí.

La mirada de Alexia revelaba sinceridad y afecto. Lucía, emocionada, sintió que su corazón latía con fuerza.

—Yo también siento algo muy especial contigo, Alexia. No sé cómo explicarlo, pero desde que nos conocimos, todo ha sido diferente.

Sin dudarlo, Alexia cogió su mano, creando un vínculo tangible entre ellas.

—Lucía, ¿quieres ser mi novia? No tengo prisa, pero me encantaría explorar lo que hay entre nosotras.

La respuesta de Lucía fue una sonrisa llena de complicidad.

—Me encantaría, Alexia. No sé qué nos depara el futuro, pero estoy dispuesta a descubrirlo contigo.

El brillo del sol parecía intensificarse en ese momento, como si la naturaleza misma celebrara la conexión que estaba floreciendo entre ellas. Alessia, ajena a la conversación adulta, las miraba felizmente en la manta, pero su risa contagiosa parecía ser la banda sonora perfecta para ese instante mágico.

Alexia acercó su cara a la de Lucía y selló el acuerdo con un suave beso. Fue un beso lleno de amor y emoción. Lucía se sintió como si estuviera flotando en una nube de felicidad, con la certeza de que algo especial se estaba creando.

Pasaron el resto del día disfrutando de su nueva realidad. El parque se llenó de risas, juegos y miradas cómplices. Alessia, quizás sin entender del todo el cambio, respondía al ambiente positivo con su inocencia radiante.

Al atardecer, cuando el cielo se teñía de tonos cálidos, decidieron regresar a casa de Alexia.

Después de un día lleno de emociones, Lucía y Alexia se encontraban en el salón, disfrutando de la tranquilidad de la noche. Alessia, acurrucada en su cuna, empezaba a dar señales de hambre.

—¿Te importaría si le doy el biberón a Alessia? —preguntó Alexia, mirando a Lucía con ternura.

—¡Claro que no! Ven que te ayudo—respondió Lucía, agradecida.

Ambas se dirigieron a la cocina para preparar el biberón. Lucía explicó la rutina de Alessia a Alexia, quien escuchaba atentamente, decidida a hacerlo todo correctamente.

De vuelta, Alexia se acomodó en el sofá con Alessia en brazos. Lucía, sonriente, aprovechó la ocasión para sacar su teléfono y capturar ese dulce momento. La luz tenue de la lámpara iluminaba la escena mientras Alexia sostenía con cuidado el biberón y Alessia lo tomaba con ansias.

—¡Listo! —exclamó Alexia con orgullo cuando Alessia terminó su biberón.

Lucía, emocionada, se acercó y le dio un suave beso en la mejilla.

—Eres natural en esto. Alessia te adora.

—Y yo la adoro a ella —respondió Alexia con una sonrisa.

Lucía, sin poder contener su alegría, sacó el teléfono y les hizo una foto, inmortalizando ese momento de complicidad entre ambas.

—Espero que podamos tener muchos más momentos así juntas —dijo Alexia, mirando la foto  en el teléfono de Lucía.

—Yo también lo espero. Hoy ha sido un día increíble.

Así, con la foto como recuerdo tangible de un día lleno de cambios y nuevas experiencias, Lucía y Alexia compartieron una mirada llena de promesas para el futuro.

Decidieron hacer algo rápido para cenar una vez que Alessia estaba en su cuna. Cocinaron juntas en la cocina, compartiendo risas y anécdotas mientras preparaban algo sencillo.

Ya habiendo cenado, subieron a la habitación llevando a Alessia entre risas y susurros suaves para no despertarla. La pequeña estaba tranquila en brazos de Alexia, sus ojitos curiosos observando a las dos mujeres que la cuidaban con tanto amor.

Se acomodaron en la cama, Lucía le sostenía el chupete y acariciaba suavemente su cabecita.

Alexia, con un gesto tierno, empezó a cantarle una nana suave. La habitación se llenó con la melodía, y poco a poco, los ojitos de Alessia empezaron a cerrarse lentamente.

Lucía observaba con admiración, sintiendo una gratitud profunda por tener a Alexia en su vida y compartir esos momentos tan íntimos con su hija. Cuando Alessia finalmente quedó profundamente dormida, con sumo cuidado, la colocaron en la cuna, asegurándose de que estuviera cómoda y arropada.

Se tumbaron juntas en la cama, compartiendo un silencio reconfortante. El cansancio de un día lleno de emociones empezaba a hacerse sentir, pero también la felicidad de haber construido algo tan bonito juntas.

Con un suspiro de satisfacción, Lucía se acercó a Alexia y le dio un suave beso en la frente.

—Gracias por todo hoy. Ha sido perfecto.

—No, gracias a ti por permitirme ser parte de este día. Estoy feliz de estar aquí contigo y con Alessia.

Lucía sonrió y le acarició la mejilla —Bueno, vamos a dormir, que mañana la reina tiene partido.

Alexia rió bajito —Vendréis, ¿verdad?

—Claro que sí, no me voy a perder el partido en el que os den la liga.

Se acomodaron juntas, abrazándose con suavidad. La luz tenue de la habitación les acariciaba mientras se dejaban llevar por el cansancio, sintiendo la serenidad que solo el amor y la conexión genuina pueden brindar. Y así, con la promesa de muchos días más por delante, se dejaron llevar por el sueño reparador que los esperaba.

Un dia de partit ~ Alexia PutellasHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin