prólogo

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07:45 am.

El cálido viento de la primavera lo había recibido con los brazos abiertos, sientiendo la brisa moviendo gentilmente algunos mechones de su suave cabello. Las flores del Sakura caían del árbol y lo hacían ver tan perfecto a la cera, siendo rodeado por plantas y el moderno aeropuerto en el cual se encontraba.

Camino con dos maletas en sus manos, mirando su asombro por cada paso que daba en el suelo de madera. Habían personas las cuales iban y volvían con maletas, algunas trabajaban y las demás esperaban su vuelo sentados en un cómodo sillón.

De su bolsillo saco un papel y lo leyó nuevamente con gentileza.

Director Nezu.

Debía de encontrarse con esa persona justo a hora, estaba puntual por así decirlo, nisiquiera conocía el rostro del hombre pero prefirió esperar descansando sus glúteos en unos de los sillones al lado del enorme ventanal que mostraban a los aviones que salían a otro país.

Sabia que el director lo conocía a él físicamente, pero él no lo conocía en lo absoluto. Lo único que recibirá será un saludo y sabrá que es la persona que lo había mandado de regreso a Japón. Su lugar natal.

Su estómago rugió sonoramente, no había comido nada desde que subió al avión solo por darle miedos las alturas y el nerviosismo no le permitía comer normal. Ahora estaba hambriento, tenía dinero suficiente para comprar un desayuno y busco con la mirada alguna tienda en el aeropuerto.

Y cuando estaba apunto de levantarse, algo apareció frente suyo. Pestañeo varias veces intentando descifrar que era, ladeó su cabeza y levanto una ceja.

"¿Un... peluche?"
Preguntó mirando al rataoso adelante suyo, solo estaba de pie y lo miraba en silencio con una tierna sonrisa.

Le parecia adorable, seguramente un niño se lo había olvidado y él no se había dado cuenta que estaba allí. Tenía que admitir que estaba cansado, quería una cómoda cama para descansar.

—Midoriya Izuku. Es un placer al fin conocerte.

—... ¿perdón? —cuestiono intentando recordar quien era, lo tomo por sorpresa que ese ser hablase —¿Lo conozco... ?

—Soy el director Nezu, joven —rió levemente.

—¡A-ah! —se levanto rápidamente y dio varias reverencias —¡D-disculpe, director! No tenía idea que era un... animal...

Intento no sonar desubicado, pero lo sorprendió su aparición. ¡Parecía un esponjoso peluche!

—Descuida, le pasa a todos —negó con su cabeza de forma sutil —¿Hace mucho estás esperándome?

—Oh. No, no, recién llego. Hehe... —rascó su nuca levemente nervioso.

—¡Oh! Estupendo entonces, mis guardias te ayudarán con tus maletas. ¿Tienes hambre?

—No, descuide.

Inmediatamente su estómago rugió, haciendo que un sonrojo apenado inundará sus pómulos. El roedor solo carcajeo levemente.

—Ven, desayunemos ambos —le ofreció mientras empezaba a caminar y el pecoso simplemente siguió su paso, dejando las maletas en el lugar —Yo también muero de hambre.

Luego del delicioso desayuno que Nezu le regaló al menor, ambos quedaron satisfechos y con sus estómagos llenos y una sonrisa aliviada.

—Bien, ahora me gustaría hablar contigo de lo que pasará ahora en más.

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